El ex participante de Cuestión de Peso, Adrián Sánchez, se expresó sobre el mal momento personal que atraviesa por su situación económica. En su descargo, el joven reveló que se desempeña como vendedor ambulante y los resultados monetarios no suelen ser los esperados.
“Está todo muy difícil, está todo muy caro. La mercadería subió un montón y a raíz de eso uno tiene que subir los precios. Ya no se vende lo mismo y hay poca venta. Hay que cuidar muchísimo un mango. Te la tenés que rebuscar con cualquier cosa en la calle porque no te da y al no haber mucha venta, no hay mucha entrada de plata”, comenzó su discurso Sánchez, en diálogo con Juan Etchegoyen en Mitre Live.
El ex participante continuó su descargo y explicó: “Y no podés decir ‘me voy a comer un sanguche de vacío, un plato de albóndigas. Hay días que uno se la puede rebuscar. A veces me ayuda que voy a comer al mediodía a lo de mi abuelo pero hay veces que no hay y no alcanza. Te comés un alfajor, dos alfajores, te tomás una gaseosa porque no te alcanza la plata…La gente compra lo esencial, lo más necesario y eso nos perjudica a todos”.
“Yo no puedo decir que voy a comer milanesa napolitana porque a veces no alcanza. Uno se la va rebuscando. Cuando yo estaba yendo a Cuestión de Peso iba al gimnasio y ahora no puedo pagar un gimnasio…Voy a entrenar a la plaza”, cerró el joven.
El duro relato de Luis Zerda, ex Cuestión de Peso
Hace algunas semanas, el recordado participante de Cuestión de Peso, Luis Zerda, se expresó sobre sus problemas de sobrepeso: “Mi salud está cada día peor, pero por lo menos ahora de la cabeza estoy mejor. Tuve asistencia psicológica y ahora tengo ánimo para afrontar cualquier tratamiento”, expresó Zerda en referencia a cuán afectada estaba su psiquis por las imposibilidades que le generaba su enfermedad. “Hoy en día tengo que bajar, fácil, entre 100 y 120 kilos para poder operarme y la verdad que solo no puedo hacerlo. Necesito asesoramiento de una clínica, una internación o un tratamiento ambulatorio que me deje estar durante el día en la clínica y a la noche volver a mi casa”.
“Yo tengo una vida muy sedentaria. Muchas veces no quiero salir de mi casa porque tengo miedo de que se me burlen. La mirada del otro es chocante a veces, cuando te miran como diciendo ‘tuvo muchas oportunidades y las desaprovechó”, siguió el joven y cerró: “A mí me levantaron mis amigos, yo no quería hacer nada de lo que hacía la gente de mi edad. Pero de a poco me fueron sacando, cada vez más”.