(Por Leila Torres) La multipremiada poeta uruguaya Ida Vitale, una de las voces poéticas más importantes de Hispanoamérica y dueña de una longeva lucidez que en noviembre próximo la encontrará cumpliendo 100 años, desplegó sus reflexiones, su poesía y su humor en la Feria Internacional del Libro, donde entre otras reflexiones formuladas con frescura y picardía aseguró: "A cierta edad uno tiende a leer cosas que no son para ese momento. Casi toda la literatura está escrita para un momento y no para otro".
"Ahí está", lanza una lectora cuando ve que Vitale se acerca a la puerta de la sala Tulio Halperín Donghi con un saco marrón colgado sobre su cuello, erguida y risueña. Llega para participar del acto inaugural del Día de Uruguay y dialogar en ese marco con la periodista Silvina Friera. Al término de la conversación, la ganadora del Premio Cervantes 2018 firmará el libro histórico que registra las visitas desde hace 47 años. Lo hará sin que le tiemble el pulso y con una sonrisa
En el inicio de la charla, titulada "Las 100 vueltas de Ida", Friera toma una definición de Gabriela Franco, organizadora del Festival Internacional de Poesía que tiene lugar en la Feria, sobre la obra poética de Vitale. "En toda su poesía, se respira ese deseo vital y la búsqueda incesante del asombro", cita, para luego preguntar: "¿De dónde te viene el asombro?". La autora elige responder con humor: "Es algo que de niño castiga y después uno de grande aprovecha".
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Nacida el 2 de noviembre de 1923, Vitale es autora de títulos como "La luz de esta memoria" (1949), "Palabra dada" (1953), "Cada uno en su noche" (1960), "Oidor andante" (1972), "Jardín de sílice" (1980), "Parvo reino" (1984), "Sueños de la constancia" (1988) y "Procura de lo imposible" (1998). En sus poemas son frecuentes las metáforas que recurren a la naturaleza. Su pasión por las plantas se remonta a una familiar botánica. "Tenía una abuela que había tenido muchísimos hijos y uno era una hija menor que era botánica. Me significó respeto para siempre para todo lo que es natural: plantas, animales... -contó durante la charla-. Bueno, animales que no sean demasiado invasivos. Nunca he tenido trato con rinocerontes, por ejemplo", ironizó.
Además de poeta, la autora es crítica literaria y prestigiosa traductora. En 2017 se publicó su "Poesía reunida" (1949-2015) en un solo volumen. "¿Hay drama en tu poesía", preguntó Friera. "El drama tiene su lugar en el escenario. Y yo soy muy respetuosa", respondió con firmeza la escritora.
Durante la conversación, el micrófono resultó un problema pero eso no privó al público de reír frente a las ocurrencias de la poeta uruguaya. "Lo que pasa es que transforma todo y yo voy a entender lo que convenga", lanzó la ganadora del Premio Cervantes, siempre proclive a un humor que el público celebró reiteradamente.
Entre otras cosas, la poeta contó durante la charla que no solo se desempeñó como traductora y crítica literaria sino que también estudió canto lírico con la cantante alemana Olga Line. "Descubrí que me gusta mucho la música y que era una profe de canto maravillosa en todos los aspectos. Yo soy muy mayor pero me acuerdo. No sé si habrá quedado tanta gente en Uruguay que haya oído cantar a esa mujer. Era hija de alemanes y tenía una voz maravillosa", evocó Vitale sobre un nombre que, según dijo, es uno de los que más quiere en la vida.
Como si se tratara de un salpicado por los personajes que marcaron la trayectoria de la poeta, Vitale fue llamada a recordar su relación con el escritor Jorge Luis Borges, la narradora María Elena Walsh, la poeta Idea Vilariño y la escritora feminista Armonía Somers. Sobre el escritor de "Ficciones", confesó: "Fue lo que yo le envidié a la Argentina. No sé si todos y cada uno en la Argentina saben lo que le deben a Borges. No duden. Yo aprendí lo que hubiera querido ser". También reflexionó sobre el legado del autor: "¿Qué más le puede enseñar un libro a uno? A mirar, a mirar y a ser discreto de no copiar".
