Breves crónicas cotidianas de Marcos López: un recorrido intimista por el universo del artista

06 de septiembre, 2023 | 16.02

(Por Dolores Pruneda Paz). "Querido diario:", del reconocido fotógrafo Marcos López, no es un diario; los textos fueron escritos por él en redes sociales entre febrero de 2019 y enero de 2023, pandemia mediante, por "necesidad expresiva" y "visceral": reflexiones sin pretensión ni direccionamiento sobre el día a día (el barrio, los viajes, el arte, los afectos), donde lo más importante es lo que no se dice, la interacción del deseo con lo incierto, eso que quedó más allá de uno mismo.

"Desde que el libro existe me pasa como a los chicos. Lo dejé por ahí y me escondo bajo la sábana, no quiero leerlo", dice López a Télam para dar cuenta del nivel de intimidad de esas notas, escritas en celular y posteadas después de edición rápida y espontánea, que sin embargo son reflexivas y son poéticas.

La publicación de Caballo Negro es el resultado del trabajo "entusiasta y sensible" de Alejo Carbonel, editor de ese sello independiente cordobés que suele publicar rarezas y perlitas con las que vale la pena encontrarse, como este "Querido diario:" que no es tal cosa, pero que sí puede serlo para quien no sepa lo que dice López (Santa Fe, 1958) sobre la forma en que fue escrito y que de todos modos, sabiéndolo, -"en muchos casos hay una primera persona autobiográfica que es ficción"- no importa, se lee como diario.

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Son entradas y reflexiones intimistas, ultra personales, sobre la vida y la fotografía que en su caso son lo mismo y sobre lo latinoamericano, que también en su caso, desde su autopercepción, es la misma cosa. "Las dos palabras, fotografía y América Latina, conforman una misma cosa en mi estructura medular-emocional. Podría agregar una frase: me hice fotógrafo para apropiarme de este continente", escribe el creador sub-realismo criollo y del Pop Latino, cromáticamente estridente y simbólicamente sincrético, que legó imágenes icónicas a la Historia de la fotografía.

Sea el "Carnaval criollo" o, como una última cena de Da Vinci, el "Asado en Mendiolaza" de varones en cuero, musculosa y camisetas de fútbol, frente a un tablón sobre caballetes con sifones, damajuana, ensalada en bowl de plástico y tablas con morcilla y achuras; o "Nazareno" -la del mozo de un bar de barrio que encarna la estampita del mapuche, muerto joven y santificado, Ceferino Namuncurá-, exhibida o parte parte de colecciones de grandes museos del mundo como el Reina Sofía.

Esos textos que se leen honestos, contradictorios y sin especulaciones, que muchas veces terminó borrando de las redes, como ocurrió con el posteo que hizo después de las PASO, sentado en un sillón usando la máscara de un león, atravesado el pecho con una banda presidencial que el mismo día del posteo se hizo en cartulina : "No escribí a modo de diario, escribí como una necesidad expresiva, visceral, en muchos casos para acompañar imágenes que en el libro no aparecen y siempre siempre me pregunté si esto así se sostenía", dice López en diálogo con Télam.

Del diario, 8 de mayo, 2019: "Lo mejor de trabajar para este tipo de grandes festivales/mega eventos es la posibilidad del contacto cotidiano, pequeño, mínimo, simple con algunas personas que nos cruzamos. (....) La vida no es otra cosa que repetir frases hechas y transitar lugares comunes". "Creo que me cansé de los lugares comunes". También del diario, 16 de abril, 2019, en referencia a "los símbolos de identidad local". Después de contar que nunca logró emocionarse frente a la Piedra del Sol del Museo Nacional de Antropología mexicano, un disco de basalto del 1.200 d.C de 24 toneladas que muestra entre otras cosas el calendario azteca.

"Cumplí con la obligación de llevar a mis hijos", "Basta", escribe. Igual que con las pirámides mayas: "siempre me aburrí, me cagué de calor y nunca logré remontarme a la época -se lee en la compilación hecha por Carbonell-. Me distraigo mirando a la gente. Lo mismo me pasa cuando voy a la Bienal de Arte de Venecia: me distraigo mirando lo bien que se visten los europeos".

-Télam: ¿Cómo fue el proceso de transformación de un contenido audiovisual digital online a otro sólo sostenido por palabras en papel?

-Marcos López: Alejo se encargó de entrar a Facebook y a Instagram y de ir para atrás y hacer una selección y un orden de esos textos, que yo no escribí a modo de diario, sino como una necesidad expresiva y visceral, en muchos casos para acompañar una imagen que ahora no está y que siempre me hizo preguntar si el libro se sostendría.

-T: ¿Participaste en la edición?

-M.L: No y cuando el libro apareció, no lo volví a leer. Así como me lo mandaron, lo guardé en la biblioteca y no lo abrí.

-T: ¿Todavía no?

-M.L: Todavía no, me da como pudor volver a ver los textos, si bien en muchos casos hay una primera persona autobiográfica que es ficción. Yo escribo, por ejemplo, "alquilé una casa en Mar de Ajó y me fui". Esto es verdad, fue un texto que tuvo mucho éxito en Facebook donde yo decía que la estaba pasando mal, y lo tuve que borrar porque muchos amigos, o algunos amigos que estaban en la costa, me decían, 'Marcos, no la estés pasando mal, venite que estoy en Villa Gesell en una casa hermosa'. Escribo como mentiras, hay un lugar de la primera persona que dice 'limpio el baño mientras medito' y no sé si alguna vez limpié el baño, son imágenes.

