Narradores orales soltaron su imaginación en una experiencia de residencia creativa en Mendoza

03 de junio, 2023 | 13.15

(Por Analía Giménez) En una experiencia inédita de promoción de la narración oral y la creatividad, un grupo de doce apasionados por el arte y la palabra, ganadores del concurso nacional del programa "Cuentan", convivieron toda esta semana en una antigua casona al pie de la cordillera de Los Andes en busca de pulir y a la vez nutrir sus proyectos narrativos con el aporte e intercambio de colegas de distintas áreas.

Los "residentes", calificación dada a estos ‘roommates’ creativos, se reunieron toda esta última semana en El Sosneado, pequeño poblado de crianceros ubicado entre San Rafael y Malargüe, y presentaron en grupo sus proyectos propios nutriéndose de la magia del entorno, el paisaje, y la escucha compartida para amplificar su oficio narrador.

“Elegimos un grupo de doce porque todos tenían elementos particulares en sus proyectos de narración: visiones y experiencias distintas para poder ofrecer, en busca de formas y miradas nuevas para lo que hacen”, explica a Telam, Mariana Fernández, coordinadora del proyecto "Cuentan" y fundadora de Abremundo, que lanzó la convocatoria junto al apoyo de la Fundación Williams.

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"Cuentan" es un programa que promueve la narración oral en el campo artístico, educativo y social. Desde su creación en el año 2016 ha sido un aliado para educadores, artistas y demas profesionales que trabajan con niños, jóvenes y adultos, utilizando la narración oral, las historias tradicionales y las estrategias de la educación por el arte para contribuir a desarrollar la escucha, el habla, la escritura, el pensamiento autónomo y la creatividad.

Así, entre juegos, narraciones, emociones y risas convivieron días y noches completos un biólogo con un artista visual, una artista contemporánea y fotógrafa con un escritor que quiere aprender a narrar “con el sonido de la palabra” o un actor que quiere dejar de depender solo del juego para contar y volcarse “a la palabra escrita”.

El porteño Raúl Alejandro Ayala (62), ex guardaparque en Formosa y al rescate de un desafío sensorial a través de un relato ancestral, resalta que el grupo con quien compartió esta experiencia “está tocado por la vida, son puro talento y pasión” y asegura que la experiencia de estos días los ayuda a llevar las ideas a la práctica.

Para abrir más su imaginación y sensibilidad, los "residenctes" recibieron la visita de lugareños como una astrónoma que investiga los rayos cósmicos que llueven desde ese cielo de Malargüe, ahí muy cerca de la estancia que los cobijó. Y de un arqueólogo buscador de antiguas civilizaciones que habitaron esa zona del sur mendocino hace 8.900 años.

La experiencia tuvo lugar en una casa en El Sosneado, rodeados de alamos otoñales y cerros nevados donde se vivió “Un tiempo sin tiempo”, donde el grupo de narradores, investigadores y artistas plasmaron sus proyectos a medio camino en su búsqueda de pulir, revisar o mejorarlos.

Así se armó la residencia, con miradas, facetas y prismas diferentes y cada uno pudo aportarle a cada otro justamente eso: nuevas miradas, “lo cual hizo que el grupo fuera súper enriquecedor”, resume Fernández.

En el marco de esta primera vez de residencia narrativa en Argentina -habrá otra en octubre en Bariloche y una tercera en julio en Brasil-, la coordinadora del grupo comenta que Abremundos “es una movida que trabaja específicamente con cuentos universales de distintas tradiciones orales, -algunas son de Asia de Oriente pero también hay originarias de América- y tiene una manera particular de trabajar con las historias que es por aproximación y no por análisis”. Es decir, familiarizándose con los símbolos que los relatos contienen y que transmiten contenidos, reflexiones filosóficas a través del tiempo y a través de las metáforas.

“Esta manera de trabajar, nosotros la utilizamos para narrar, para abordar las historias y también para generar trabajo con ellas”, señala.

