La escritora y feminista francesa Annie Ernaux recibió ayer una ovación de pie durante una presentación en la librería neoyorquina "Albertine", en la que repasó su carrera y las claves de la escritura, durante su primera aparición luego de que la Academia Sueca decidiera premiarla con el Premio Nobel de Literatura el jueves pasado.
Ernaux, cuyas obras han sido traducidas al inglés y es estudiada en los círculos intelectuales y universitarios de Estados Unidos desde hace treinta años, fue galardonada la semana pasada por "el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces y los distanciamientos" y por "la valentía y la acuidad clínica" de su obra en gran medida autobiográfica.
Unas 300 personas, en su mayoría mujeres, la ovacionaron en la librería Albertine del Upper East Side de Nueva York y escucharon su intervención, informó la agencia de noticias AFP.
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"Me nutrí con literatura desde la infancia. Tan lejos como puede buscar, sé que la lectura, los libros, forman parte de mi vida. Soñé mi vida primero con los libros", contó Ernaux, de 82 años, cuyas palabras en francés fueron traducidas al inglés por un intérprete, ante un público francófono y anglófono, en un encuentro organizado por los Servicios Culturales de la Embajada de Francia que ya había agotado las entradas mucho antes de que se anunciara el Nobel.
Desde la planta baja, cientos de personas escucharon a la autora y la vieron en una pantalla que trasmitía lo que ocurría en el primer piso.
Entre el público, había autores como Garth Greenwell y Rachel Kushner.
De buen humor y predispuesta, la autora fue entrevistada por la escritora Kate Zambreno y ensayó amplias respuestas para las preguntas, un estilo que sorprendió al público, tal vez más acostumbrado al estilo económico de sus famosos libros punzantes.
"La literatura se me apareció como el único medio para llegar a lo que yo llamo verdad o realidad", dijo. "Es una forma de aclarar las cosas, no de una manera simple. Al contrario, escribir las cosas las hace más complejas. Es también, que mientras algo no está escrito no existe realmente", describió.
Zambreno recordó un momento del libro "El acontecimiento" en el que la narradora va a la biblioteca a investigar sobre el aborto, pero no encuentra ningún libro que lo mencione. Ernaux explicó que los libros la habían "nutrido y alimentado" desde la infancia, y que era tan sensible a lo que no incluían como a lo que sí.
La narradora recordó su defensa del derecho al aborto, que Francia legalizó en 1975, y su gratitud por la "hermandad" de compañeras con las que podía compartir su historia.
"Años más tarde, después de haber abortado, en la década de 2000, cuando decidí escribir sobre lo que yo llamaba un 'acontecimiento' o un 'suceso', la gente me preguntaba: '¿Por qué vuelves a esto? "Y es porque tenía la sensación de que había algo ahí que necesitaba ser deshecho, ser mirado, ser explorado. Y sólo a través de la narrativa se podía contemplar ese 'suceso'", contó la autora sobre aquel libro que por estos días tiene mucha resonancia en sus lectoras norteamericanas, conmovidas ante la posibilidad de que el aborto deje de ser un derecho garantizado por ley, tras la anulación de la sentencia de "Roe vs. Wade".
Durante la charla, una de las mujeres que participó del encuentro le agradeció por haberla hecho "entrar en feminismo", en particular gracias a la lectura de su novela autobiográfica "El acontecimiento".
Ernaux también hizo otra presentación pública ayer cuando participó, junto con su hijo David Ernaux-Briot, de la proyección de su documental familiar "Les années Super-8" ("Los años super-8") en el Festival de Cine de Nueva York.
Sin dudas, haber ganado el Premio Nobel le imprimirá otra lógica a las actividades académicas que la autora tenía pautadas. En Sudamérica y especialmente en Brasil se espera con ansia la llegada de la escritora francesa, para asistir al Festival de Literatura Internacional de Paraty (Flip), que se desarrollará entre el 23 y el 27 de noviembre en la ciudad de Río de Janeiro.
Con información de Télam