La Iglesia Católica celebra este miércoles 26 de junio a San Pelayo de Córdoba. Este joven mártir es un poderoso ejemplo de fe y resistencia frente a la opresión. Su historia nos recuerda los desafíos que enfrentaron los primeros cristianos y la fortaleza de su convicción en momentos de adversidad.
San Pelayo nació en el año 911, en una familia cristiana en el Reino de León, en lo que hoy conocemos como España. A una temprana edad, fue enviado a Córdoba, entonces bajo dominio musulmán, como rehén para garantizar la libertad de su tío, Hermigio, obispo de Tuy, quien fue capturado durante un conflicto. Este intercambio refleja las complejas relaciones entre los reinos cristianos y musulmanes en la Península Ibérica durante la Reconquista.
Pelayo permaneció como rehén en Córdoba durante tres años. A pesar de su corta edad, su devoción y firmeza en la fe cristiana lo hicieron destacar. Según las crónicas, el califa Abderramán III quedó impresionado por su belleza y fortaleza, intentó persuadirlo para que renunciara a su fe cristiana a cambio de riquezas y poder. Sin embargo, Pelayo se mantuvo firme y rechazó todas las ofertas.
La negativa de Pelayo enfureció al califa, quien finalmente ordenó su martirio. Fue brutalmente torturado y ejecutado el 26 de junio de 925, a la edad de 14 años. Su valentía y firmeza en su fe fueron recordadas y veneradas a lo largo de los siglos. Su muerte fue un poderoso testimonio de la resistencia cristiana ante la opresión.
San Pelayo fue canonizado rápidamente después de su muerte, y su historia se difundió por toda Europa. Es venerado como un mártir y un ejemplo de pureza y fuerza espiritual. Su festividad se celebra cada año el 26 de junio, y numerosas iglesias y capillas fueron dedicadas a su nombre en España y otros países.
La ciudad de Córdoba, donde sufrió el martirio, es un centro importante de su culto. Allí, los fieles recuerdan su sacrificio y buscan inspiración en su ejemplo. La figura de San Pelayo también es muy importante en la diócesis de Tuy, donde nació, y en la ciudad de Oviedo, donde se encuentran sus reliquias.
Oración a San Pelayo de Córdoba
Señor Jesús, rezando con San Pelayo, te doy gracias porque eres siempre mi amigo, me miras y me escuchas.
Te pido que nos ayudes a ser valientes con El, para ser buenos siempre y con todos.
Te pido porque eres el Hijo de Dios.
Amen.
Santoral del 26 de junio
- San Josemaría Escrivá
- San Antelmo de Belley
- San David de Tesalónica
- San Deodato de Nola
- San José Ma Taishun
- San José María Robles
- San Maxencio de Poitiers
- Santa Perseveranda
- San Salvio y compañero
- San Superio mártir
- San Vigilio de Trento
- Beato Andrés Iscak
- Beato Andrés Jacinto Longhin
- Beata Magdalena Fontaine y compañeras
- Beato Nicolás Konrad
- Beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac
- Beato Vladimiro Pryjma