Videos breves en los que se reproducen lecturas, fotos de fragmentos de poemas o vivos de Instagram que se transforman en una conversación compartida con varios acerca de la obra de poetas: la poesía circula por las redes sociales en diversos formatos y Alicia Genovese se muestra interesada en ese itinerario que, de pronto, la lleva a encontrarse con sus clases super visitadas en YouTube o sus poemas en publicaciones de usuarios.
En una coyuntura en la que la poesía encontró en las redes sociales un espacio más de circulación, qué pasa con el yo construido en esas plataformas y el yo de la poesía, ¿hay diálogo posible entre esos dos universos? ¿Qué subjetividades se ponen en juego en las dos dimensiones? La autora de "El cielo posible", "Aguas" y "Ahí lejos todavía" ensaya algunas respuestas.
-T:¿Cómo analizas en ese punto a las redes sociales?
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
-A.G.: Son un campo de difusión enorme, no me interesa denostarlas. El hecho de que haya un videíto de alguien leyendo un poema y tenga mucha repercusión, yo doy charlas magistrales para YouTube y aparecen miles de visitas. Lo que entra en cortocircuito es la exigencia de velocidad que tienen las redes. Rápidamente la gente escribe un poema y lo sube. Hay como una exigencia de apurarte para escribir el libro, para leerlo y la escritura no es eso, es detenimiento, demora, es ir y volver. No podes escribir un libro y a la media hora subirlo a Facebook porque seguro que ese poema necesita que vuelvas. Veo que se genera barullo porque no se genera una diferencia entre el tiempo de escritura y el de las redes.
-T: Decís en un momento que en un mundo excesivamente replegado en el yo, no hay eros y pensaba en ese yo de las redes sociales que es tan distinto a la de la poesía, ¿no?
-A.G.: El yo con el que trabaja la poesía es, si se quiere, la subjetividad más desconocida, va apareciendo. Ni vos que estás trabajando con vos mismo sabías que tenías, son contenidos inconscientes que pueden aparecer y no sabías que estaban ahí. Eso es el yo en contacto con el afuera, qué me pasa a mí en contacto con lo que me pasa. Me parece que eso hay que diferenciarlo del narcicismo, del yo como espectáculo, como construcción para ser mirada. Ese yo no tiene nada que ver. Siempre hay construcciones de autor en la literatura y a algunos les va muy bien con eso y venden muchos libros.
Con información de Télam