Las investigadoras y docentes Sylvia Saítta y Alejandra Laera, el gestor José Miguel Onaindia y el cineasta e investigador Diego Sabanés recomiendan lecturas para quienes no conozcan la obra de Beatriz Guido: con qué obra empezar y por qué.
"A mí me gusta mucho esa suerte de trilogía con las protagonistas de las novelas 'La casa del ángel' y 'La caída' y el relato de 'La mano en la trampa'. Me gustan porque allí aparece, enrareciendo la emergencia de esa nueva subjetividad, lo ominoso Y eso ocurre, creo, porque lo ominoso es el deseo mismo, la expresión de ese deseo, su manifestación no solo como sensación interior o curiosidad externa, sino bien corporal, bien material, bien en ese umbral que es la piel. Son historias que una empieza a leer y no puede abandonar: queremos saber qué pasa con esas adolescentes, esas jóvenes que quieren protagonizar su propia vida, cumplir sus fantasías, vivir sus deseos ¿podrán, se animarán, las dejarán?", responde Laera.
En tanto Saítta sugiere la que fue su primera novela, "La casa del ángel", porque destaca que "prefigura un universo narrativo en el que prevalece la subjetividad femenina descentrada por los mandatos masculinos, los aspectos siniestros de la cotidianidad familiar que acercan la novela al gótico, y una visión crítica de las convenciones de clase más tradicionales".
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Para Onaindia, su gran obra literaria es "Fin de fiesta" a la que define como "una novela que debería integrar el canon de nuestra literatura. Así lo pensó Ricardo Piglia cuando la eligió para la colección que dirigió junto a José Tchercharsky de 'Clásicos argentinos'. Es una obra que tiene hallazgos literarios: alterna la narración en primera persona del protagonista masculino, el joven Adolfo Peña, con la narración en tercera persona con una sólida estructura narrativa y una fluidez que atrapa".
"Tiene hallazgos temáticos: se mete sin ambages en la descripción del caudillismo conservador, en las prácticas espúreas de la política de la época, en las relaciones de dominación familiar y social; hallazgos políticos: anticipa la tendencia a lo que hoy se denomina 'grieta', da una visión del peronismo que sirve para debatir el origen y la significación de este movimiento político. La literatura de Guido es una forma de indagar la verdad histórica, válida y vigente aún para discrepar", apunta.
Sabanés reconoce que aunque los libros más famosos de Guido sean "Fin de fiesta" y "El incendio y las vísperas", recomienda "volver a sus libros inmediatamente anteriores, 'La casa del ángel' y 'La caída'. Sobre todo 'La caída' que explora un territorio donde el realismo se mezcla con elementos ligeramente fantásticos, que acercan su obra a otros autores nacionales como Silvina Ocampo o incluso Julio Cortázar".
"Por ejemplo, hay un capítulo donde Guido describe dos casas simétricas donde viven los dos pretendientes de la protagonista, y el modo en que uno de ellos entra siempre por la ventana y jamás por la puerta. Esa mirada conecta directamente con el fantástico rioplatense, del que habló Cortázar tantas veces. Uno de los primeros en reconocer ese carácter de extrañamiento en la novela fue Adolfo Bioy Casares, en una reseña que escribió para la revista Sur", dice.
"En ese momento de su obra, como ocurre también en algunos cuentos, lo real aparece teñido por lo siniestro; hay algo perverso raspando la superficie de lo cotidiano. Ese punto de su obra me parece el más interesante. Y creo que es justamente ese el núcleo poético que tan bien supo capturar Torre Nilsson con su cámara, en aquellas primeras películas que hicieron juntos. Y creo que algo de ese espíritu ominoso, lo 'familiar inquietante', conecta el cine de Lucrecia Martel con aquellas obras de Guido", resalta.
Con información de Télam