Si hay un género que le cuadra a la perfección a Luciano Cáceres es el terror. En los últimos años el actor se dedicó a explorar los desafíos de componer personajes más ambiguos, en filmes de mayor y menor éxito en las salas. En El Nido, la nueva película de Mattia Temponi que protagoniza junto a la joven Blu Yoshimi, la propuesta de historia intimista coquetea con la realidad de pandemia que azotó al mundo: el filme cuenta la historia de una chica de dieciocho años de una familia de clase alta y un voluntario de mediana edad que quedan encerrados juntos en un refugio, durante una cuarentena, mientras afuera un brote viral convierte a las personas en bestias salvajes e irracionales, una variedad letal de zombis modernos que amenazan a los humanos sobrevivientes.
"La película es una suerte de adelanto a la pandemia. En el 2019 me llegó el guión y lo que parecía de ciencia ficción cobró otra dimensión en 2020, año en que se filmó. Todo lo que me era extraño -los barbijos, los guantes de látex, la distancia y las mascarillas- pasó a ser esencial. Recuerdo haber llegado a Roma y encontrarme en un set donde todas esas cosas no solo eran de utilería, sino que eran parte del cotidiano", remarcó Cáceres en diálogo con El Destape, recordando la premonitoria experiencia de filmar "terror pandémico" para el disfrute popular.
- Es terrorífico pensar que una ficción pudo adelantarse, de cierta manera, a la pandemia
A Matías Temponi, el director, le pedimos con todo el equipo que su próxima película sea en una primavera floreada, porque sino en cinco años puede venirse una peor a la que vivimos (risas)
- ¿Qué te pasó por el cuerpo al interpretar a un hombre que lucha para no contagiarse, sabiendo la gravedad de lo que ocurría en el mundo?
No te voy a negar que tuve mucho miedo, porque teníamos mucha desinformación en ese momento. Estuve cinco meses guardado en casa, salí únicamente para las compras dos veces por semana y para sacar los permisos que me permitieron seguir con la crianza compartida de mi hija que tenemos con su mamá. De golpe, pasé de todo eso a subirme a un avión lleno de gente para hacer una nueva cuarentena en Roma.
Con respecto al personaje, creo que las cosas que sentí también se vincularon con lo que anticipa el género de la película. Uno como actor tiene que reconocerlo todo y saber más allá de lo que siente el personaje y cómo se va mostrando, de a poco, conforme avanza la trama.
- El virus de la película se transmite por mordeduras, como en las historias de zombies. ¿Qué tan consumidor sos del cine de terror?
Me encanta. Me hice fanático de las películas de los años ‘20 y ‘30, de la Drácula con Bela Lugosi dirigida por Tod Browning, de Freaks (1932) y del cine de John Carpenter. Me apasiona como actor hacer el ejercicio de reconocer el género. El Nido propone un duelo actoral sostenido emocionalmente, más allá de estar enmarcada como una película de terror: no tiene pirotecnia, solo dos actores encerrados en un set. Eso revalida el género.
- ¿Disfrutás más componiendo villanos?
Son los personajes más lindos y los que llevan la acción y la impunidad. Los buenos no ejecutan, padecen. Y están muy condicionados por esa situación de la bondad y hacer el bien. Es mucho más divertido, y más en una tira, ya que todos los días tenés cosas para hacer. Los villanos tienen más rasgos de cercanía con el ser humano común y corriente.
- ¿A qué cosas le temés?
A la locura, sobre todo a la humana. Está lleno de villanos este mundo, de egoísmo y de individualismo.
La porno más antigua de la historia cobra protagonismo en Elsa Tiro, el nuevo proyecto de Luciano Cáceres
"Estoy revisitando películas de cine mudo debido a que me encuentro ensayando Elsa Tiro, una obra de Gonzalo Demaría que voy a dirigir y se va a estrenar a fines de febrero en el Teatro Regio. El autor (Demaría) toma al autor Eugene O'Neill en dos momentos claves de su vida: uno es cuando ya es adulto y está internado en una clínica recibiendo el Premio Nobel y recuperándose de una operación de apendicitis, y el otro transcurre durante su pasado en Buenos Aires. Lo interesante es que la obra pone en paralelo a la película porno más antigua de la historia que se conserva en Argentina, El Sátiro, y plantea una vinculación desde ese lado", adelantó Cáceres sobre la producción teatral del Complejo Teatral Buenos Aires que se verá escrita por el autor de las exitosas piezas Tarascones y El cordero de ojos azules.