(Por Emilia Racciatti, enviada especial). La escritora argentina Clara Obligado, quien llegó exiliada a España y vive ahí hace décadas, y el napolitano Erri de Luca, uno de los autores italianos más destacados y traducidos de su país, protagonizaron hoy dos charlas en el Festival de Literatura Eñe, en las que se combinaron recorridos sobre sus obras pero también supieron dar lugar a dos instancias de intimidad y calidez destacando la dimensión humana de sus procesos de escritura y la lectura.
De Luca (Nápoles, 1950) fue el primer autor en no tener al español como lengua materna y participar del Eñe y con la guía del argentino Guillermo Roz conversó en el espacio Hotel Iberostar Las Letras de Gran Vía sobre las últimas elecciones en Italia, la escritura concebida siempre desde el cuerpo y su compromiso como ciudadano que no asimila al de escritor pero lo aprovecha para amplificar voces.
"Mi compromiso es como ciudadano, no como escritor. La literatura no tiene que dar lecciones pero como ciudadano exploto al escritor para hacer escuchar otras voces, amplificarlas. La escritura es una herramienta para que se escuchen voces que no suelen ser oídas", señaló el autor de "Imposible" o "El día antes de la felicidad".
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En la actividad presentada como "Vermú literario", De Luca respondió cada una de las preguntas de un público que lo esperaba con sus libros editados por Seix Barral en mano y claro que aparecieron las elecciones recientes en Italia, las que coronaron a la ultraderechista Giorgia Meloni como primera ministra.
De Luca, con un pasado como militante de izquierda, dijo que ve la situación de manera cómica: "En Nápoles hay un refrán que dice 'acabas de empezar a afeitarte y ya te has cortado', bueno, lo que está pasando en Italia es así y abre un espacio enorme para la sátira. De todas maneras, no creo que dure mucho porque el sentimentalismo del odio es alto y las tres partes de la coalición -en referencia a Matteo Salvini, Silvio Berlusconi y la propia Meloni- se odian".
Además De Luca habló de la guerra en Ucrania y dijo que a diferencia de la de Bosnia, en la que condujo convoyes humanitarios y se trataba del "colapso de una nación y Europa se mantenía alejada", en ésta su lugar es otro, "está en el centro de la escena". "Ucrania es el lugar que más fronteras tiene con otros países de Europa", marcó.
Esta actividad, con traductor incluido, es la primera de las que lo esperaban en el Eñe y sobre esta visita, el exoperario de Fiat dijo que era el encuentro con otra lengua y comparó al español, "una lengua expansiva", con el italiano, "lengua pequeña, que se habla en pocas partes del mundo".
"Es como salir de una estación pequeña y llegar a una gran estación -graficó-, el italiano es el idioma que suelen hablar los Papas, en cambio el español se habla aquí, en México, en Argentina y eso hace que este momento pueda tener repercusiones en distintas partes del mundo y me da un vértigo enorme".
Una de las preguntas del público fue acerca de su actividad como montañista, ¿cómo influye en su escritura? "La montaña es el sitio en el que mi cuerpo se mueve mejor. Además me estoy poniendo viejo y la vejez es puro experimento, nadie te dice cómo te vas a sentir", sostuvo. Pero además dijo que escribe sobre el alpinismo porque siempre escribe sobre cosas que pasaron por su cuerpo.
Después de esta cita, De Luca se trasladó al Círculo de las Bellas Artes, donde lo esperaba otra disertación, en el mismo lugar en el que más tarde Clara Obligado tomó la escena con el escritor español Javier Morales, en una actividad llamada "Conversaciones en el jardín" y programada inicialmente con Federico Falco, quien no pudo viajar a España por motivos personales.
Ante el imponente edificio del Círculo de las Bellas Artes -columnas, techos altos, un espacio extremadamente protocolar-, Obligado y Morales concibieron -y lograron- un encuentro íntimo, con lecturas, chistes y recomendaciones enfáticas de autoras como Mary Oliver y Emily Dickinson.
Con la premisa de perderse en el jardín, Obligado comparó: si el paraíso suele ser la nostalgia, el bosque suele ser la mística. Para hablar del primero, la escritora y docente nombró a Jorge Luis Borges: "No hay mejor paraíso que el perdido", aseguró que los jardines nos constituyen y marcó un inicio en esa idea de que el primer castigo es que nos echaron del jardín, del paraíso.
La autora de "Todo lo que crece" convocó a pensar en contra de la utopía ecologista que supone un lugar que fue mejor y que siempre será mejor, introdujo así algo que reconoce como bastante presente en estos días: la fantasía de un paraíso que nos constituye como seres melancólicos.
Dejando atrás al paraíso, avanzaron hacia el bosque como el lugar en el que, graficó la argentina, muchas veces la literatura lo convirtió en peligro pero al que hay que atravesar: "Es el lugar en el que nos perdemos y nos volvemos a encontrar con nosotros mismos, si salimos del bosque nos convertimos en guerreros. atravesamos el conflicto".
Para Morales, el bosque también nos vincula con la idea de espiritualidad, con el silencio y "las raíces de los árboles que se protegen entre ellas enlazándose y esa fusión la podemos pensar cerca de los libros, esa sensación de que se van conectando".
Obligado (Buenos Aires, 1950) citó a la poeta Wislawa Szymborska: " Cuando pronuncio la palabra silencio, la destruyo" y retomó la importancia del silencio del bosque, del silencio para la escritura. "Vivo en Puerta del Sol, imaginen lo que valoro el silencio", ironizó.
La escritora habló de su amor por el cuento como género porque siempre imagina el origen de la literatura con una escena en la que "los hombres están alrededor del fuego contándose historias para intentar entenderse".
Para la autora de "Una casa lejos de casa" hoy predomina una noción de naturaleza domesticada, eso es el jardín, un espacio que pensamos como natural pero está muy manipulado.
"El paisaje no surge naturalmente, se manipula para que los ricos lo vean mientras los pobres que se arreglen", señaló.
Pero si hablamos de jardín, bosque y paraíso, la semilla es un elemento central y ahí es donde los dos la destacaron como un elemento potente para la escritura.
Obligado la relacionó con la espera y la paciencia: "La paciencia como espera, no pasiva, sino una espera que alimenta la sorpresa, algo que claro que necesita quien escribe".
A su vez, Morales, autor de la novela "Monfragüe", subrayó que "el edén no existe y la naturaleza no está desprovista de peligro" y ahí le interesó ubicar a los humanos, los dos coincidieron en que el miedo puede ser considerado un problema pero no lo es: nos protege, nos hace más humanos y está en nuestra memoria ancestral.
Y para finalizar volvieron a Mary Oliver: "Aquel ser humano que no conoce la naturaleza, que no camina bajo las ramas y las hojas como bajo su propio techo, es parcial y está herido".
Con información de Télam