Luis García Montero le dedica a Almudena Grandes un poemario para honrarla y despedirla

14 de enero, 2023 | 14.43

(Por Ana Clara Pérez Cotten). Entre el duelo, las posibilidades de ampliar el sentido que da la poesía y el guiño cómplice a una relación que fue amorosa pero también literaria, el ensayista, crítico y director del Instituto Cervantes Luis García Montero reunió en "Un año y tres meses" una serie de poemas para honrar, recordar y despedir a su compañera, la popular y reconocida escritora española Almudena Grandes.

Con poemas que rememoran la enfermedad y la soledad pero también la complicidad y su larga historia de amor, "Un año y tres meses" (editado por Tusquets y que hace referencia al tiempo de la enfermedad) es un poemario breve, de solo 60 páginas, cargado de claves de lectura y referencias en las que el lector puede acompañar a García Montero por los sinsabores del duelo y en el recuerdo de una vida compartida.

El libro, además, da testimonio de una costumbre que mantuvieron durante los treinta años en los que fueron pareja: dedicarse textos más allá de la formalidad, con fórmulas y vericuetos que daban cuenta del tipo de vínculo -amoroso, pero también literario- que mantenían.

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"El juicio final para nosotros / es saber si es peor / la suerte del que muere o del que permanece / aquí sin más sentido que la nada / Uno de los dos muertos debe seguir de pie", advierte uno de los poemas de García Montero, quien al escribir elige también cómo seguir de pie.

El poeta empezó a escribir sobre la enfermedad de su mujer ni bien les dieron la noticia en septiembre de 2020. Incluso, en "No puede ser así", publicado en 2021, hay uno de aquellos poemas. Durante los días de internación y cuidados, abordó la relación con el cáncer, la resistencia y la esperanza. Pero a partir de su muerte, que ocurrió el 27 de noviembre de 2021, García Montero pasó al amplio espectro del recuerdo de aquellos últimos días a los que, paradójicamente, no duda en considerar "los más felices" de su vida. "En aquel momento la vida se resolvía en los cuidados, en la capacidad y en la toma de conciencia de que lo que en realidad lo que nos une es nuestra debilidad. Y que no existe amor sin debilidad porque el amor son los cuidados", contó en septiembre durante la presentación del libro en Sevilla.

Lo entregó a Tusquets, la editorial en la que Grandes confió toda su obra, cuando reconoció en el poemario un tono de calma y meditación que se imponía sobre el desahogo.

En mayo, durante su paso por la Feria del Libro de Buenos Aires para homenajear a la escritora, adelantó uno de los poemas del libro que recién ahora llega a las librerías porteñas, "Lectores". Contó, a modo de introducción, que se inspiró en sus costumbres de lectores nocturnos.

"Ella leía hasta las tres de la madrugada. Yo me dormía rápido pero me despertaba en el medio de la noche y prendía la luz para leer. A ninguno de los dos nos molestaba", contó y pasó al poema: "También es el amor una luz negociada / Somos barcos nocturnos que fondean en esta habitación / junto a una cama que parece un puerto. / No me importa que tardes en apagar la luz / si me quedo dormido en tu lectura".

García Montero, quien describe a la muerte como "un animal doméstico que te araña y que convive contigo a diario", cree que en definitiva asumió esta última empresa literaria como una forma de "encontrarle sentido a un mundo que se había quedado completamente sin sentido".

Se conocieron a principios de los años 90, ambos estaban casados. El flechazo fue inmediato así que tras una época de clandestinidad, se separaron de sus respectivas parejas. Compartieron el hogar junto a Irene y Mauro, hijos de él y ella, y junto a la que tuvieron juntos, Elisa.

"Es muy difícil enamorarte de alguien a quien no admiras. No sólo hablo de admiración literaria, sino en general por lo que Luis hace y encarna. Digamos que la admiración literaria fue una cabeza de puente de todo lo que pasó después", contó ella durante una entrevista con Clarín al recordar esos primeros días. Para Luis, en cambio, fue diferente: "La conocí primero como mujer y después la leí. Me gustó mucho como mujer y eso me llevó a leerla". Sin embargo, aceptó que la admiración jugó su papel en el encanto: "Es muy difícil que entre escritores una relación pueda profundizar sin esa dosis de admiración".

En forma paralela a sus carreras literarias, crecieron como militantes de izquierda y tradición republicana y sostuvieron un fuerte compromiso social. Él, fanático del Real Madrid, y ella del Atlético, compartieron horas de lecturas y correcciones, una dinámica que les permitió vivir la literatura también puertas adentro y que explica esa suerte de diálogo secreto y codificado que hay entre la obra de uno y otro.

Durante el entierro de la autora de "El corazón helado", el escritor decidió dejar a los pies de su tumba el poemario "Completamente viernes" (1998), una demostración de amor que aludía al día de la semana que se encontraban en Granada o en Madrid cuando recién empezaban a conocerse, y también un guiño hacia la novela "Te llamaré viernes" (1991) de Grandes, que estuvo lejos del éxito de "Las edades de Lulú".

"Atlas de geografía humana" fue el primer libro que Grandes le dedicó: "A Luis, que entró en mi vida y cambió el argumento de esta novela. Y el argumento de mi vida". Y, a partir de ahí, se los dedicó todos, variando levemente la fórmula: "A Luis. Otra vez, y nunca serán bastantes". Él también le dedicó a ella los poemarios. El primero fue "Completamente viernes": "A Almudena, también en la luz de los inviernos". Pero también "A Almudena. Como siempre he vivido con los pies en las nubes, necesito el amor para poner las manos en la tierra"; "A Almudena, la única patria del peregrino"; "A Almudena, junto al árbol, porque en el momento de abrir los ojos vimos el mundo desnudo" o "A Almudena, que me abriga con una mirada de mis silencios y me defiende con una sonrisa de mis palabras".

La enfermedad también hizo que esa admiración que se prodigaban y que se confirmaban en las dedicatorias se convirtiera en una confianza absoluta al momento de escribir. La novela póstuma de Grandes, "Todo va a mejorar", contó con el cierre de García Montero, quien guiado por las indicaciones y reflexiones de ella, tipeó el final. Se trata de una obra distópica en la que España se transforma en una dictadura ultracapitalista manejada por grandes empresas, y que la autora escribió entre sesiones de quimioterapia como una rutina que se regaló a sí misma al cumplir 60 años y que le permitió mantener cierta entereza durante el tratamiento de quimioterapia. "Leímos juntos las anotaciones de los cuadernos, hablamos de las posibilidades y me pidió que escribiese yo lo que iba a quedar sin concluir. Quería que sus lectores conocieran el final de la historia que ella había imaginado. Eso es lo que he procurado hacer en el último y breve capítulo de este libro. No he pretendido, desde luego, estar a la altura narrativa de Almudena, sino escribir, como ella quería, unas páginas que siguieron sus indicaciones. Espero no haber traicionado el amor que sintió por sus lectores, sus lectoras y sus personajes", contó él en el epílogo de aquella novela que, a pedido de ella, se animó a cerrar para los lectores, de ambos.

Con información de Télam