Mujeres que dejaron atrás desde la prostitución hasta el vértigo y la anorexia con el pole dance

19 de febrero, 2022 | 15.14

En Argentina y en otras partes del mundo, el "pole dance" o "baile del caño", unido en sus inicios a la prostitución, llegó a ser en los últimos años una práctica catártica que permitió a muchas mujeres dejar atrás esa forma de vida a la que llegaron por sometimiento o necesidad económica, y ayudó a otras a vencer obstáculos vinculados al vértigo o la anorexia, según Mariana Haedo, instructora y fundadora del centro Ypsilon Pole, del barrio porteño de Belgrano.

Algunas de esas experiencias sucedieron cuando Haedo abrió su estudio, hace doce años atrás. "En principio se acercaron al pole para poder perfeccionar sus intervenciones como stripers y captar clientes en su lugar de trabajo: pedían clases solas y al principio se mostraban fuertes y seguras de lo que hacían, de a poco fueron compartiendo clases con todas las alumnas, fueron cambiando su forma de sentir esta actividad, encontrando contención en sus compañeras que nada tenían que ver con su mundo", dice en diálogo con Télam.

Una de esas mujeres pudo abrir su dura historia a las demás. "Contó que de chica su padre le había dicho que las mujeres solo servían para ser amas de casa y criar hijos, mucamas o putas, es por eso que ella a los 18 años vino a Buenos Aires, y sin que su familia se enterara cumplió con el mandato paterno para sacar a toda su familia de la pobreza, y lo logró", cuenta Haedo.

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El pole y su entorno la ayudaron, en el término de dos años, a dejar la prostitución más adelante y a hacer una vida totalmente distinta, inclusive obtuvo un título universitario.

El aporte de la disciplina también se observa en mujeres con otras problemáticas. "Una abogada que trabajaba en el sexto piso de tribunales, y debido a su vértigo y claustrofobia no podía usar el ascensor, también tenía serios problemas de coordinación, y empezó a tomar clases y a los meses comenzó a usar el ascensor y a vencer sus obstáculos, recuperó su cuerpo", enumera Haedo.

De la misma manera, "médicas con miedo a la exposición terminaron bailando en un montón de muestras ante teatros llenos y disfrutando cada instante del proceso. La sensación es tomar el control", asegura la instructora.

También es revelador el caso de la actriz Sheila Kelley, instructora en la academia de pole dance "S Factor", con escuelas distribuidas en las ciudades más importantes de Estados Unidos, cuyo trabajo se observa en el documental de Netflix "Despójate, elévate" (Strip Down, Rise Up) dirigido por Michéle Ohayon.

Comenzó su vínculo con esta disciplina cuando aceptó el papel de striper para la película "Historias de la noche", de Michael Radford. Por ese entonces sufría anorexia, se autolesionaba y tenía problemas con su pareja, el actor Richard Schiff pero al vincularse con el pole su vida cambió: escribió un libro, dio una charla TED sobre su experiencia y dio a conocer la disciplina en programas televisivos de gran audiencia.

Otras mujeres famosas como Emma Watson, Kate Moss, Cindy Crawford, Kate Hudson o Kim Kardashian también revelaron que practicaron esta danza para mejorar su físico y su autoestima.

Con información de Télam

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