La también merecedora de los Premio Octavio Paz (2009), el Premio Alfonso Reyes (2014) y el Premio Reina Sofía (2015) trató de recordar con precisión la primera vez que conoció a María Elena Walsh, aunque rápida de reflejos apuntó: "Uno nunca sabe cuándo comió el primer chocolate". Sin embargo, contó al público algo de ese vínculo con la autora de "La cigarra": "Tuve la suerte de ser su amiga. Era un modelo de ser en el mundo. Y bueno, les tocó a ustedes. Pero bueno, ella era amiga. Estaba bastante en Uruguay y nos sentíamos muy felices. Era otro tipo de poesía pero quizás la más entrañable".
De Vilariño recordó su trabajo como funcionaria en una biblioteca universitaria. "No la relacionaba con los poemas. Hasta que un día dije '¡Ah! Es nada menos que Idea'. Es mi gran amiga, no nos veíamos nunca pero nos leíamos", dijo. Sobre Somers aconsejó al público leerla. "Creo que no tiene la frecuencia, si hablamos de radio, que debería tener" dijo y luego bromeó: "Nunca incurrió en poesía, por suerte".
Sobre su relación con otros géneros, como la novela, Vitale confesó con voz dulce: "Siempre he estado deseando, con el antojo y con el debido respeto al tema. Sé que no cualquiera escribe una novela buena". Y remató: "Para escribir una novela mala, más vale hacer alfajores".
Actualmente, según cuenta la escritora ya no escribe y está leyendo de manera dispersa. Sin embargo, señaló que la lectura se trata de "algo privado" y que "moviliza". "Podría decir que estoy leyendo a alguien que detesto, por ejemplo. Ese es el derecho del lector que nadie se ha atrevido a discutir. Una de las obligaciones del que lee es tomar una posición aunque sea secreta. A veces no nos gusta alguien cuando lo leemos en un momento que no correspondía", reflexionó.
"A cierta edad uno tiende a leer cosas que no son para ese momento. Casi toda la literatura está escrita para un momento y no para otro", dijo la escritora con seguridad y manifestó haber abandonado alguna vez la lectura de "Las mil y una noches".
En el contexto de la Feria Internacional del Libro, donde muchas personas se atreven a regalar un libro, Vitale consideró: "Ese es el riesgo de todo padre que le compra un regalo a la hija o al hijo. Acierta o no acierta. Tiene que estar preparado para que no resuene. Pasa que uno lee una cosa y no le ha sacado el jugo. Hace falta que uno le pase algo agradable para que se encuentre aceptando un libro o una literatura. Ese es el trabajo de ser padre o maestro. Saber cuándo y qué hay que combinar".
Por eso, dijo la escritora uruguaya, "el escritor nunca tiene asegurado el lector para siempre. No hay encuentro más feliz en la vida que la de un lector con el libro que le corresponde", agregó.
¿Cuál es el riesgo de una poeta cuando escribe? "Me cuesta aceptar con las palabras. No todo lo que una escribe está hecho para sobrevivir. Uno de los ejercicios útiles en la vida es una vez al año revisar y romper. Una tarea muy favorable", respondió Vitale con convencimiento pero especificó: "Romper lo de uno, no lo de otro".
Cuando se abrieron las preguntas, su larga trayectoria despertó la curiosidad sobre su vínculo con otras figuras. "¿Cuál era tu relación con (Juan Carlos) Onetti?", preguntó un joven en el público. Vitale hizo silencio antes de responder: "Vamos a ser precisos dado la fama de Onetti. No sé cómo cocinaba", dijo entre risas. ¿Silvina Ocampo? "La leía pero no la conocí". ¿Y Victoria Ocampo? "Victoria llegaba a Montevideo como la gran escritora argentina y se integraba en ese marco y no muy revisado que coexistía en todo aquello en que los argentinos se los adelantaban alusivamente. Porque había nacido del lado de ustedes", sostuvo. "¿Y cómo fue el vínculo con la gestora de "Sur"? "La admirábamos. La necesitábamos y la leíamos", dijo.
A cada una de las preguntas del público, la poeta homenajeada respondía con calidez: "Nunca quise escribir una poesía confesional. Me parece arriesgado, aparte de muy inútil", dijo sobre si compartía su intimidad en los poemas.
Antes de cerrar el evento, Vitale leyó algunos de sus poemas en voz alta que, explicó, eligió "teniendo en cuenta la dimensión" porque cree que "los poemas leídos al aire más vale que sean cortitos". Leyó sin tartamudear, con firmeza y seguridad. Miró al público de frente, renegó del micrófono y quiso que el volumen de su voz fuera más fuerte aún. "Como ven, me hago preguntas que no tienen respuestas para mí", dijo al concluir la lectura.
Con información de Télam