Marcos Gorbán es uno de los productores históricos de Gran Hermano en Argentina, quien estuvo a cargo de las ediciones del ciclo entre 2001 y 2007. El productor dialogó con El Destape Web a días del estreno de la décima temporada de GH en Telefe y reveló cómo fue hacer la recordada primera edición del 2001, analizó la actualidad televisiva y el contexto en el que el canal de las pelotas decidió volver a apostar a este reality.
¿Cómo se dio la idea de traer Gran Hermano a Argentina en 2001?
- No es una idea mía, yo no lo traje a Gran Hermano; el que lo trajo fue Telefe. Justo empezaba una gestión nueva en el canal, Telefónica lo había comprado y Villarruel asumió la dirección artística del canal y en esa gestión decidieron traer GH.
Yo fui el productor ejecutivo o show runner, como se lo conoce ahora al puesto. Tenía que desarrollarlo, ponerlo en el aire y producirlo en Argentina. Pero no tuve nada que ver con la decisión de hacerlo ni con la compra.
¿Y cuál era tu mirada sobre Gran Hermano en ese momento, cuando todavía no se había hecho acá?
- En ese momento, en el año 2000, era muy poco lo que se sabía. Tampoco existía semejante globalización como la que existe hoy con la redes sociales, que te enterás en el momento de cualquier cosa que pasa en el mundo. Sabía porque había leído en los diarios que había un formato nuevo, que era innovador, donde se encerraba durante cuatro meses a gente adentro de una casa rodeados de cámaras. Lo teórico. Pero realmente empiezo a entender el formato cuando ya estoy trabajando para Telefe y empiezo a estudiarlo y desarrollarlo. Toda mirada que hubiese previa era un prejuicio, bueno o malo, porque era poco lo que se sabía.
De hecho, es un formato que lo fuimos descubriendo al aire. Lo que nos pasa a todos los que hicimos y vimos ese Gran Hermano es que se fue entendiendo a medida que se iba haciendo; tanto para el público como para la producción. No es La Máscara o La Voz que desde el primer día ya entendiste las reglas del juego. Además de un formato nuevo era un lenguaje nuevo, completamente distinto, que entró a la televisión de manera disruptiva.
¿Y las expectativas cuáles eran? ¿Esperaban que fuera el suceso que fue?
- Sí. Igual es la teoría. Era un programa muy caro, de muchísima gente trabajando (180 personas nada más que en la producción, técnica, artística) y a eso le tenés que sumar toda la gente del canal, el departamento de promociones, marketing, comunicación, todas las áreas que también trabajaron en el proyecto. Fue un proyecto muy grande al que se apostó mucho y venía de ser un antes y un después en los países donde se había hecho. Se esperaba el mismo rendimiento pero nunca imaginás lo alta que es la ola hasta que estás arriba.
¿Cómo fue la elección de Solita Silveyra como conductora, que hasta ese momento era una actriz que nunca había conducido?
- Cuando se compró el formato se empezó a investigar y lo que más se veía en España, el país que más se usó como referencia porque fue muy, muy exitoso. Allá lo conducía una periodista muy prestigiosa que se llamaba Mercedes Milá. Lo más parecido que existía en ese momento en Argentina era Mónica Cahen D'Anvers, es como si al Gran Hermano de acá lo hubiese conducido Mónica, pero ella era la conductora de Telenoche. Había una especie de rol maternal, como que ella era la única persona con la que los participantes hablaban y fuimos buscando por ese lado hasta que apareció Solita, que creo que fue un hallazgo.
Cuando terminó ese Gran Hermano algunos participantes iniciaron acciones contra Telefe por no haberlos cuidado ante la exposición que tuvieron. ¿Cómo fue eso?
- En realidad fue por temas de contrato y por eso desde la producción artística no tuvimos nada que ver. Sí me convocaron como testigo para decir cómo fue, qué pasó.
Tamara Paganini fue una de las que hizo juicio, ¿no?
- Sí, Tamara y cinco o seis más. Pero creo que se terminó ese tema. No sé bien qué pasó porque, como decía, una cosa es lo que pasó en la artística del programa y otra, lo de los contratos.
