Nenette, la esposa de Atahualpa Yupanqui, fue una gran pianista que en su época debió adoptar un nombre masculino para poder registrar sus composiciones. Lo cierto, es que su vida cambió para siempre cuando una noche fue a un show de folklore y conoció al artista.
“Fue después de una presentación en Tucumán donde un encuentro cambiaría su vida: fue a escuchar folklore y así conoció a Atahualpa Yupanqui”, expresó la periodista Silvia Fesquet sobre el gran amor del folklorista, durante una nota para Clarín.
Por otro lado, Fesquet contó que Nenette nació en la isla Saint Pierre-et-Miquelon, ubicada frente a Canadá, en el año 1908, bajo el nombre de Antoniette Paule Pepin Fitzpatrick. La pianista fue educada en Francia, y llegó a Buenos Aires invitada por su hermana mayor, quien había viajado con una compañía de ballet. Fue entonces que la artista se perfeccionó en el Conservatorio Nacional.
El día que conoció a Atahualpa Yupanki ella estaba soltera y él separado y con tres hijos. Fue en el año 1942 y durante cuatro años la relación se basaba en cartas que se enviaban y recibían. La convivencia llegó en 1946 y se casaron recién en 1979, cuando él enviudó de su primera mujer ya que existía el divorcio en esa época. Tiempo después tuvieron a su único hijo, Kolla (Roberto Chavero).
Nenette musicalizó muchas de las canciones más populares de Yupanqui, como Luna tucumana, Agua escondida, El alazán y muchas otras. Además, según contó su hijo, un día le dijo: “Kollita, yo dejé mi carrera de pianista porque me di cuenta de que tu padre era un artista único en el mundo y pianistas como yo, si bien era buena, había muchas”.
En 2023, el pianista Horacio Lavandera dio a conocer varias obras inéditas de Nenette, aunque primero debió averiguar quién era ese tal Pablo del Cerro que firmaba las partituras (su pseudónimo). Finalmente, la artista murió en Buenos Aires, el 14 de noviembre de 1990, un año y medio antes que Atahualpa.
Las cartas de Yupanqui a Nenette
En los primeros años de amor entre Yupanqui y Nenett, la relación se limitaba a cartas que iban y venían. Por lo general, Atahualpa prefirió un "querida Nenette" como encabezado, y al pie, una firma “Ata”, que luego se convirtió en un paternal “Tata”, muy criollo. Esas cartas, que se mandaron durante casi 50 años, fueron compiladas por el periodista Víctor Pintos y editadas por Sudamericana en el libro titulado “Cartas a Nenette”.
Por ejemplo, en 1945, desde Tucumán, un joven Atahualpa le escribió a Nenette: "(...) Mi viaje, precipitado, y luego la paz de los cerros me llenan de fuerzas nuevas y me voy a vagar libremente por esas sendas que tienen para mi espíritu un lenguaje claro y hondo. En estos días estoy en la ciudad, con un pie enfermo a causa de una espina maligna. No puedo salir ni calzarme. Me lo paso leyendo y pensando".
"Leo tu carta y quiero decirte que no pienso tristemente en el porvenir. Ya volveré pronto para grabar mis músicas. Y te veré, levantada y amorosa, trabajadora y buena, como sé que eres. Y besaré tus ojos, compañera de tantas horas lindas y tristes. Mi cariño, Ata", completó el guitarrista en una de sus misivas. La pianista murió en Buenos Aires, el 14 de noviembre de 1990, un año y medio antes que el amor de su vida, quien abatido por la pena pasó a la inmortalidad el 23 de mayo de 1992.