Antonio Laje y las denuncias que recibió por maltrato laboral fueron una de las noticias más resonantes de la semana y mantuvieron un álgido clima en los pasillos de América TV. Recientemente, se conoció que una máxima autoridad de ese grupo ya no ocupará su cargo, tras más de treinta años de trabajar en la empresa. Sin lugar a dudas, esto trae aún más especulaciones acerca del conflicto con Laje en la emisora.
Según informó La Nación, Liliana Parodi ya no estaría a cargo de la dirección de América, tras una abrupta situación que se originó en la última semana. Desde el entorno de la empresaria, manifiestan que ella renunció, pero que su salida se dio después de una decisión empresarial.
“En los pasillos de Fitz Roy 1650 dicen que Parodi podría recaer en un puesto corporativo en la empresa Edenor, tras la renuncia de Fabián Doman”, informó el periodista Alejandro Guyot, sobre lo que podría ocurrir en el futuro profesional de la productora de televisión y locutora nacional.
El repudio al discurso de Antonio Laje en la redacción de América
Los miembros de la redacción de América TV se manifestaron en contra de las declaraciones de Antonio Laje, tras recibir denuncias por maltrato laboral. “No es exigencia, es maltrato”, rezaban los carteles pegados en las paredes del establecimiento, lo que demostró que los empleados no se quedarán callados ante la excusa del conductor de televisión, quien se escudó en su compromiso laboral al referirse a las denuncias.
“Nunca pensé la maldad, virulencia y agresión de lo que estuve viviendo con mi familia en estos últimos días. Tengo el alma destruida, el corazón partido por lo que estuve viviendo. Hace más de 30 años que estoy en esto ¿saben qué? No me importa llorar", lanzó Laje, como defensa ante las acusaciones recibidas. Luego, el periodista agregó: "Hace más de 30 años que estoy en esto ¿saben qué? No me importa llorar".
Y finalmente cerró, en referencia a su exigencia y poniendo a ese concepto como justificativo para ejercer maltrato sobre empleados: “Me tocó crecer con los periodistas más exigentes. Empecé como muchos en radios truchas, pagando el espacio con amigos, trabajando gratis hasta que finalmente conseguí mi primer trabajo y empezar a crecer. Lo hice rompiéndome todo. Creo en el esfuerzo, el mérito y las exigencias. Yo no creo en el maltrato, creo en las exigencias”.