Algo Se Enciende, un femicidio desde adentro: "Creí importante contar lo que pasó en la escuela"

La desaparición y el femicidio de Anahí Benítez, una adolescente lomense de 16 años, en la voz de sus amigos y compañeros de escuela.

20 de noviembre, 2021 | 15.56

Algo Se Enciende es un documental que relata cómo se vivió la desaparición y el femicidio de Anahí Benítez desde adentro de la escuela a la que la lomense asistía, la ENSAM. Toda una comunidad educativa debió acompañar a cientos de alumnos que se movilizaron por la compañera que habían perdido.

Luciana Gentinetta, directora del filme y egresada de la ENSAM, dialogó con El Destape Web y reveló cómo fue el proceso artístico y emotivo para lograr el documental, en el que participaron amigos y compañeros de Anahí. Algo Se Enciende está disponible hasta fin de mes en la Sala 2 del Centro Cultural San Martín, los jueves y viernes a las 20 y los sábados y domingos a las 17 y 19.

Luciana Gentinetta estuvo presente en la causa de Anahí desde el principio.

¿Cómo surgió la idea de hacer el documental?

- Surgió porque yo soy egresada de la escuela y el equipo de realización también. El director de fotografía y el asistente de dirección son amigos míos de la escuela, de siempre. Lo que sucedió fue que yo participé muchísimo de la búsqueda activa de Anahí y estuve muy cerca de los compañeros, así como otras personas de la comunidad educativa. Unos seis meses después del femicidio, todos estaban en un punto bastante difícil, y yo me encontré con un montón de fotos y videos de las marchas por Anahí, que les llevé a estos dos amigos, con los que terminé haciendo la peli. Ellos me arengaron a que esto fuese un largometraje. Desde ese momento nos pusimos a trabajar en la peli y después todo fue tomando su camino y creciendo. Yo decía que teníamos que hacer algún corto o algo para que quede en la memoria de la escuela. Para poder tener una representación para cuando vayan otras generaciones a la escuela. Que el material esté al alcance de la mano y poder decir: “Esto es lo que hicimos”. Desde ahí, empezó a nacer Algo Se Enciende. 

Y el proceso, tanto en lo laboral como en lo emocional, ¿cómo fue? Dada tu cercanía al caso de Anahí.

- Hay algo que es interesante: a los seis meses del femicidio, sus amigues, quienes encabezaban todos los reclamos de justicia, estaban en un momento bastante difícil, porque no sabían cómo seguir encarando el reclamo de justicia. Entre la inactividad de la Justicia y las ganas de elles de activar, sucedía algo que era el dolor que estaban atravesando. Estaban en un duelo y había una profunda tristeza. Entonces, lo que ellos decidieron hacer en ese momento fue tomar la idea de Anahí como artista, retomar esa importancia que tenía en su vida el arte y deciden hacer reclamos cada 4 de cada mes, con intervenciones artísticas en espacios públicos de Lomas de Zamora. Eso ayudó muchísimo a que yo reforzara la idea de que había que hacer una propuesta artística frente a lo que estaba sucediendo y también me ayudó a pensar muchas de esas intervenciones artísticas que ellos hacían. Como egresada, yo estaba enmarcada en todo eso también. Con los chicos empezamos a pensar cómo volcábamos toda esa emotividad en la peli hasta el punto de edición, siempre tuvimos la premisa de no pasar por golpes bajos. Ya sabíamos que iba a ser emotivo y un tema difícil, no queríamos ir hacia el amarillismo que a veces uno tiene aprendido de lo que ve en las coberturas de los medios de los femicidios.

¿El hecho de no poner archivos de Anahí con vida en el documental tuvo que ver con esa premisa?

- Tuvo que ver con que yo quería que la película se tratara sobre la escuela. El femicidio inevitablemente atraviesa esta historia y es el puntapié, pero yo quería contar lo que había pasado hacia adentro de la comunidad. Y, en ese sentido, también me sucedía algo ético, que era que no quería mostrar cosas personales de Anahí. No quería llevarlo para el lado policial ni judicial. Creía que no tenía algo para decir en esos temas, sí en lo que estaban atravesando los chicos, que un poco lo estaba viviendo con ellos. En las coberturas de los medios siempre se trata de encontrar las imágenes de la víctima, que si hacía esto, que si hacía lo otro, y la verdad es que yo quería alejarme lo más posible de eso. Así que sí, fue una decisión consciente. Preferí encarar la historia por otro lado. Creí importante contar lo que pasó hacia adentro de la escuela y que los chicos le pusieran viva voz.

El femicidio de Anahí causó una revolución en sus compañeros de escuela, quienes utilizaron el arte para pedir justicia.

Teniendo en cuenta la descripción que hicieron de Anahí y el clima que se transmite en el documental, se nota un costado cultural muy fuerte en la escuela. ¿Tiene una orientación artística?

- Es un colegio muy vinculado con lo cultural y lo político, con una organización estudiantil muy fuerte. Pero no tiene una orientación artística. Sí es un lugar que nos genera identidad y donde compartimos muchísimas más cosas que las clases o las actividades curriculares y ya. Eso hace que salgan muchas cosas artísticas, muchos debates políticos, mucha vida social alrededor de la escuela.

Y desde las autoridades de la escuela, ¿cómo manejaron el tema en su momento?

- La escuela y toda la comunidad educativa acompañó muchísimo a los chicos. Siento que a veces hay algunas herramientas de nivel institucional para abordar este tipo de problemáticas que exceden a la escuela y a las personas que están en la dirección. Creo que es algo a poner sobre la mesa de manera urgente. Pienso en las amigas de Úrsula, hace unos meses atrás, estamos hablando de gente súper joven que de la nada le arrebatan a una persona súper cercana. Y eso impacta en sus lugares de estudio. Hay una falta de abordaje desde lo psicológico, ese tipo de contención. Ahora, desde lo humano, los directivos de la escuela siempre estuvieron muy cerca. Los profesores también. Fue como una gran familia, esa fue la sensación. Fue muy necesario para que los chicos pudieran terminar sus últimos años de escuela.

¿Cómo ves el trato de los medios a los femicidios y cómo fue en el caso de Anahí?

- No hay nada que me aleje más de poder comprender los femicidios del retrato que hacen los medios. En la peli, hay una parte en la que se trata de exponer eso. Me parece grave que los medios, en su formato, no puedan encontrar un camino. Yo estudio Comunicación Social y me resulta muy preocupante eso, que no puedan encontrar la manera de profundizar en lo que le está pasando a esa gente y empatizar con esa problemática. Los femicidios no cesan, los números siguen iguales hace años. Me parece que es importante lograr que la gente no deje de pensar a los femicidios como una historia de personas, que impacta en un círculo de gente amplio y que es muy fuerte. Si no logramos comunicar eso, estamos medio perdidos en serializar asesinatos de la manera más fea. A veces prevalece una cuestión de timing, de amarillismo morboso, que pareciera que es lo único que puede hacer que la gente se interese. En realidad la gente es mucho más sensible de lo que damos por hecho, me parece una subestimación también.

De hecho, en el documental se plasmó que la mediatización sirvió para visibilizar la búsqueda cuando todavía no habían encontrado el cuerpo de Anahí, pero que también se dijeron muchas mentiras sobre el caso.

- Sí, totalmente. Fue muy difícil para los chicos, porque ellos eran muy conscientes de que necesitaban difundir. Eran conscientes de esa arma de doble filo que son los grandes medios. Fue difícil encontrarnos con gente que hiciera otro formato de cobertura. Fue sumamente doloroso y los expuso muchísimo a ellos.

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