Teniendo en cuenta cómo está la sociedad hoy en día (el fervor por el Mundial, la cercanía de las elecciones presidenciales, una conciencia de género mucho más presente que en las anteriores ediciones de GH), ¿cómo creés que va a pegar el reality esta vez?
- Voy a dar una respuesta que no va a servir, pero es la verdad: no sé cómo lo están haciendo, no sé qué casting van a hacer, no sé qué enfoque le van a dar, estoy completamente afuera por lo que no tengo idea. Cualquier respuesta que dé es como que te diga cómo va a salir mañana Banfield-Talleres. Lo que sí puedo decir es que en este momento, desde la pandemia, hay un resurgimiento del formato muy fuerte. El reality tuvo crisis en Argentina y se discontinuó acá pero en algunos países del mundo se siguió haciendo, en muchos. Por ejemplo, la temporada que Brasil hizo en 2020 fue la más exitosa de los últimos 20 años en el país. Las condiciones en el mercado están bien.
Yo soy parte de La Casa de los Famosos en Estados Unidos, con Telemundo, que es la versión latina de Gran Hermano Famosos, y es un súper éxito. La primera temporada fue un exitazo y la segunda, de este año, igual.
Gran Hermano acá siempre se hizo en Telefe, menos las últimas dos que fueron en América, que no tuvieron la masividad que lograron las primeras. ¿Tenés alguna mirada al respecto?
- No, porque es como que me preguntes qué fue de la vida de mi exnovia (risas).
¿Y como espectador tampoco?
- Es que no estaba en el país. Estuve hasta el 2007 haciendo Gran Hermano. Sí vi algunas galas, no voy a mentir, pero no lo pude seguir. Pero como dijo el pensador Mariano Peluffo: cuando me hablás de un programa que fue tan importante para mi vida pero yo ya no estoy es como que me hables de una exnovia. Uno quiere que le vaya bien pero que no se lo cuenten (risas).
En los últimos años, desde la pandemia, hubo un auge por los realities, ¿no?
- En realidad no es cierto eso. Es cíclico. Si vos mirás, en el 2007 había el triple de realities de los que hay ahora: Bailando, Patinando, Gran Hermano, Gran Hermano Famosos, un reality de folklore en Canal 9 y uno juvenil en América. Teníamos 7 u 8 realities. Ahora lo que se está viendo es que Telefe empezó a producir realities de nuevo con un muy buen nivel de calidad y producción y le fue muy bien. Y ahora El Trece se sumó: hicieron El Hotel de los Famosos y le fue bien, una buena producción y una buena apuesta. Venían de muchos años de no producir realities porque son caros. Pero en el pasado hubo momentos en los que había el triple de realities que ahora. Igual ahora estamos hablando de un 20% de la industria, que es la televisión abierta; faltan las plataformas y el cable.
Sí, de hecho Tinelli también cambió el formato y se volcó para un reality de canto.
- Marcelo está renovándose y me parece perfecto. Lo vi y está bueno. Pero vuelvo a decir, llegué la semana pasada de México, voy viendo de a gotas. No estoy pudiendo seguir muchas cosas; las espío.
¿Cómo ves a Marcelo posicionado como figura televisiva, que después de liderar durante años el rating en los últimos años le costó ubicarse en el nuevo panorama?
- Es el número 1. Marcelo, Mirtha, Susana. Son los números 1 que todavía le quedan a esta industria. Para mí Marcelo no decae; el formato que estaba haciendo tuvo un desgaste y lo está renovando.
¿Tenés algunos nombres de quiénes creés que serían los próximos números 1?
- No, tendría la bola de cristal (risas). Suceden mil cosas para que eso pase pero creo que estamos viviendo un cambio de época en ese sentido. Creo que cada vez va a haber menos programas donde la vinculación sea solo con el conductor.
Sí, hay menos estrellato de los conductores.
- Claramente. Esto es un fenómeno que se está dando en los últimos años, por eso no hay nuevas estrellas. Por eso estamos hablando de gente que es estrella desde hace décadas; en los últimos años han habido muy buenos conductores pero que no tienen ese nivel de estrellato. Porque lo que cambió es la época en la tele.