Con una programación que arranca en febrero, el centro cultural ArtHaus, que comenzó a gestarse en el 2021, un contexto de incertidumbre tras la pandemia y con demoras en la apertura por las obras de edificación, nace como un espacio de producción e investigación para el arte contemporáneo, emplazado donde antes había un banco en el casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires, sobre Bartolomé Mitre 434.
El empresario, desarrollador inmobiliario, compositor musical y coleccionista Andrés Buhar erigió ArtHaus haciendo converger dos vertientes: su interés personal en la cultura y su perfil empresarial. Llevaba años dándole vueltas a este proyecto que busca dar cuenta de la retroalimentación de lenguajes artísticos, porque las distintas disciplinas confluyen entre sí, señala Buhar a Télam,
Con la premisa de que el arte contemporáneo se está creando constantemente, por estos días hace su presentación en sociedad ArtHaus, un espacio que dedicará su programación a las artes visuales, música, danza, artes performáticas y sonoras que se están produciendo actualmente.
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El casco histórico de la Ciudad de Buenos Aires se opacó durante la pandemia con la merma del turismo y las actividades culturales presenciales. Para el fundador del proyecto, este acontecimiento "generó un cambio de paradigma muy grande. Y amplía: Podría decir que el inicio del siglo XXI ocurre en la pandemia, como hito, si bien los siglos empiezan de forma calendaría. El gran cambio se da con la pandemia y las formas diferentes que trajo, reflexiona Buhar, para quien la locación del espacio fue resultado de un trabajo meticuloso.
Me parecía interesante ubicar ArtHaus en el microcentro porque las ciudades marcan la irrupción de la pandemia, son el lugar donde se produce la crisis. El arte tiene mucho para decir sobre este momento de transformación de las ciudades, explica el director. De esta manera, ArtHaus viene a plantear, según el fundador, la irrupción de otro espacio que se vuelva habitable y cambiar el uso del microcentro a través del arte.
El nuevo centro cultural se emplaza en un edificio de oficinas. En la planta baja, hay un auditorio y una sala de exhibición y, en la terraza, se va a ubicar próximamente un restaurante que funcionará integrado con el espacio cultural. Se piensa el espacio como uno habitable y no como un museo, que es un espacio de tránsito, sino como un lugar para permanecer y compartir con otras personas, adelanta Buhar, entre cuyas obras de cámara se encuentran "Diario para piano" (2017), "Melancolía, dúo para violín y violonchelo" (2019), "10 canciones sencillas sobre una selección de haikus" (2018),"Tres piezas para contrabajo" (2020) y "Deconstrucción para sexteto" (2021).
En sintonía con esta idea de work in progress, ArtHaus no contó con una fecha inaugural sino que fue cediendo sus espacios a medida que fueron apareciendo las actividades. Mientras el centro cultural se refaccionaba en 2021, se lanzaron convocatorias de apoyo a la creación artística. En el área de las artes visuales se realizó un concurso de artes electrónicas en el que salieron premiados tres proyectos que fueron financiados y, a partir de un convenio con el Museo Nacional de Bellas Artes, las obras elegidas serán expuestas en ese espacio. De alguna manera, ahí se cierra el ciclo entre la producción y la exhibición de las obras. Elegimos un lugar de exhibición que no fuera ArtHaus porque queríamos darle un contexto prestigioso, precisa Buhar.
El artista Diego Alberti, ganador del segundo premio, presentará del 2 al 12 de febrero su obra La respuesta de los dioses, un tapiz digital realizado a mano con leds soldados y alambre de cobre. El arte electrónico todavía no tiene un mercado muy claro en el coleccionismo y hay que gastar mucha plata para buscar materiales, tecnología y cuesta más producir en un contexto donde estaban los museos cerrados, advierte Buhar sobre la iniciativa.