-T: Más tratándose de algo pensado para las redes.

-M.L: En las redes la primera persona es como que manda, pero ficcionalizada o exagerando sentimientos, yo me guardo el secreto de qué cosas son verdad y en qué cosas soy un actor. Lo que sí es cierto, es que en muchos casos muchos textos fueron tipeados en el teléfono y editados según la cantidad de caracteres que Instagram te dejaba poner. Entonces, yo diría que "Querido Diario" suena bien como título, pero no es un diario.

-T: Aún perdiendo las imágenes originales, esos textos están cargados de imágenes y además se cuela un yo con el que ni siquiera se puede saber qué es lo verdadero y qué es lo falso. Eso que se perfila cuando escribís: "La fotografía es una excusa para hacer otra cosa. Siempre lo importante es otra cosa. Lo más importante es lo no dicho" o "hacer fotos es una excusa para (...) expresar una teatralidad diferente del yo. Cambiar algo. Reprogramar. Resetear estrategias de sobrevivencia. Salir por un ratito del armario."

-M.L: Ahora existe ese yo en formato libro, en el que aparte hay mucha intimidad. Todo el tiempo. Por eso me da pudor, hay mucha intimidad, entre comillas, inventada, pero esos sentimientos existen y, aparte, muchas veces era tal el grado de intimidad que en la madrugada me daba una autocensura y me daba un deseo de borrarlos. Muchas veces los borré, pero antes los copiaba en un mail para no perderlos.

-T: La neurosis.

-M.L: Claro, porque, ¿qué derecho tengo de joder a la gente hablándole del yo, el yo y el yo? 'Sos un egocéntrico', me juzgaba, y la psicóloga me decía 'sosténgalo Marcos, no lo borre'. Y ahora que existe el libro es como los chicos, lo tiré ahí y me escondo abajo de la sábana. Ya está. No lo quiero volver a leer.

-T: Hay algo muy distinto en tu interacción con el formato libro, a lo que contás con las redes, y no sé cómo lo sentirás con la fotografía.

-M.L: Es algo, creo, que ya no se me va de las manos; y además me da satisfacción que algunos amigos lo hayan leído. No me considero un escritor pero puedo escribir cuando aparece una imagen o una sensación tan fuerte que no puedo contenerla más; y en pandemia fue muy fuerte, gran parte de esos textos breves son de estar en casa. Ahora que salió el libro se me fue la necesidad de estar todo el tiempo diciendo 'yo siento', 'yo creo'. El otro día posteé cuando me enteré de los resultados de las elecciones pero después lo borré. Ahora estoy en un estado más introspectivo. Paré con esa necesidad de decir, 'Hey!, estoy acá, mírenme, siento esto, siento esto!. Es un poco mi trabajo, esa cosa del artista: sentir cosas y darle un formato escrito, visual y compartirlo. El punto es ese. En un papel o en Internet. Hay fotos que solo hice para Instagram y que nunca van a pasar ni a una exposición, ni a un libro, ni a nada. Están ahí. Pero ahora estoy queriendo hacer un libro papel con fotos que tomé con el teléfono para ver qué ocurre en esa forma de leer, de exponer esto. También me gustaría elegir 20 textos y publicarlos con esas mismas fotos en ese formato porque va a tener otro sentido y me gustaría descubrir cuál.

-T: El diario celebra lo imprevisto, trabajar a ojo, buscar sentido a partir del juego, cierta cosa de la incertidumbre, salir del yo y del show un rato, cosas anti-hater, contrarias a lo usual en redes.

-M.L: Si tengo que decir qué es el libro, o esos textos, son un tipo buscando el sentido a la vida, que es lo que siento todo el tiempo y por eso me angustio, no tiene mucho sentido la vida, digamos. Pero mientras tanto, ya que está, escribo un poco y trato de encontrarle un sentido también a las redes, que pueden ser algo tan tóxico, nocivo y adictivo. A veces me veo de madrugada mirando posteos frívolos de Instagram y digo ¿qué estoy haciendo? Pero bueno, me nace... Kartún es un tipo que también usa Facebook para escribir cosas autobiográficas entre comillas y que da gusto leer.

-T: Algo muy lindo de esos textos es la pregunta sobre el estar por estar, esa forma de presencia que señalás en los gatos, ese ¿no les alcanza con jugar? Que preguntás sobre las entrevistas para niñas y niños de las número uno del deporte, que hablan de jugar con enorme sufrimiento, no del jugar por jugar, una pregunta que se va repitiendo de distintos modos a lo largo de esos cuatro años que repasa el libro.

-M.L: Si escribir, en una red social o un libro, se puede usar como para transmitir algo reparador o una apertura del corazón y un abrazo sincero, bienvenido sea. Para mí eso tiene algo de curativo y me sirve para encontrarle sentido a mi profesión de artista: '¿De qué se gana usted la vida, señor? Bueno, trato de sentir qué me pasa, mirarlo, fotografiarlo y escribirlo, y compartirlo'. Me salió sin proponérmelo. De hecho, no soy buen lector, no tengo paciencia para leer, pero puedo escribir.

-T: Pero a Juan José Saer lo nombrás en los textos.

-M.L: Porque soy de Santa Fe.

Con información de Télam