(Por Mercedes Ezquiaga, enviada especial) - "Honrando el pasado, creando el futuro" es el lema con el que la ciudad de Estambul, antigua Constantinopla, busca posicionarse como el nuevo punto de encuentro del arte contemporáneo a nivel internacional, de la mano de una floreciente escena que incluye a la feria de arte CI Bloom, que cierra sus puertas mañana con éxito de ventas y de público, un festival de arte digital en el Centro Cultural Ataturk o la nueva sede Museo de Arte Moderno, con una magnífica vista del estrecho del Bósforo, allí donde Asia y Europa se dan la mano.
"Bienvenidos a Estambul, el punto de encuentro del mundo entero", promete el piloto, a través de los altavoces, ni bien desciende el avión en esta magnética ciudad fundada como Bizancio en el siglo VII antes de Cristo, un país predominantemente musulmán donde cinco veces al día se escucha el cautivante llamado a la oración retumbando por toda la ciudad, con su esplendorosa Santa Sofía y el Gran Bazar -para algunos el primer "shopping" de la historia-, y en donde es posible ver flamear a lo largo y ancho de sus estrechas callejuelas las banderas rojas de todos los tamaños, con su luna menguante y una estrella blanca.
"Estambul es una ciudad dinámica, burbujeante, que está poniendo cada vez más atención en su propia escena artística y el mercado de arte está en crecimiento. Es una metrópoli de 20 millones de habitantes así que lo que siembres aquí crecerá. Así que sí, Estambul tiene el potencial de convertirse en el nuevo centro del arte mundial", dice a Télam la directora de Contemporary Istanbul, Asli Unal, en el centro de convenciones ICEC Rumeli Hall, al término de la conferencia de prensa que brindó junto al presidente de CI, Ali Güreli, y que dio paso a la inauguración de este evento que va por su segunda edición.
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La feria CI Bloom, especializada exclusivamente en la escena turca (con la participación de 25 galerías y más de 400 obras de 266 jóvenes artistas), es una suerte de hermana menor de la feria de arte contemporáneo CI (Contemporary Istanbul) que se realizará en septiembre, con la presencia de galerías de todo el mundo, y que en este 2023 -cuando la república de Turquía celebra el centenario de su fundación- se realizará en la nueva sede Tersane, un lujoso complejo frente al mar pronto a inaugurar en los antiguos astilleros imperiales otomanos, que promete convertirse en el nuevo centro de Estambul.
Rodeado de un patrimonio único y la idílica belleza del Cuerno de Oro (Halic), Tersane İstanbul -ubicado en el corazón de la metrópolis- será por primera y única vez la nueva sede de la tradicional feria, indiscutidamente el más destacado evento de arte local -que va por su 18 edición- y que el 28 de septiembre recibirá galerías de todo el mundo, mismo mes en que reabrirá reacondicionado y recuperado el maravilloso antiguo baño turco Zeyrek Çinili Hamam, ubicado en un área que es Patrimonio Mundial de la Unesco.
El próximo 30 de septiembre, entonces, será inaugurado este maravilloso museo con la exhibición de artefactos romanos, bizantinos y otomanos descubiertos durante las excavaciones para su remodelación junto con los azulejos azul turquesa de İznik del hammam, de los cuales se han recuperado aproximadamente 3.000 fragmentos. También estarán a la vista objetos elaborados asociados con el ritual del hammam, incluidas toallas, cuencos y zapatos de madera otomanos decorados con metales preciosos y nácar.
Del 30 de septiembre al 5 de noviembre, todos los baños contarán con una exposición única de arte contemporáneo, con nuevos encargos que responden a la imponente arquitectura del edificio. Curada por Anlam de Coster, la muestra abordará los temas de la ruina, la historia y la curación, inspirándose en las capas descubiertas del pasado de los baños.
Es realmente notorio cómo el pasado y el presente están en permanente diálogo en esta ciudad, un persistente mirar hacia el futuro sin dejar de honrar su legendario pasado. "La escena de arte de Turquía es muy variada y puedes apreciar diferentes tendencias. Hay muchos artistas que prefieren trabajar en los soportes tradicionales pero también hay muchos creadores que trabajan con las nuevas tecnologías, realidad aumentada, NFT, video, nuevos medios, las nuevas maneras de hacer arte. Además hay una escena muy fuerte para el LGBT, mientras que la antiquísima historia de esta ciudad está presente allí donde sea que vayas", relata a Télam la historiadora y curadora de arte Nergis Abıveya, durante una recorrida por CI Bloom.
El Centro Cultural Ataturk -una especie de centro cultural Kirchner-, que lleva justamente el nombre del primer presidente de la república, un esplendoroso edificio en el barrio de Taksim, muy cerca de la legendaria avenida Istiklal, una peatonal por donde aún pasan los antiguos tranvías -ya solo a modo turístico-, es punto de encuentro obligado de amigos y familias, para asistir a las actividades culturales y gratuitas que allí organiza el Ministerio de Cultura local.
Este edificio recientemente renovado por los galardonados arquitectos Murat Tabanlioglu, -que incluye una sala de conciertos, un teatro, una biblioteca y una galería de bellas artes- alberga por estos días el Festival de Arte Digital, con innovadoras propuestas de artistas locales e internacionales que -otra vez, miran al futuro-, como el estadounidense Kobi Walsh, cuyas magnéticas piezas visuales reciben al visitante ya desde la fachada del espacio cultural-, el español Solimán López o el brasileño Eduardo Kac, entre otros.
Una experiencia de realidad virtual en el planeta Marte, una inteligencia artificial que recrea la forma de escritura de diferentes artistas de todo el mundo, piezas en NFT o criptoarte, videos -en definitiva los vínculos que establecemos con la tecnología- son los temas abordados por los artistas en otra exposición que por estos días nutre el calendario local, "Meta-conocimiento: los ritmos de algoritmo", curada por Esra Özkan, en la sede de la Fundación Estambul Contemporánea (CIF).
La imaginería lúdica de los artistas locales se hace presente también en exposiciones como "A veces imagino que soy un pez con patas" de Eva Kotatkova, que recrea en sus obras sueños narrados por niños y niñas, en el espacio cultural Arter, o el despliegue de artistas en la residencia Gate 27, una casona con magnífica vista al Cuerno de Oro, el antiguo lugar de recreación de los otomanos, y que fuera el centro comercial más importante del Mediterráneo durante siglos, terminan de conformar una escena vibrante en notorio ascenso que fusiona las dosis justa de pasado y futuro, con los pies en el presente.
Un ambiente poético, mágico, exótico, "la sensación de cuento de hadas de que Estambul no tiene centro ni fin", como dice el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk en su libro de memorias "Estambul. Ciudad y recuerdos", quien justamente fue bautizado así por el nombre de uno de los sultanes de la fundación del estado otomano, la legendaria historia que se respira en cada esquina de esta ciudad -el lugar preferido para capturar paisajes de los antiguos pintores occidentales- terminan de conformar la quintaesencia de un lugar decidido a conquistar el universo del arte internacional.
Con información de Télam