El tapiz digital dialogará con la obra Mamá luchona del artista tucumano Gabriel Chaile, una estructura de hierro, adobe, huevos, alambre y yeso que mide cuatro metros de alto y se propone como un homenaje a las madres solteras. La obra tiene que ver con cierta iconografía de los pueblos originarios que Chaile toma y que amplifica. Esta obra está puesta en pleno microcentro, en un contexto totalmente ajeno a esa obra y el espacio financiero, de poder y me parece que el contraste le da un valor adicional.
Actualmente, ArtHaus aloja también el mural Cuadro de situación de Mariano Molina, que recubre las paredes del auditorio que mide 13 metros por 6. "Es muy interesante rescatar ese mural como una forma de rescatar la presencialidad, que en la pandemia se puso en duda con la tecnología, dice el director.
Uno de los eventos más impactantes del flamante centro cultural se dará en octubre, cuando se ubique en la terraza del espacio el Baptisterio de colores del grupo Mondongo, un proyecto tomado de los baptisterios de Florencia en Italia. Baptisterio de colores tiene que ver con el festejo del color y me parecía importante que estuviera en un espacio donde la gente pudiera verlo, pero que tampoco tuviera que venir especialmente a ver la obra, porque se ubica donde está el restaurante, analiza Buhar.
El director de ArtHaus define a estas obras como emblema para el espacio, aunque no formarán parte de una colección permanente. En ese sentido, el director plantea una diferencia: El concepto de un museo se lo da su colección permanente. Tiene que ver con obras de un gran valor artístico que el museo salvaguarda. Como este es un museo de arte contemporáneo, la idea no es que tenga obras permanentes porque quiere mostrar la producción que va ocurriendo en el presente.
Otro de los objetivos del proyecto es, según Buhar, "darle al arte un contexto y que la gente pueda participar en ese contexto de una manera diferente de encontrarse con una obra de arte".
La programación de este año para ArtHaus se distribuirá en cuatro ejes: Artes visuales, Artes teatrales y performáticas, Música y Cine que dialogan entre sí. Lo que estamos buscando es cómo unir la producción con la exhibición y cómo le acercás al público cierta participación de lo que están haciendo los artistas, señala Buhar sobre las matrices del proyecto.
En la categoría de artes visuales habrá presentaciones de obras de arte digital, intervenciones performáticas a cargo de la artista Luciana Acuña, y la realización de un grafiti enorme sobre la calzada de Bartolomé Mitre por el artista urbano Tec.
La sección de Artes teatrales y performáticas presentará en marzo el espectáculo llamado RPM, Revoluciones por minutos que combina actuación, danza, arte digital, video y diseño sonoro para contar una historia dirigida por Leo Kreimer y, de mayo a junio, el grupo Piel de Lava expondrá una obra exclusivamente diseñada para ArtHaus.
En Música se presentará en marzo el Ensamble estable Arthaus, dirigido por el reconocido director Pablo Druker, que está integrado por solistas argentinos que se dedican a la música contemporánea mientras que en Cine se le dará lugar a lo experimental, a la no ficción y al cine independiente.
Durante junio, mes del orgullo, habrá un ciclo especial en homenaje a Rainer Werner Fassbinder junto con la exhibición de las películas ganadoras del Asterisco, festival LGBTIQ+ que cumplirá una década este año.
A Buhar le interesa plasmar en ArtHaus de qué manera puede llegar el arte a las personas y cómo se pueden impulsar nuevas maneras de producir arte. "Hay un desafío de renovar para poder generar otros formatos", asegura el director y brinda el ejemplo de cómo el auditorio, en vez de tener butacas fijas, tiene sillas. "Las gradas obligan una definición del espacio donde hay un escenario y una platea, que es el cásico teatro a la italiana. Las sillas dan una proximidad con el artista y la posibilidad de que puedan estar las sillas alrededor del escenario o en distintos puntos", explica el fundador.
"Queremos generar propuestas disruptivas que hagan vivir experiencias diferentes y, al mismo tiempo, los artistas piensen distinto y tengan la libertad de ir en contra de las convenciones", concluye el director.
Con información de Télam