Nuevamente, en las redes sociales, pero en especial en X (Ex Twitter), se generó cierta polémica por la foto que una persona compartió sobre unos huevos duros y el elevado preció que pagó por comerlos en un restaurante de Buenos Aires. Creer o reventar, un usuario armó un revuelo a partir de un tuit que se hizo viral.
Hay diferentes lugares de la Ciudad de Buenos Aires que ofrecen estilos de cocina que son muy particulares, y que cuentan con modos de cocción de los alimentos o por el lugar de donde provienen que influyen de gran manera en el precio. Este último punto se reflejó en los $2.000 que una persona pagó por dos huevos duros.
“Gallina Sedosa japonesa”, escribió Leno, más conocido como Burger Facts, al realizar el posteo en X. Lo particular de estos huevos es que pertenecen a un tipo de gallina que se diferencia por el plumaje que posee. Uno que fue identificado como de seda y satén al momento de tocarlo. Además, se destaca por presentar a una piel y huesos negros.
De manera inmediata, el posteo se viralizó en las redes y generó una serie de comentarios. “¿Hay pruebas de la nacionalidad, y sobre todo, de la sedosidad de dicha ave?”, consultó un usuario. “Me mostraron la foto de la gallina jajaja”, respondió Leno. “¿La gallina tenía ojos rasgados? ¿Pasaporte japonés?”, agregó otra persona en un tono irónico.
Por qué se come huevo en Pascua
Para conocer el origen es necesario retroceder en el tiempo y llegar a la Edad de Hielo, la cual terminó aproximadamente hace 10.000 años. Una época en la que las personas alimentaban de huevos que ponían las aves que llegaban desde el sur mientras las temperaturas comenzaban a subir de manera paulatina en el comienzo de la primavera.
Esta tradición se mantuvo con el paso del tiempo, y la explicación que más consenso reúne sobre por qué se comen huevos en Pascua es una que se encuentra vinculada con una decisión de la iglesia a comienzos del siglo 19. Debido a que prohibió que las personas coman huevo, ya que lo consideraban carne, mientras la Cuaresma estaba vigente.
Una vez alcanzado el Domingo de Resurrección, la gente tenía permitido su ingesta. En algunos lugares, se decidía pintarlos para diferenciar los frescos de aquellos que se encontraban cocidos.