(Por Leila Torres). Alice Kellen, la joven escritora española que es furor dentro del género romántico juvenil, vino a la Argentina para acompañar el lanzamiento de sus primeros libros "Otra vez tú" y "Tal vez tú", que tocan temas como el pasaje a la adultez, las inseguridades sobre el propio cuerpo, la importancia de la comunicación y de cómo, según afirma la autora, "el amor siempre está ligado a uno mismo".
El nombre verdadero de Alice Kellen es todavía un misterio. Las certezas que se tienen sobre ella es que nació en Valencia y con tan solo 30 años se convirtió en una referente dentro del género romántico juvenil muy querida por su público lector. "El amor está ligado a uno mismo, a quién quieres, a quién no, a los vínculos", afirma la escritora española sobre la temática que atraviesa todas sus obras, en una entrevista a Télam en La Mansión, un palacio que pertenece al Four Seasons, el hotel de la zona de Retiro donde se hospeda en su visita a la Argentina.
Tal como sucede con las historias de amor, en las que es difícil determinar el momento exacto en los que los personajes se enamoran, para Kellen "no hay un origen" en su relación con la escritura. "Creo que viene de que me gustaba leer y me planteé ese segundo paso -recuerda la autora-. Poco a poco surgió la inquietud de imaginar una historia", cuenta.
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"Otra vez tú", la primera entrega de una comedia romántica y su continuación, titulada "Tal vez tú", narran la historia de un grupo de tres amigas (Emma, Elisa y Hannah) que están ingresando a la adultez y deben enfrentarse a nuevas reflexiones en torno al amor, la comunicación, el perdón y la amistad. En un principio, las novelas fueron autopublicadas en la plataforma Amazon y este año la editorial Planeta las llevó al papel.
"Nunca volví a escribir comedia pero me lo pasé muy bien", afirma la autora sobre sus libros que toman el humor como recurso para cambiar el lente a través del cual se analizan los problemas personales. "En 'Otra vez tú', se toca mucho el tema de la comunicación en la pareja y cómo muchas veces, por no decir cómo uno se siente, la relación pasa a deteriorarse y puede romperse", explica Kellen.
- Télam: Contás que de pequeña escribías diarios, ¿hay algo de esas experiencias que plasmaste ahí que te sirvieran de inspiración para tus novelas?
- Alice Kellen: Sin dudas. Todo sirve. Este viaje, la vida personal o la gente que me rodea, una canción, una película, mis lecturas. Todas son pequeñas pinceladas que luego se re transmiten con las palabras de cada uno. Todos vivimos en base a eso: aprendemos de lo que vamos cogiendo. Es interesante porque te amplía a que siempre quieres estar conociendo y descubriendo.
- T.: En "Otra vez tú" se explora la idea de brindar nuevas oportunidades. ¿Cómo se relaciona el amor con el acto de perdonar?
- A.K.: Me parecen complicadas las segundas oportunidades. Se pueden dar cuando dos personas se reencuentran porque ha pasado algo y se han dado cuenta de los errores que se cometieron y siempre y cuando esas personas sean distintas y deseen ser distintas. Por ejemplo, se conocieron a los 20 y algo y no estaban en el mismo momento de la vida. Uno quería asentarse y el otro viajar. Al final en el amor es muy importante tener una dirección y a veces, esto falla y no en que la persona te haya hecho algo. Luego, a lo mejor, años después, se encuentran en el mismo punto.
- T.: El primer libro está narrado desde la perspectiva de una mujer que está entrando a la adultez, ¿en qué medida este crecimiento atraviesa toda la narrativa?
- A.K.: Es una etapa de "prueba y error", de descubrir qué se quiere y qué no. Para eso, también tienes que atravesar ciertos momentos. Cuando entré a los 30, me di cuenta que tenía muy claro lo que quería. Cada uno tiene sus procesos pero conforme vas madurando, te vas conociendo mejor a ti. Hay personas que a lo mejor a los 17 se conocen maravillosamente bien pero no es lo habitual. Los treinta son una edad interesante en ese sentido: sabes lo que buscas.
- T.: ¿Hay una transferencia de tus búsquedas y percepciones a los personajes?
- A.K.: Sí, al final dejas mucho de ti en cada preocupación o conflicto. Tienes que entender al personaje, aunque no estés de acuerdo, tienes que ponerte en la piel de ese personaje. Con estas novelas, lo que quería era divertirme, dejarme llevar y que, cuando llega el momento del beso, pienses "¡Al fin!". En otras historias, a lo mejor, busco reflexionar sobre algo concreto, como la sensación de que se lea el libro y no se pueda soltar.
