Hacía tiempo que Carlos Eduardo Robledo Puch, "El ángel de la muerte", no daba una entrevista o lanzaba contundentes sentencias. Hasta hoy, cuando en medio de una charla telefónica pidió la "inyección letal" y confesó que teme asfixiarse. El asesino serial ya lleva más de 48 años encerrado en la Unidad 26 de Olmos por haber cometido 11 asesinatos. "Si me diesen a elegir, me pegaría un tiro como Favaloro", arremetió.
"A la noche me ahogo por el reflujo, me orino, apenas puedo mantenerme en pie porque mis piernitas no dan más. No estoy pidiendo una reparación por el daño que me han hecho teniéndome injustamente en la cárcel 48 años, me robaron mi vida a los 20, sino que suplico me apliquen una inyección letal", afirmó, en diálogo con El Editor Platense.
Y agregó: "No quiero morir en medio de un sufrimiento espantoso, me resfrío con facilidad, me ahogo, morir asfixiado es tremendo. Tengo pavor. Yo ni siquiera usaba armas para robar. En 48 años de cárcel solamente tengo dos partes por agarrarme a trompadas siendo que los presos se matan todos los días. A mí en Sierra Chica me quería todo el mundo".
Además, destacó que no es un asesino y expuso sus polémicas razones para argumentarlo: "Quienes mataban eran los Ibañez y por la corrupción de este país, por 50 millones de pesos, ley que puso Jorge Ibañez, compraron al subcomisario de Tigre de aquel entonces para que no se sepa el verdadero autor de esos crímenes y me dejaron preso a mí. Yo sólo robaba para ayudar a los pobres. ¿Usted sabe?, mis padres no podían comprarme libros y lo primero que robé en mi vida fue una colección de libros entre los que estaba la historia de Robin Hood".