La división de investigación del cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al edulcorante aspartamo como “potencialmente cancerígeno”. Sin embargo, el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) apuntó que los límites diarios recomendados para el consumo de este edulcorante, que se encuentra en miles de alimentos y bebidas, no cambiarán.
Desde Ginebra y en conferencia de prensa, Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS, destacó que, a la fecha y a pesar de la polémica, no hay evidencia convincente de que el aspartamo tenga efectos adversos después de la ingesta, dentro de los límites establecidos por el comité anterior.
MÁS INFO
Según Mary Schubauer-Berigan, directora interina del programa de Monografías de la división de investigación del cáncer, la nueva clasificación no debe tomarse como una declaración directa que indica que existe un riesgo conocido de cáncer por el consumo de aspartamo sino que es más un llamado a la comunidad científica para comprender mejor el posible peligro que puede o no representar el consumo de aspartamo.
Una vieja controversia
El aspartamo es doscientas veces más dulce que el azúcar y se usa en más de seis mil productos en todo el mundo, incluidas bebidas dietéticas, golosinas, pasta de dientes y suplementos vitamínicos. La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) lo aprobó como edulcorante en 1974 y, en 1981, se estableció una ingesta diaria recomendada de cuarenta miligramos por kilogramo de peso corporal. Para un adulto típico, esto se traduce en alrededor de dos mil ochocientos miligramos por día, lo que equivale a unas catorce latas de gaseosas dietéticas.
En 2019, un grupo asesor de la división de investigación del cáncer de la OMS recomendó una evaluación de una variedad de sustancias, incluido el aspartamo. La sospecha de un vínculo entre este componente y el cáncer de hígado radica en tres estudios que examinaron el consumo de bebidas endulzadas artificialmente.
Uno de estos estudios, publicado en 2016, siguió a 477.206 participantes en diez países europeos durante más de once años y mostró que el consumo de bebidas con endulzante artificial se asoció con un mayor riesgo de un tipo de cáncer de hígado. Por otra parte, un estudio realizado en Estados Unidos en 2022 mostró que el consumo de bebidas endulzadas artificialmente estaba asociado con el cáncer de hígado en personas con diabetes. El último estudio involucró a 934.777 personas en Estados Unidos desde 1982 hasta 2016 y encontró un mayor riesgo de cáncer de páncreas en hombres y mujeres que consumían bebidas endulzadas artificialmente.
Falta de consistencia
Si bien estos trabajos utilizaron el consumo de bebidas endulzadas artificialmente como indicador de la exposición al aspartamo, no siempre brindan una medida precisa de la ingesta, según Mathilde Touvier, epidemióloga del Instituto Nacional Francés de Salud e Investigación Médica en París. La investigadora encontró que, entre 102.865 adultos en Francia, aquellos que consumían cantidades más altas de aspartamo tenían un mayor riesgo de cáncer de mama y otros relacionados con la obesidad. Sin embargo, el estudio no ha tenido suficiente poder estadístico para probar la influencia del aspartamo en el cáncer de hígado.
El JECFA también evaluó los estudios que asocian el aspartamo con los cánceres de hígado, mama y sangre, pero los hallazgos no fueron consistentes. Los estudios tenían limitaciones en su diseño: no podían descartar factores de confusión o se basaban en el autoinforme de la ingesta diaria de aspartamo en la dieta.
En el cuerpo, el edulcorante se descompone en tres metabolitos: fenilalanina, ácido aspártico y metanol. Estas tres moléculas también se presentan luego de la ingesta de otros alimentos o bebidas, lo que hace que sea imposible detectar el efecto del aspartamo en los análisis de sangre. Según Paul Pharoah, epidemiólogo de cáncer en el Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles, el metanol es potencialmente cancerígeno porque se metaboliza a ácido fórmico, que puede dañar el ADN. Cuando el metanol es suficiente, daña al hígado e incrementa el riesgo de cáncer. Sin embargo, el especialista agrega que la cantidad de metanol generado por la descomposición del aspartamo es insignificante.
Por el momento, es evidente que se necesitan más estudios para explorar el impacto del aspartamo en los procesos metabólicos, así como sus vínculos con otras enfermedades.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas