Con una doble función -redefinir la zona del Bajo Manhattan como un destino cultural y ofrecer un gesto de reparación a las víctimas de los atentados a las Torres Gemelas- en los próximos días se incorporará a la vida cultural de Nueva York el Perelman Performing Arts Center, un espacio multidisciplinario de 12 mil metros cuadrados distribuidos en varios niveles que alojarán todo tipo de expresiones artísticas.
El Perelman Performing Arts Center, concebido para dar vida y atraer a la gente a un lugar devastado y de luto, llega finalmente a una Zona Cero -como se denomina al lugar que ocuparon las Torres Gemelas antes de ser derribadas por un grupo terrorista el 11 de septiembre de 2001- muy diferente. El lugar está rodeado de nuevos rascacielos y situado en un barrio con más residentes que antes de los atentados, donde se destaca el museo y memorial dedicado a las víctimas.
Proyectado en una primera etapa por los estudios de arquitectura Gehry Partners LLP y Snøhetta, fueron finalmente los arquitectos Joshua Ramus y Davis Brody Bond quienes diseñaron el centro cultural con forma de caja que lleva el nombre del multimillonario Ronald Perelman, quien donó 75 millones de dólares para la construcción de este espacio que en total demandó una inversión de 500 millones de dólares.
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La iniciativa llega en un momento, y en una Nueva York, muy distinta a aquella en la que fue ideada hace dos décadas. En aquel entonces, la ciudad estaba completamente consumida por el dolor y el miedo, su economía estaba en caída libre y la Zona Cero seguía siendo una tumba humeante.
El nuevo edificio, donde el material protagonista es el mármol portugués, es un cubo sin ventanas. Con la luz del día, la fachada luce en tonos blancos y negros con vetas de color gris, mientras que de noche el efecto es el contrario: las luces del interior del edificio hacen que desde la calle la fachada se vea ámbar.
Los casi 12.000 m2 repartidos en tres pisos con los que cuenta el centro cultural, que ya se conoce con la sigla PAC NYC, incluyen un vestíbulo al nivel la calle donde se ubican el restaurante, la terraza y un escenario que acogerá espectáculos. En la segunda planta hay otros tres escenarios, con capacidad para 450, 250 y 99 personas respectivamente, ideados para albergar espectáculos teatrales, óperas, danza, conciertos y hasta proyecciones cinematográficas.
Se prevé que la programación sea gratuita ya que, según sus responsables, el espacio se ha ideado como una sala de estar para turistas y neoyorquinos en esta parte de Manhattan.
El Perelman Performing Arts Center inaugurará formalmente el miércoles que viene, mientras que un día después tendrá lugar el primero de cinco conciertos centrados en el tema del refugio. A estos conciertos seguirán otros a los que sólo se podrá asistir por invitación, como una jornada para los familiares de las víctimas del 11 de septiembre y los primeros intervinientes en el 22º aniversario de los atentados que costaron la vida a casi 3.000 personas en el Trade Center, el Pentágono y un campo de Pensilvania.
"No pasa un día sin que piense en el 11-S y en la responsabilidad que tenemos con esa comunidad", declaró recientemente el director artístico Bill Rauch desde el edificio cúbico de 42 metros de altura.
Cada uno de los escenarios que ofrecerá el nuevo centro cultural funciona como una suerte de caja separada por muros de varias toneladas para asegurar que se puedan celebrar simultáneamente un concierto de rock y una obra de teatro sin que el sonido ni la vibración de uno afecte a la otra. Más llamativo aún es que estos muros se pueden levantar y crear hasta 10 espacios diferentes combinando de diversas maneras las tres salas. Además, el suelo de las salas cuenta con columnas subterráneas bajo el escenario, lo que permite generar más de 60 formatos distintos.
Fuera de la vista del espacio está el monumento conmemorativo del 11-S, oculto por piedra de 12 centímetros de grosor, sutilmente revestida de cristal para protegerla y aumentar su eficiencia energética. El diseño sin ventanas mantiene el ruido de los asistentes al teatro a una distancia respetuosa de las personas que rinden homenaje en el monumento, y viceversa, según explicó el arquitecto Joshua Ramus. "No quería tratar el monumento como un espectáculo", dijo.
La temporada inaugural del Perelman incluirá obras reflexivas como una ópera sobre un caso de castigos racistas entre soldados estadounidenses en la guerra de Afganistán posterior al 11-S, y tan exuberantes como la obra "Cats", reimaginada en la cultura drag de salón de baile. Por su parte, el actor de "Matrix", Laurence Fishburne, estrenará un espectáculo unipersonal.
Con información de Télam