Nazarena Vélez se abrió sobre una de las batallas más duras que le tocó dar en su vida y causó conmoción en el público, al contar su historia de superación. La productora teatral atravesó fuertes pérdidas como la muerte de su hermana de 21 años en un accidente automovilístico o el suicidio de su marido, pero en este caso hizo alusión a un problema que no involucraba a nadie más que a ella.
La actriz se refirió a su fuerte adicción a las anfetaminas, droga que consumió durante casi dos décadas, debido a la exigencia del medio que le imponía estar lo más delgada posible. “Me exigían un cuerpo flaquísimo. En mi primera publicidad me hicieron bajar 3 o 4 kilos en tres días. Y yo, que tenía menos autoestima que nadie, me tomé laxantes y diuréticos y lo hice”, comenzó su descargo, en A la Tarde.
“Cuando estaba haciendo What Pass en Carlos Paz me dio un preinfarto y ahí las dejé. Lo que me pasaba a diario era tener seca la boca, tener náuseas, temblaba mucho, no podía dormir, era una coctelera”, siguió Vélez y agregó: “Cuando me pasé de anfetaminas, estaba esperando a los nenes para que vengan del colegio, me tiré en la cama y no me podía levantar. La cabeza me funcionaba y el cuerpo no. Casi me muero. Para salir me apoyé mucho en mi amor hacia mis hijos. Es una lucha que vos aceptás todos los días”.
Nazarena Vélez sobre los mandatos sociales en relación a los cuerpos hegemónicos
“Acá, con mis 47 años mirando cómo se me cae todo y yo sigo sin ganas de mover una pata... Estamos en octubre y veo que arrancó la carrera para llegar bien al verano... Me encanta que la gente se cuide, se priorice y haga cosas para sentirse y verse bien... Pero odio cuando eso se convierte en una obsesión y en lo único que importa”, escribió en un posteo de Instagram Nazarena Vélez, donde mostró su cuerpo sin resquemores.
“Me pasó y me enfermó a un nivel que casi se lleva mi vida. Las marcas, las estrías, la celulitis y los rollos son parte de mi cuerpo; no lo amo pero lo acepto. Y eso hoy me hace vivir un poquito más relajada y feliz”, siguió y cerró: “¿Cómo venís con lo que te devuelve el espejo? ¿Te cuidás? ¿Te querés? La sororidad y empatía empieza con nosotras mismas. Cuidate y querete mucho”.