Entre los seleccionados, la cordobesa Estela Gadeo de Leiguarda ("Toity") dijo que planea “recopilar historias fuertes, sugerentes, cruzadas por el humor y la ironía que reflejan estos ‘secretos de mujeres’, para luego escucharlas en hogares, bibliotecas y bares donde un café gratificante subraye que la oralidad esté viva”.

Desde hace 15 años en la Argentina, esta propuesta es heredera de una tradición que viene de la Escuela Granada de narradores de historia y que en la última década cuenta con el apoyo de la Fundación Williams, que comenzó a subvencionar distintos proyectos. "Cuentan" es sólo uno de un abanico mucho más amplio, ya que se trabaja con cuentos de autor, relatos inventados y todo tipo de historias donde se utiliza la narración, “pero sumado a las estrategias de la educación por el arte”, destaca Fernandez.

Solana Peña, (50) residente en Raco, Tafí Viejo, Tucumán se considera la menos narradora, pero su historia la transportó a la residencia: “En medio de un Zonda tremendo, una vecina recordó que con ese mismo ruido a sus 5 años un meteorito cayó justo en el patio de su casa. El meteorito está hoy en el museo Miguel Lillo de S.M. de Tucumán y se me ocurrió hilar la historia de la comunidad y del territorio a través de entrevistas e investigación de archivo. Aquí me animen a expresarme. Fue muy ameno y agradable trabajar en grupo”, narra.

Juntos, durante siete dias y siete noches, los residentes compartieron ideas, cuestionamientos, se nutrieron de las inquietudes e ideas de los otros, para retornar a sus vidas diarias con el proyecto más encaminado. "Todos pueden contar tu historia, vecinos, otros que se van a enterar ahora, chicos que imaginarán, todos, en ese camino de imaginario y realidad donde se puede construir una mitología, para eso tiene que pasar dos cosas, uno es que vos tener que estar dispuesto a escuchar con avidez y otra estar disponible para contar tu historia", dice Fernández.

Entre los doce seleccionados estuvieron también Alejandro Bustos, dibujante porteño (63), con el plan de transmitir leyendas de pueblos originarios a través de la narración oral, los dibujos en arena y la música en vivo; Rubén López (55), de Córdoba, cuentacuentos, docente y gestor cultural, plantea la necesidad de incursionar en la propuesta escénica, antes no explorada, pero respetando el formato previo de ronda comunitaria donde no hay necesidad de un escenario, ni bambalinas, ni luces; y Marcos Martinez (38) de San Rafael, Mendoza, director de teatro, dramaturgo, escritor, docente, narrador, su idea es montar un espectáculo que mezcle narración, música ambiente incidental e imágenes o ilustraciones.

Completan la lista Cristina Sanhueza (50) de Bahia Blanca y doctorada en ciencias biológicas que plantea la idea de escribir y narrar cuentos sobre el mar, la luna, los animales, los humanos; Mauro Daniel Guzmán (35) de Villa Maria, Córdoba, quiere recopilar información esencial sobre la filosofía y la historia de la narración oral en Argentina a través de entrevistas; y Fernanda Gomez (50) de CABA, quien a través de su recorrido como profesora de Yoga y Narradora, busca crear una experiencia donde ambas disciplinas sean parte indivisible y fundamental: Respiración, presente, silencio, concentración, fluidez, relajación, amor, son algunos pilares, que detecta, forman parte de las claves para contar y para el yoga.

En tanto la mendocina Valentina Spina Zapata (36), plasmó su proyecto “Silenciero”, un documental sonoro a través del registro de las conversaciones que tuvieron lugar en estos días y el paisaje sonoro del entorno; Betiana Griselda Quiroga (35) de Carmen de Patagones quien intenta rescatar la voz de los pueblos Mapuche y Tehuelche; y la narradora Ana María Cércola (50) de Villa Giardino, Córdoba, que mostró su proyecto ‘Para nosotros, sí cuentan’ que daría un espacio a comunidades históricamente silenciadas.

Con información de Télam