"La venganza es un gato amarillo", el libro de Camila Sadi, se inicia con una cita del filósofo austríaco Karl Krause, a quien la autora admira por "la forma estética de manejar el lenguaje", una idea que sobrevuela el acto creativo en el que se zambulle la joven escritora.
En diálogo con Télam, Sadi explica su vínculo con la escritura, en la que busca el juego con los sentidos y las palabras.
- Télam: La obra empieza con una cita del filósofo Karl Krause, donde habla de la subordinación del lenguaje a la desdicha, de la espantosa sinfonía de los actos que producen noticias, entre otras cosas. Hay una analogía con el tono de la obra pero también de los tiempos actuales. ¿Qué te llevó a sumarlo a la obra?
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- Camila Sadi: Principalmente es el placer que me despierta leer el inicio de En esta gran época de Karl Kraus. Desde que, por primera vez, en una clase de filosofía contemporánea leí a Walter Benjamin citarlo en sus obras completas, quedé completamente enamorada de la forma de ordenar las palabras de Kraus. No sólo el mensaje era poderoso, sino que gran parte de su poder radicaba en la forma estética de manejar el lenguaje, no se trata de una idea que busca expresarse de manera solemne, excesivamente compleja, casi sectaria, sino de un manifiesto que interpela, y no sólo a los expertos. En la lectura de Kraus entendí que idea y forma son lo mismo. La manera en que contamos algo conforma eso mismo que contamos.
Después de muchas veces de releerla, no sólo seguía produciendo en mí el mismo entusiasmo, sino que cada vez me persuadía más de ponerme del otro lado de las cosas. No del lado de la enunciación, de la acción, de la disipación y la risa ante el carácter trágico de la existencia, sino del lado de la escucha, de la quietud, el aburrimiento y del silencio. Una pasividad que repele a la euforia. Una pasividad necesaria, ante la necesidad constante de correr, de hacer, de decidir, todo ahora, ya.
A su vez, me fascina cómo Kraus da un paso al frente, pero no se calla la boca. Sin la fuente de nuestra desdicha, sin las palabras que apenas existen (son ficciones, teatro, belleza) nada de esto sería posible. Ni la entrevista, ni el libro, ni la cita. Podemos vengarnos de ellas, pero nunca ignorarlas.
- T: ¿A qué responde la mención del cacique Inacayal y su historia en el libro? Entiendo que un escritor/a busca en el juego de la creatividad, la apertura del significado o de posibles nuevas lecturas.
- C.S: La mención en la obra de Inacayal responde a un juego, sobre todo con el sonido de las palabras. Es un contrapunto con la vida de la protagonista, que sin llegar a disfrazarse de lo que no es, adora las máscaras.
Considero que estamos demasiado acostumbrados a que, cuando abordamos la lectura, recibir una papilla masticada en la que todo está claro, en la que el lenguaje queda reducido a su función representativa. Creo que hay que intentar entender menos, dejar de unir palabra con cosa, y permitirnos la ignorancia. Disfrutar sin tener tan claro todo.
Cuando escribo, abro un diálogo. Entonces no digo todo. Tiene que haber otro dispuesto a completar mi escritura. El juego de la creatividad es colectivo y, en ese sentido, el libro y los personajes que ahí aparecen, incluso el hecho de si se busca clasificarlo como un libro de cuentos o como una novela, o de si merece la pena clasificarlo en absoluto, todo esto queda a merced de quien lee, y en ese sentido se vuelve independiente de mis intenciones.
Con información de Télam