- T.: La protagonista tiene una inseguridad con su peso ¿Cómo dialoga esta percepción del propio cuerpo que se aborda en la novela con los discursos gordofóbicos que todavía circulan?
- A.K.: Es tan difícil. La teoría la sé perfectamente pero hay días en que me veo genial y hay días que de pronto digo "no me gusta eso y no me gusta lo otro" y pienso por qué tengo este discurso dentro mío. Es alucinante que en los últimos cinco años, se hayan incorporado tantos temas de golpe. En el momento en que escribí, no era algo que se comentase. Debería revisar la historia. No me acuerdo bien qué perspectiva tenía yo, no sé si lo escribiría igual ahora. Es un constante aprendizaje.
-T.: También incluís la temática de la salud mental cuando los protagonistas hacen terapia juntos, ¿por qué?
-A.K.: Sí, porque lo veo super normal. Si tienes un problema, intentas solucionarlo. Me parece de cajón, en cualquier aspecto de la vida. La protagonista en un principio decía "¿Cómo vamos a ir a terapia de parejas?" Pero los ayudó. Aunque fuese en tono de comedia.
-T.: ¿Influyeron en vos los discursos feministas?
-A.K.: Uno cambia conforme el mundo va cambiando. En la novela romántica de los años 90, por ejemplo, es muy difícil encontrar historias que no nos parezcan machistas porque el concepto era diferente. Había más dependencia en el amor. Todas las autoras hemos evolucionado conforme lo hizo la sociedad, es algo paralelo. Vas incorporando los temas que vas aprendiendo. Las transformaciones sociales tienen su impacto en la literatura, en el cine. Un escritor tiene que representar lo que lo rodea y es fiel al momento en que vive.
-T.: Mencionaste en una entrevista anterior que tus personajes femeninos se caracterizan por su empoderamiento. ¿En qué sentido?
-A.K.: Todos queremos encontrar el amor, ya sea en el sentido de pareja o amigos. Somos seres sociales, nos gusta tener vínculos y una red en la que apoyarnos y en torno en la que vivir. Pero no buscamos completarnos, buscamos el placer de compartir la vida. Se agradece cuando se encuentran estas personas que te aportan e intento reflejar eso en los libros. También cada protagonista es diferente: tengo protagonistas que son más inseguras, más complacientes, y que su actitud les molesta. Tengo otras más seguras. Uno quiere hacer diferentes personajes, y eso es lo divertido de escribir: ponerte en otras pieles y ver cómo pueden enfrentar esos conflictos que van surgiendo.
-T.: En una entrevista mencionas que tu autor preferido es Carlos Ruiz Zafón, un novelista híbrido de policial, sátira y fantasía. ¿Pensás que los autores que te convocan influyen en tu escritura?
-A.K.: La gente piensa que estoy todo el día viendo comedia romántica o series románticas y a mí me gustan de asesinatos y catástrofes. Realmente no soy muy consumidora. Al contrario, puede que esté un poco saturada. Uno ya tiene el chip de cómo construir una novela romántica: conflicto, desarrollo, final satisfactorio. Cuando logras salir de ahí y ves otros temas, otras inquietudes, estas influyen cuando se escribe. Ayuda a no retroalimentarte con la misma información. Y también para no repetir, porque hay muchos clichés y la vida tiende a los clichés.
-T.: ¿Considerás que existe algún estigma en torno a los y las escritoras que se dedican a la novela romántica?
-A.K.: Hay gente que escribe otros géneros y tiene prejuicios. Lo ven como algo cursi sin más. Si le preguntas cuál es la última novela que han leído, no serian capaces de dar un título. De todas maneras, esas personas buscarán esas cosas. Es como cuando eliges una película de un catalogo, buscas sensaciones diferentes. Un clásico te puede aportar algo que no te puede aportar una novela romántica. Una novela romántica te puede aportar algo que el clásico no consigue: estar toda la noche despierta leyendo y suspirando. Sirven para algo distinto y consigues algo diferente. Seria guay que se animaran a dar el paso a probar, leer una y opinar si les parece un horror.
De todas maneras, el tema del amor, los sentimientos y todo lo que va ligado a lo emocional, tiende a tildarse de cursilería porque nos han educado que hablar de sentimientos da pudor. Pero muchísimos libros catalogados como ficción giran en torno al amor. No creo que hablar de amor sea el problema. Cuando decido leer una novela romántica, sé el efecto que estoy buscando y no me lo puede dar por ejemplo, una película indie francesa. Cada cosa tiene su lugar, ni mejor ni peor. Será mejor o peor según el momento.
Con información de Télam