Ana Teresa Barboza: "Cuando uno ve una obra textil no ve todo el proceso de trabajo que hay detrás"

06 de abril, 2022 | 21.13

En la exposición "Tejer las piedras", de la artista Ana Teresa Barboza, los territorios cobran nueva vida y muestran otras formas de ser y hacer desde la mirada del arte contemporáneo hacia el saber trabajar los materiales disponibles en un territorio y la confección de objetos artesanales, imprimiendo la transformación como posibilidad.

Barboza se expresa a través de las técnicas de bordado, tapiz y cestería, tanto en grandes instalaciones como en pequeños tapices y fotografías intervenidas, y el entorno natural define la materialidad de las piezas que son trabajadas en conjunto, como las de comunidades de picapiedras de Junín o la maestra textil Elvia Paucar, explica la curadora Verónica Rossi, que desde que conoció el trabajo de Barboza hace ya diez años soñaba con presentar una muestra de su trabajo en Argentina, donde el arte textil no tiene el mismo estatus artísticos que otros.

"El trabajo textil tiene muchas capas y cuando uno ve una obra textil no ve todo el proceso de trabajo que hay detrás", afirma Barboza a Télam. Y prosigue: "en Perú, donde todavía se conservan distintas prácticas tradicionales textiles esa práctica, en esa comunidad específica está muy relacionada al territorio. En esas comunidades logran entender el espacio donde viven y utilizan lo que tienen alrededor para poder producir textiles, cestería o trabajo en piedra".

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"Lo que me permite el textil es aproximarme a esos territorios a partir de esos conocimientos que te lleva a descubrir sobre las plantas, los minerales, los animales, las fibras, las actividades que se desarrollan a partir de todos estos materiales, y sobre el clima, porque el textil está muy relacionado con esto, y entender el territorio", reflexiona.

"Es una aproximación a esos territorios y un deseo de hacer que la persona que vea las piezas pueda acercarse -porque el textil te invita a tocarlo- de alguna manera, aunque sea metafórica a estos paisajes trayendo con ellos las esencias o las fibras de estos lugares", explica a la vez que rescata "todo el valor que hay detrás de ese conocimiento".

Ante la revalorización sobre lo artesanal, dice que esos conocimientos siempre estuvieron e indica: "No es que les esté dando un valor, siempre lo han tenido. Solamente estoy señalándolo para que otros lo puedan ver", destaca la artista.

Así como las geografías van cambiando, las obras también porque están siempre en proceso y pueden seguir transformándose, tal como se refleja en "Humedal paraíso"´, "Urdir" o "Detrás del textil" con su registro fotográfico del paisaje costero peruano intervenido con hilos de algodón, oveja y alpaca, por ejemplo.

"Es muy interesante cómo Barboza trabaja los tapices, sus diferentes materialidades y la vez lo entreteje con las redes y comunidades (de personas) que están atrás del tejido; y este contacto con la naturaleza nos confronta con su cuidado, algo que estás comunidades traen desde tiempos ancestrales. Esa es la idea fundante de su obra que es clave en este momento", reflexiona Rossi.

"Hacia el 2016 empezó con esta mirada sobre la naturaleza. Deja de mirar su cuerpo y cambia el bordado por el tapiz, deja de dibujar para dedicarse a la investigación, a obras con mayor planificado. Lo otro era más instantáneo", grafica.

"Ella decía que el bordado era como un dibujo, haces el boceto y sale. En cambio cuando pasa al tapiz es una obra de más investigación, sobre los recursos naturales, el medio ambiente, del trabajo de la fibra, la lana o el hilo peruano (que utiliza)", explica la curadora.

El nombre de la muestra, que de algún modo remite literalmente a las piezas de piedra y tejidos que artista realizó con el artista Rafael Freyre para otra muestra, es para Rossi la relación con Perú y el lugar donde Barboza reside y trabaja, "un lugar muy desértico lleno de piedras", que preservaron los textiles antiguos del paso del tiempo y su degradación o vuelta al entorno natural: "Nos gustaba esa idea de lo que va saliendo a la luz a través del trabajo de Ana y que lo lleva a lo contemporáneo".

"Veníamos trabajando con tres artesanos, uno de piedra, cestería y tejido, y nos interesaba ese flujo y movimiento que hay entre los materiales, que no están separados, a pesar de que los artesanos hacen actividades distintas, pues en el entorno y el paisaje todos estos elementos se están mezclando, por eso hay un tejido saliendo de la piedra", sonríe.

Con numerosas exposiciones individuales y colectivas, premios y participación en distintas residencias artísticas de Australia, Taipei, Ginebra y París como en la IV Bienal del Fin del mundo en Mar del Plata (2015), la obra de Barboza forma parte de colecciones públicas y privadas se puede ver desde mañana en el Malba.

Con información de Télam

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