Frente al brote de viruela de mono que se registró en algunos países europeos y africanos en las últimas semanas, pueden surgir muchas dudas en cuanto a la sintomatología propia de esta infección viral y otras eruptivas similares. Justamente, la varicela es una de la infecciones más comunes que pueden ser confundidas con la viruela, pero hay algunos detalles claves para diferenciarlas.
Lo importancia de ambas infecciones es detectarlas a tiempo para empezar con el tratamiento sintomatológico cuanto antes y así evitar complicaciones o consecuencias luego de haber superado el contagio. Aunque, si bien ambas infecciones presentan síntomas similares, la forma de la erupción es lo que las diferencia y a lo que se debe prestar atención a la hora de diagnosticar.
Síntomas de varicela
El síntoma más común de esta infección, y la principal diferencia con la viruela, es el sarpullido que surge en todo el cuerpo. Esta erupción puede verse en varias partes del cuerpo del paciente afectado y se caracteriza por tener forma de ampolla y estar llenas de líquido. A medida que avanza la infección, la erupción se convierte en costras.
En este contexto, cabe destacar que la varicela se diferencia de la viruela por la forma en que el sarpullido afecta al paciente. Con la varicela, las ampollas pican pero no duelen.
Entre otros síntomas que pueden presentarse también destacan la fatiga, fiebre, pérdida de apetito, dolor de cabeza, dolor de garganta y ganglios linfáticos inflamados. Pero siempre se debe recurrir a la consulta con un profesional para obtener un diagnóstico acertado.
Síntomas de viruela
Al surgir la erupción en el cuerpo, muchas personas pueden confundir la viruela con la varicela, pero hay un detalle en cuanto al sarpullido que determina, generalmente, la diferencia entre ambas infecciones.
Según explicó Andrea McCollum, epidemióloga del equipo de poxvirus de los CDC de Estados Unidos, las lesiones en la piel causadas por orthopoxvirus, como es la viruela del mono, causan dolor, pero no picor. El sarpullido por viruela genera un dolor intenso, según describen habitualmente los pacientes, con independencia de la zona del cuerpo donde aparezcan las heridas. Solo en el momento en que las costras empiezan a cicatrizar pueden picar, pero en el curso de la infección no.
En este contexto, McCollum aseguró que la vía más factible de contagio es el contacto sexual, pero también puede concretarse por el contacto piel con piel o la transmisión por las gotas que se emiten al hablar, toser o estornudar.
Otros síntomas que pueden presentarse al contraer viruela son: dolor de espalda, diarrea, sangrado excesivo, fatiga, fiebre alta y malestar general.