Adriana Salguiero y su esposo Alejandro Arellano celebraron sus 25 años de convivencia en una ceremonia intima donde se realizó bendición de anillos. Acompañados por sus amigos como el productor Aldo Funes, las actrices Zulma Faid y María Rosa Fugazot y el actor Matías Santoaini, asistieron a la parroquia de la calle Alberti 2175 para renovar sus votos.
Fue Adriana a quién se le ocurrió que era un buen plan bendecir sus alianzas: “25 años es un montón, entonces quisimos hacer algo”, aseguró. “Estuvo super emocionante, no me lo imaginé, y eso que lloro por cualquier cosa”, se sinceró. La pareja no está casada y resolvieron que, al menos por el momento, no lo harán.
“El cura nos dijo que nos quería casar y nos había dado fecha para el 11 de febrero. Nos dijo ‘en un mes los tengo que casar’”, comentó asustada la actriz. “Uno se pone a pensar: yo no me casaría sin mi familia, y ellos no pueden venir. La familia de Alejandro tampoco. Así que, con tiempo”, confirmó al rechazar la propuesta que surgió desde la Iglesia misma.
Además, Salgueiro confesó: “El casamiento me da pánico”. También, reveló cómo vive su relación con el productor: “Cuando trabajamos juntos yo lo odio, ¡lo odio! se pone tan en productor que lo mataría. Pero por suerte no llevamos esos problemas a casa y somos realmente muy compañeros”.
La relación de Adriana Salgueiro con el doble de Arnold Schwarzenegger
En la década del ‘90, el doble de Arnold Schwarzenegger estuvo en la Argentina para filmar tres películas junto a Guillermo Francella. Apenas Adriana se sentó en el sillón de Los Mammones (América), el conductor la recibió con una inesperada pregunta: “¿Estuviste de novia con el doble de Arnold Schwarzenegger?”, y , entre risas, ella confirmó que la información era verdadera: “Sí, con Randolph McClain. Estaba buenísimo”.
Asombrado con la respuesta, Jey quiso saber cuánto tiempo duró la relación. “Salí mientras estuvo acá en Buenos Aires, que no sé cuántos meses fueron”, relató la invitada.
Al dar detalles del noviazgo, aseguró que parecía ir muy en serio porque lo acompañó a los Estados Unidos: “Se portó horrible conmigo. Yo viajé a Idaho, que queda en la loma del traste, me tomé tres aviones y fui pensando que iba a tener mi vida en Hollywood. Fui para conocer a la familia de él, que me estaban esperando y hasta me hicieron una fiesta de bienvenida”.
Sin embargo en el trayecto hasta llegar a la casa familiar la pasó muy mal: “Él nunca me habló en los 400 kilómetros del aeropuerto hasta la casa, ni en la semana que me quedé. Nunca”.