Máxima Zorreguieta sorprendió a todos esta semana al romper los protocolos típicos de la realeza. La reina consorte viene de tirarse en paracaídas, cocinar y bailar en las calles de Aruba, y ahora se mostró jugando al bingo y hasta firmó un insólito autógrafo en su visita a Zevenbergschen Hoek, ubicado en la provincia de Brabante Septentrional.
Zorreguieta es sin dudas una de las monarcas más destacadas de la actualidad. A su simpatía y naturalidad, se le suma que aprovecha cada oportunidad que tiene para mostrarse muy cercana a la gente. Incluso durante su reciente gira a los Estados Unidos, se animó a ser operadora de sonido en un estudio de grabación y también subió al escenario a bailar junto a su marido, el rey Guillermo Alejandro de Países Bajos.
Y ahora, en su recorrido por el pequeño pueblo neerlandés de 1600 habitantes, conversó con los vecinos de la zona, visitó un parque infantil y jugó con los niños al aire libre. Además, estuvo en un centro comunitario donde mantuvo reuniones y hasta disputó una partida de bingo junto a un grupo de adultos mayores.
En una historia de Instagram que compartió la cuenta oficial de la casa Orange, se pudo ver cómo se organizó el espacio para disputar un juego de bingo. La reina fue la encargada de cantar los números. Aunque en lugar del clásico bolillero, utilizaron un sistema digital, por lo que Zorreguieta presionó el panel y cantó el número “13″. Justo en ese momento, una de las mujeres gritó “¡bingo!”, y todo el grupo, incluida la reina, la aplaudió con alegría.
Luego de esa actividad, la monarca nacida en Argentina dejó al descubierto su lado más relajado. Se alejó de todos los protocolos y tuvo contacto directo con las personas del lugar. De hecho, se sacó selfies con niños y hasta firmó autógrafos. Pero no solo dejó su firma en pedazos de papel, sino en algo “poco convencional”.
En un video que publicó el perfil de Instagram @eo_blauwbloed se pudo ver el momento en el que a la reina le acercaron una zapatilla para que la firmara. Y ella tomó el calzado y lo autografió.
Quiénes fueron las parejas y amores de Máxima Zorreguieta, reina de Holanda: las fotos
La vida de Máxima Zorreguieta, ahora conocida como la Reina de Países Bajos, es objeto de fascinación tanto en su país natal, Argentina, como en el resto del mundo. Antes de su histórico matrimonio con el Rey Guillermo Alejandro, Máxima tuvo varias relaciones que moldearon su juventud. Este artículo exploraremos los amores de la argentina antes de convertirse en reina.
Tiziano Iachetti: el amor de Máxima de la secundaria
El primer amor notable de Máxima fue Tiziano Iachetti, uno de sus compañeros de secundaria. Aunque la relación no prosperó, ambos mantuvieron una buena relación a lo largo de los años. Tanto es así, que Máxima llegó a invitarlo a su boda real en 2002, un gesto que muestra su capacidad para conservar la amistad incluso después de finalizar una relación romántica.
Max Casá: el romance universitario de Máxima
Durante su tiempo en la Universidad Católica Argentina, donde estudió Economía, Máxima conoció a Max Casá, un cocinero que luego sería reconocido por su participación en el programa 'Todo Dulce' de Maru Botana. El romance con Casá marcó una etapa importante en la vida universitaria de Máxima, que se caracteriza por sus aspiraciones profesionales y su vida social activa.
Federico de Álzaga: la relación de la alta sociedad de Máxima
Otro amor significativo en la vida de Máxima fue Federico de Álzaga, miembro de la alta sociedad argentina. Su relación comenzó como una amistad y floreció en un romance que ofreció a Máxima una mirada profunda a las costumbres y códigos de la clase alta argentina. Sin embargo, al concluir sus estudios universitarios, Máxima decidió mudarse al extranjero, un paso que Federico no apoyó. La falta de voluntad de Federico para adaptarse a sus planes de vida llevó al final de su relación.
Los amores fugaces de Máxima en Nueva York
La etapa en Nueva York trajo consigo varias relaciones breves pero notables para Máxima. Tuvo un breve romance con un banquero atractivo y exitoso, seguido de un “affaire” con un piloto de United Airlines. Estas relaciones, aunque pasajeras, formaron parte de su experiencia en la Gran Manzana, donde también conoció a Christopher, un noble inglés con fuertes vínculos con la corona británica. La relación con Christopher fue significativa, pero tampoco duró mucho, ya que Máxima estaba destinada a encontrar a su verdadero amor en Europa.
El encuentro de Máxima con Guillermo Alejandro
El destino intervino cuando Máxima fue invitada por su amiga Cynthia Kauffman a una fiesta en Sevilla. Allí, conoció a Guillermo Alejandro de Orange, en ese entonces Príncipe de los Países Bajos. Su primer encuentro no fue perfecto: Máxima, impresionada por la falta de habilidad para bailar de Guillermo, le dijo en tono juguetón: “You are made of wood” (sos de madera).
Lejos de ofenderse, Guillermo quedó encantado con la espontaneidad y alegría de Máxima. Aunque Máxima regresó a Nueva York, la chispa se encendió y, tras un tiempo de noviazgo, la pareja se comprometió en 2001. El 2 de febrero de 2002, Máxima se casó con Guillermo Alejandro, convirtiéndose en la Reina de los Países Bajos y, desde entonces, ha sido una figura querida tanto en Holanda como en su país natal.