Un equipo de científicos confirmó la presencia de la gripe aviar de alta patogenicidad en la región antártica, lo que supone una amenaza para la conservación de la fauna salvaje en esta área. El virus HPAI H5N1, que inicialmente afectaba a aves de corral, se adaptó para propagarse entre la fauna salvaje y su propagación causó importantes mortalidades en aves y mamíferos en todo el mundo. Ahora, su llegada a la Antártida confirma los temores de los expertos sobre los efectos devastadores que podría tener en las poblaciones de fauna salvaje en esta región.
El equipo de investigación, liderado por el virólogo Antonio Alcamí del CSIC, instaló un laboratorio de diagnóstico molecular en la base antártica española Gabriel de Castilla y confirmó la presencia del virus en restos de skuas muertas, una especie de ave emparentada con las gaviotas. Además, se puso en marcha una expedición internacional para rastrear la presencia del virus en la Península Antártica y el norte del Mar de Weddell.
Durante la expedición, se observó que las aves skuas fueron gravemente afectadas por la enfermedad, lo que podría tener consecuencias a largo plazo para su conservación en la región. La llegada del virus HPAI H5N1 a la Antártida despertó la preocupación debido a los efectos devastadores que causó en otras regiones del mundo, ya que muchas especies de fauna en esta zona ya están en peligro. Además, la distancia del continente antártico y su acceso limitado dificulta el seguimiento regular de la mortalidad entre la fauna salvaje.
Los investigadores destacan la importancia de poner en marcha herramientas de vigilancia para monitorizar el impacto del virus en los próximos años. Para ello, se recolectaron muestras de individuos enfermos y aparentemente sanos, así como muestras de aire y agua para determinar la presencia del virus en el medio ambiente. Además, se instaló un laboratorio de diagnóstico a bordo del velero utilizado en la expedición, lo que permitió un análisis rápido del virus sin depender del envío de muestras a instalaciones de análisis lejanas.
La presencia del virus HPAI fue confirmada en cuatro puntos de desembarco, y se detectó en muestras de diversos tipos, incluyendo el cerebro de las aves skuas. En una isla del archipiélago, se observó una mortalidad masiva de pingüinos de Adelia, en la isla Heroína, aunque aún se están realizando pruebas para confirmar la presencia del virus como la causa de estas muertes.
En los próximos meses, los institutos que participaron en la expedición analizarán muestras de fauna salvaje aparentemente sana y cadáveres adicionales para obtener más información sobre la presencia del virus y su genética. Estos datos serán clave para comprender cómo se extendió el virus y qué tejidos son los más idóneos para detectarlo.
Qué es el virus B: el contagio en Hong Kong que alarmó al mundo
Un hombre de 37 años se encuentra en estado crítico después de ser atacado por un mono salvaje y haber contraído el virus B. El incidente ocurrió en Hong Kong y generó preocupación en el país, ya que es el primer caso de esta enfermedad en la región suroeste de China. El virus B, también conocido como herpes B, ataca principalmente el sistema nervioso y puede resultar en una encefalitis mortal para los humanos en el 70% de los casos.
El paciente ingresó al hospital de Yan Chai a finales de marzo con fiebre y disminución de la conciencia. Actualmente, se encuentra en estado extremadamente delicado en la Unidad de Cuidados Intensivos. Las autoridades sanitarias están intensificando los esfuerzos para evitar la propagación del virus y determinar el origen del mono que atacó al paciente. También aumentaron los controles epidemiológicos en la región.
Las pruebas realizadas por el personal médico del hospital confirmaron la presencia del virus simiae en el hombre mediante un análisis del líquido cefalorraquídeo. Según las investigaciones, se descubrió que el paciente estuvo en contacto con primates salvajes durante una excursión al parque Kam Sahn, también conocido como "Colina de los monos", en febrero de este año.
Los macacos de cola larga representan el 85% de la población de monos salvajes en el parque de Kowloon. Estos monos desarrollaron dependencia de la comida humana debido a la presencia constante de humanos en el área y son capaces de atacar a los visitantes para obtenerla. Se cree que el paciente fue atacado en estas circunstancias, ya que el virus se transmite a través de mordeduras, arañazos, pinchazos de agujas o salpicaduras de saliva, heces u orina de monos infectados.
Aunque los primates no presentan muchos síntomas, el virus puede ser mortal para los humanos. Por esta razón, los expertos en salud recomiendan lavar inmediatamente las heridas causadas por monos y buscar atención médica de inmediato. El período de incubación de esta enfermedad puede variar de 3 a 7 días después del contacto hasta un mes más tarde.