Varios científicos ya confirmaron los beneficios de la siesta, pero ahora la NASA responde a la pregunta del millón: ¿cuánto debe durar la siesta perfecta? Un estudio realizado por la agencia espacial revela datos interesantes sobre la duración ideal de un descanso revitalizante.
La investigación de la NASA se basó en un análisis de la efectividad de un período de descanso en la cabina para mejorar la alerta y el rendimiento en vuelos de larga distancia. Se dividió a 21 miembros de la tripulación en dos grupos: el grupo de descanso y el grupo sin descanso. Durante un vuelo largo, el grupo de descanso tuvo la oportunidad de tomar una siesta programada de 40 minutos, mientras que el otro grupo siguió con sus actividades normales.
Así se descubrió que los pilotos del grupo de descanso aprovecharon la siesta en el 93% de las oportunidades, logrando quedarse dormidos en aproximadamente 5,6 minutos y durmieron durante unos 25,8 minutos. Esta siesta corta pero efectiva demostró ser beneficiosa para mejorar la alerta y el rendimiento, especialmente en momentos críticos del vuelo.
Los investigadores destacaron que esta siesta programada no afectó el sueño nocturno habitual ni generó trastornos en el ciclo de sueño. Además, aseguraron que se implementaron procedimientos para garantizar la seguridad de la tripulación y los pasajeros sin comprometer la eficiencia operativa.
Sin embargo, hay que tener cuidado con la duración de la siesta. Algunos estudios han vinculado siestas más largas con problemas de salud, como un aumento en el índice de masa corporal y una mayor predisposición al síndrome metabólico. Por lo tanto, según los expertos de la NASA, una siesta de entre 20 y 30 minutos puede ser óptima para mejorar la cognición y el estado de ánimo sin generar efectos negativos a largo plazo.
Cuánto deben durar la siesta, según un estudio de Harvard
Otros estudios respaldan esta idea. Una investigación conjunta entre la Universidad de Harvard y la Universidad de Murcia encontró que siestas prolongadas de más de 30 minutos pueden aumentar el riesgo de obesidad, presión arterial alta y síndrome metabólico. Dormir demasiado después de comer aumenta aún más las probabilidades de desarrollar estas condiciones.
Para aprovechar al máximo los beneficios de la siesta, es importante establecer una rutina adecuada. Buscar un ambiente tranquilo entre las 13 y las 17 horas, limitar la siesta a no más de 30 minutos y evitar tomarla demasiado tarde son recomendaciones clave.
En cuanto a los estimulantes, se aconseja tomar una taza de café unos 20 minutos antes de la siesta para aumentar la energía al despertar y disfrutar del resto de la tarde. Cada persona tiene su propio reloj interno, por lo que el momento óptimo puede variar de uno a otro.