"El diario de los chicos" fue una experiencia pedagógica y comunicacional que ideó el Ministerio de Educación de la Nación en 1973 para informar y conocer las inquietudes de los chicos y chicas de sexto y séptimo grado de las escuelas primarias de todo el país, una experiencia que fue recuperada en un libro que publicó la editorial de la Universidad Nacional de Quilmes y que será presentado mañana en la Feria del Libro.
"Se publican muchos diarios para que los grandes estén informados: traen noticias de lo que pasa en el país y en el resto del mundo. Y los chicos los ven, oyen pedacitos de las conversaciones (...) Preguntan mucho y les cuesta entender, porque las cosas que pasan en el mundo son muchas. A veces son complicadas. Y como todos piensan que son cosas de grandes, nadie se ocupa de decírselas a los chicos", planteaba El diario de los chicos, en su primer número.
El objetivo fue que "cada chico sepa lo que quiere, tenga una opinión propia. Y para tener opiniones hay que estar informados", con eso como consigna el Departamento de Comunicaciones Sociales del Ministerio de Cultura y Educación lanzó en octubre de 1973 un periódico destinado a los estudiantes de 6º y 7º grado de todas las escuelas primarias del país, con la dirección de Marta Dujovne.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El diario de los chicos, de 12 páginas y tamaño tabloide, alcanzó a publicar cinco números, la última de las cuales salió en agosto de 1974.
Daniel Badenes y Lucía Abbattista, periodistas y docentes de la Universidad Nacional de Quilmes, investigaron esta iniciativa y decidieron darla a conocer en "El Diario de los Chicos, una experiencia revolucionaria de comunicación en 1973" publicado por esa casa de estudios. Los autores presentarán el libro mañana a las 19 en la Sala Adolfo Bioy Casares del pabellón Blanco de la Feria del Libro.
Abbattista investigó las políticas del Ministerio en particular durante la gestión de Jorge Taiana padre y el Departamento de Comunicaciones Sociales que condujo Andrés Zavala, "con un equipo valioso y diverso de trabajadores que venían de agrupaciones como el Bloque de Prensa Peronista, como Nicolás Casullo, o el Grupo Octubre, como Santiago Carlos Oves", explica a Télam Daniel Badenes, quien "venía investigando experiencias de comunicación popular que se dieron en América Latina a fines de los 60, principios de los 70, observando un momento donde esa comunicación transformadora no se pensó antagónica al Estado sino desde el Estado y en la disputa del Estado".
"Así fue en el Chile de la Unidad Popular, el Perú de Velasco Alvarado y la Argentina del Departamento de Comunicaciones Sociales conducido por Zavala y Casullo. Hace 15 años sólo conocíamos algunos indicios de los proyectos que habían desarrollado, que incluyen no sólo El diario de los chicos, sino una discográfica, un canal de televisión y la exploración de nuevas formas de pensar la relación entre comunicación y medios. Hoy conocemos más, pero es un rompecabezas que todavía no está completo".
"Lucía me compartió esas búsquedas y en esas conversaciones en 'El diario de los chicos' vimos un libro, una historia que necesitaba ser contada. Porque como sugerimos en el subtítulo del libro, en esa apuesta, que rompía con el adultocentrismo y decía ´los chicos tienen que tener opinión y para eso tienen que estar informados", vemos una idea que nos parece revolucionaria aún hoy", afirma convencido.
En julio de 1973, en momentos en que el presidente Héctor Cámpora fue forzado a presentar su renuncia, Marta Dujovne proponía el proyecto de este periódico, con temor a que esa situación política impidiera su publicación.
"Dujovne formó un equipo con Lorenzo 'Lolo' Amengual, que fue diagramador e ilustrador, y con distintos colaboradores. Sumaron a un docente, Pablo Medina, por entonces militante de Ctera y hoy un referente del mundo de la literatura infantil, con la idea de que los orientara en temas pedagógicos", recuerda Badenes.
"Amengual sumó al dibujante Jorge Limura, que también dibujó para el diario y tuvieron colaboradores y especialistas temáticos como el historiador Enrique Tandeter, químico Mario Repetto, el físico Julio Aranovic y el biólogo Raúl Gagliardi", todos "tenían entre veintipico o 30 años, conjugaban la creatividad cultural de los 60 con ese luminoso momento democrático, de primavera política, que se abrió en el 73", destaca.
Según el investigador, "el clima de participación era inmenso, en todos los proyectos hay un llamado a la participación que quizá no llegó a expresarse con toda su potencia porque 'El diario de los chicos' duró poco".
El proyecto "imaginaba y organizaba mesas de debate entre pibes, alguna nota hay, opinan sobre el Mundial 74, había secciones que invitaban a los chicos a dibujar, tomar el protagonismo", hasta "llegaron a publicarse escritos de algunos" de ellos, señala.
"Pese a la interrupción abrupta de la experiencia" y "a las amenazas de la Triple A", Dujovne "pudo conservar las cartas que enviaron chicas y chicos de todo el país, donde sugerían tema y hacían propuestas -dice-: esos números del diario y esas cartas son un viaje en el tiempo".
"En uno de los diarios se les envió un cuestionario para relevar la recepción del diario, le preguntaban un montón de cosas a los chicos. Ahí te encontrás, además, la diversidad del país en toda su extensión. Pibes que cuentan que laburan en la cosecha o en la viña. Provincias donde contestan que no ven televisión, sencillamente, porque en esas provincias no había llegado todavía la televisión", recuerda.
Cuenta que "en uno de los números el Diario presenta una entrevista que 'chicos periodistas´ le hicieron a Taiana. Eran pibes de una escuela que fueron al ministerio para entrevistarlo para un periódico escolar y les terminaron pidiendo reproducirla en el diario. Los chicos le preguntan por la práctica obligatoria de deportes en la escuela, por la deserción escolar y también por temas de actualidad como la muerte de (el expresidente de Chile Salvador) Allende o la situación de las comunidades indígenas".
"Nosotros intentamos, con las cartas en mano, encontrar hoy a algunos de esos chicos que habían sido parte del diario. Quizás algunos aparezcan ahora, con el libro circulando. Alguno logramos encontrar. Fue muy fuerte -repasa-: a uno lo pudimos ubicar por su militancia en un centro de ex combatientes de Malvinas. Nos chocó mucho asociar ese dato, pensar que esos chicos, esa generación que vivió esa convocatoria al protagonismo fuera después la de los chicos de la guerra. Una generación que, creo yo, no tuvo mucho lugar en las memorias que se construyeron sobre los 70 y la dictadura".
Con información de Télam