¿Hay vida en otros planetas? Es una pregunta que los humanos intentan responder desde hace siglos y a la que muchos científicos dedican sus investigaciones. “El descubrimiento de otros mundos y la posibilidad de encontrar vida en esos otros mundos es uno de los temas más candentes y primordiales en ciencia espacial y astronomía”, asegura a la Agencia de noticias científicas de la UNQ Rodrigo Díaz, físico e investigador del Conicet en el Instituto de Ciencias Físicas (ICIFI-UNSAM). Pero, a pesar de que muchos examinaron el firmamento durante décadas en busca de señales de otra civilización, en pleno siglo XXI, solo existen un puñado de hipótesis y algunas teorías.
De Drake a la teoría de Darwin
La ecuación de Frank Drake, formulada en 1961, se considera la segunda más famosa de la ciencia, después de la de Einstein, y un poderoso motor para un abordaje científico de la búsqueda de vida extraterrestre, al trazar una hoja de ruta de todos los interrogantes que deberían contemplarse para calibrar las chances de contacto. El astrónomo estadounidense formuló su ecuación para calcular qué probabilidad existía de que otra civilización pudiera comunicarse con nosotros. Sus cálculos arrojaron un resultado de 0,00000003 por ciento. Parece una posibilidad mínima, pero el hecho es que Drake fue criticado por arrojar una estimación demasiado optimista. Si se tiene en cuenta que pueden contabilizarse entre 200 y 400 millones de estrellas en la Vía Láctea, la ecuación supondría que hasta 10 civilizaciones de esta galaxia poseerían vida inteligente y serían capaces de comunicarse con los terrestres.
Alan Stern, investigador de la misión New Horizons, que actualmente explora Plutón, y científico planetario en la Universidad de Boulder en Colorado, no duda de que los extraterrestres existen, pero sugiere que podrían vivir confinados en océanos subterráneos de mundos helados, parecidos a algunas de las lunas de Saturno y Júpiter, como Encelado y Europa. Los planetas congelados, con vastos océanos subterráneos atrapados bajo gruesas capas de hielo, son muy comunes. Para Stern, si esos planetas helados albergaran vida inteligente, muy probablemente no podrían establecer contacto con nadie, ni ser escuchados fuera de su entorno acuático, ya que las capas de hielo de la superficie bloquearían sus señales de radio, que no podrían propagarse por el espacio y ser captadas desde otros mundos.
El investigador Héctor Socas Navarro, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), propone buscar huellas de posibles civilizaciones tecnológicas en lo que se llaman exocinturones de Clarke. El término fue acuñado por el escritor e inventor Arthur C. Clarke para referirse a la banda de satélites geoestacionarios que existe en torno a la Tierra. Y, según el investigador, su presencia podría ser captada en otros planetas si los satélites oscurecieran la luz de estrellas lejanas.
La teoría propuesta por científicos de la británica Universidad de Oxford, en un nuevo estudio publicado en la revista International Journal of Astrobiology, titulado «Los alienígenas de Darwin», muestra por primera vez cómo la teoría de la evolución puede usarse para saber cómo es y puede desarrollarse la vida extraterrestre, ya que los alienígenas están potencialmente configurados por los mismos procesos y mecanismos que dieron forma a los humanos, como la selección natural.
Entre OVNIs, UAPs y el Pentágono
El término OVNI suele asociarse con los alienígenas y las formas de vida inteligente provenientes del espacio exterior. No obstante, el nombre indica que se trata de aquellos elementos considerados como Objetos Voladores No Identificados. En mayo pasado, un nuevo capítulo se agregó a la búsqueda de vida extraterrestre, cuando en el Congreso de Estados Unidos, altos mandos del Pentágono informaron el aumento de “fenómenos aéreos no identificados” –UAPs, por sus siglas en inglés– en los últimos veinte años. Fue la primera audiencia de esta clase en medio siglo y el hecho significativo es que los funcionarios de inteligencia de defensa convocados anunciaron que los avistamientos son “frecuentes” y que muchos son “inexplicables”.
Al ser consultado por esta Agencia, Diego Bagú, astrónomo de la Universidad Nacional de La Plata, destaca que los reportes de los avistamientos son de la Fuerza Aérea y están más relacionados con el tema de la seguridad. “Muchos de esos ovnis bien pueden ser objetos de otras potencias. El tema está muy relacionado con la soberanía y la pelea entre naciones y no tanto con lo científico”, dice.
¿Qué lleva al ser humano a creer en vida extraterrestre?
En diálogo con la Agencia, el periodista Alejandro Agostinelli, editor de FactorElBlog.com, responde: “La motivación, el impulso de relacionar lo desconocido que se ve en el cielo con extraterrestres, tiene raíces culturales muy antiguas. Al final es la cultura la que proporciona la información, determina la posibilidad y alienta o no ciertas expectativas.” Y explica que “la idea de la posible existencia infinitos mundos habitados empezó a ser discutida por los filósofos presocráticos y nunca se agotó. Resurgió entre fines del siglo XIX y el siglo XX, con el aporte de teósofos y novelistas científicos, que a veces eran las mismas personas”.
Según el periodista, el interés público por estos temas es real. Sin embargo, siempre conviene actuar con escepticismo. “Hay que escuchar, recopilar, analizar con profesionalismo los testimonios ufológicos o paranormales, más allá de lo extraños que nos parezcan, asesorarse con especialistas científicos competentes para tratar de determinar las causas de estas experiencias y, si esto no es posible, atender a las posibles evidencias que respalden o desmientan las afirmaciones de los protagonistas”, plantea Agostinelli.
¿Hay alguien ahí? Puede que, finalmente, se encuentre una respuesta. O, tal vez, por mucho que la ciencia llegue a descubrir qué hay debajo de cada polvorienta manta del misterio, el ser humano nunca pueda desembarazarse de las explicaciones sobrenaturales.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas