(Por GC) El historiador Hernán Brienza destaca como un rasgo clave en la figura de Manuel Belgrano su desobediencia: "Es un subversivo sin darse cuenta. Crea la bandera desobedeciendo a Rivadavia, que le dice que no cree la bandera, pero como la carta le llega tarde, ya la bandera la creó. Entonces Rivadavia le exige que queme la bandera y Belgrano le dice 'Ya la creé. Ya está creada, qué voy a hacer'. Y cuando llega a Jujuy la entroniza y la convierte en un estandarte real en la Basílica de Jujuy, en la Plaza de Jujuy, y la carta de que queme la bandera le llega tarde, ya está entronizada. Entonces Rivadavia le exige que retire el ejército auxiliar y lo lleve hasta Córdoba para proteger a Buenos Aires, porque a Rivadavia le interesaba poco, más allá de la General Paz le interesaba muy poco el territorio de las Provincias Unidas. Habría que pensar si también no era una buena estrategia salvar el corazón de la revolución que era Buenos Aires, por la cercanía de los realistas en la Banda Oriental y además porque la derrota de Huaqui de Desaguadero había comprometido el frente Alto Peruano. Entonces Rivadavia dice retrotraer el ejército y Belgrano toma la decisión de desobedecer a Rivadavia y alzar al pueblo jujeño, y además al pueblo alto peruano que viene derrotado, porque el éxodo jujeño no lo hacen solamente los jujeños, sino que lo hacen también los soldados y los hombres y las mujeres que vienen del Alto Perú, comprometidos con la revolución y que van a hacer sacrificados o reprimidos por el ejército realista. Y Belgrano, lejos de ser el primero en participar del éxodo, es el último, es el que se va a la noche. Le cuida las espaldas a su propio pueblo con su ida. No es la vanguardia, es la retaguardia que protege a su pueblo en su éxodo hacia Tucumán. Y cuando llegan a Tucumán, después de un mes de un éxodo cansador, agotador, que además generaba muchísimas dudas en la camarilla militar de Belgrano porque se sentían cobardes huyendo del enemigo, hay una noche que es una noche mágica, es muy bella en términos históricos -la historia también tiene belleza- y que es cuando se le planta el gobernador tucumano Bernabé Aráoz y le dice que tiene que elegir entre las órdenes de Buenos Aires y los deseos de los pueblos norteños. Y su camarilla militar, entre los cuales estaban Dorrego, José María Paz, Holmberg, le plantean la necesidad de presentar batalla. Belgrano le escribe a Rivadavia que va a presentar batalla y Rivadavia le contesta que si pierde va a tener que responder con su vida. Y Belgrano tiene que elegir entre hacerles caso a los pueblos del norte, a costa de su propia vida, o desobedecer a Rivadavia y presentar batalla. Y decide hacerle caso al pueblo. Por eso hay una belleza en ese Belgrano asumiendo las causas de su decisión que pocas veces se ve en la historia también.
Télam: ¿Es por esto qué las élites han reflejado una historia de Belgrano ocultando u olvidando estas cuestiones humanas, contradictorias, de firmeza, de desobediencia?
Hernán Brienza: Sí. Creo que se lo condena a Belgrano a ser el creador de la bandera. Es el mejor proyector de las Provincias Unidas del Sur, que era una gran federación. No eran los países que tenemos ahora. Jorge Abelardo Ramos decía que tenemos un país pequeño porque no pudimos ser una gran nación latinoamericana.
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T: ¿Cómo fue la relación de Belgrano con las mujeres?
HB: Habría que decir que Belgrano no fue un gran padre. Mandó a su hijo y a su compañera a Buenos Aires porque debía seguir abocado a la revolución. Pero también hay que decir, en defensa de Belgrano, que tenía un pensamiento muy igualitario en este sentido. La presencia de Juana Azurduy, de Remedios del Valle, "la Madre de la Patria", y además los ascensos que hace a mujeres. Esos pequeños relatos demuestran o nos permiten sospechar la presencia importantísima de la mujer en la revolución, que como la historia la ganan los que escriben, como dice mi amigo Vitali, nunca los pobres ni las mujeres contaron su historia. La historia fue contada por los blancos decentes de Buenos Aires. El éxodo jujeño no tiene una sola investigación hasta el 2012, ni una sola investigación hecha en Jujuy. Tampoco en Buenos Aires. Pero la historia de Jujuy la contaba Buenos Aires y la contaba el hombre blanco y "decente" de Buenos Aires.
Con información de Télam