La escritora y traductora Esther Cross ingresó a la Academia Argentina de Letras y, en diálogo con Télam, asegura que la noticia la entusiasma porque es una oportunidad para "compartir inquietudes con personas que se dedican al lenguaje desde diferentes puntos de vista".
La autora de "Radiana", "Kavanagh" y la más reciente "La aventura sobrenatural", en coautoría con Betina González, fue designada para ocupar el sillón Fray Mamerto Esquiú por los escritores y académicos Pablo De Santis, Rafael Felipe Oteriño, Santiago Sylvester y Eduardo Álvarez Tuñón.
"Recibí la noticia con mucha alegría. Me entusiasma compartir inquietudes con personas que se dedican al lenguaje desde diferentes puntos de vista.
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Por otro lado, cuando escribo trato de descubrir el lenguaje propio de cada historia. Es lo que encuentro en los libros que admiro. Al traducir pasa algo parecido: trabajo rodeada de diccionarios pero lo importante es el tono del libro. Es una tarea solitaria, al margen, podría decirse. La Academia es algo totalmente distinto", señala en diálogo con Télam.
¿Qué lectura hacés de la Academia Argentina de Letras en relación con la producción literaria o la vida cultural contemporánea? "Sé que mi nombramiento coincide con el de lingüistas como Andreína Adelstein, y que en junio ingresaron Jorge Dubatti, que tanto sabe de teatro, y Oscar Conde, que es autor y ensayista. Qué mejor que haya escritores conversando con investigadores y expertos de otras áreas. Todos compartimos este lenguaje que Borges llamó, con su típica gracia, el idioma de los argentinos", responde.
Acerca de cómo está el campo literario argentino actual, la escritora advierte que "es tan rico y variado, por suerte, que excede cualquier generalización. La FED (Feria de Editores), que terminó hace pocos días, fue una especie de resumen perfecto".
Traductora de autores como Richard Yates, William Goyen, Mark Twain, Celia Paul y Cynan Jones, Cross (Buenos Aires, 1961) considera que "la Argentina siempre fue un país de traductores excelentes" y cita a "Silvina Ocampo y Enrique Pezzoni, por ejemplo, y más cerca en el tiempo, en Marcelo Cohen, Ariel Magnus, Laura Wittner o Inés Garland, por nombrar sólo a algunos".
"Hay editoriales, como Fiordo, o Chai - especialmente - que se dedican con ojo experto a buscar libros para traducir, y a la traductora o el traductor para cada libro. Esas traducciones son las que se leen ahora en otros países. La lectura que hago es absolutamente positiva".
Con información de Télam