Shane MacGowan, el punk angloirlandés que transformó la música tradicional irlandesa con The Pogues y compuso algunas de las baladas más sobrecogedoras de los años ochenta antes de hundirse en el alcohol y las drogas, falleció el jueves. Tenía 65 años.
MacGowan acercó la música tradicional irlandesa a un público muy amplio a finales de los ochenta, fusionándola con el punk, y alcanzó el éxito con su himno navideño de 1987 "Fairytale of New York", un tema agridulce y repleto de improperios.
El abuso de drogas y alcohol provocó su despido por parte de The Pogues en 1991, en pleno éxito del grupo. A los 30 años, su salud estaba al borde del colapso, y pocos esperaban entonces que llegara a la vejez.
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La esposa de MacGowan, Victoria Mary Clarke, dijo en un comunicado en Instagram que el cantante se había ido a estar con "Jesús y María, y su bella madre Therese".
"Gracias por tu presencia en este mundo, lo hiciste muy brillante y diste mucha alegría a tanta gente con tu corazón y tu alma y tu música", afirmó.
MacGowan —nacido de padres irlandeses el día de Navidad de 1957, en el condado inglés de Kent— describió en su autobiografía los veranos de su primera infancia que pasaba en una granja irlandesa con su extensa familia, bebiendo, fumando y cantando canciones tradicionales.
"Era como vivir en un pub", dijo a The Guardian en 2013.
Tras ganar una beca para la prestigiosa Westminster School de Londres, MacGowan tuvo problemas para encajar y fue expulsado dos años después por consumo de drogas y empezó a frecuentar bares londinenses con otros músicos.
A los 17 años, su consumo de alcohol y drogas contribuyó a desencadenar un derrumbe mental y permaneció seis meses ingresado en un hospital psiquiátrico.
Tras recuperarse, abrazó la erupción del punk en Londres a finales de los 70 y principios de los 80. Atraído por la tendencia de fusionar músicas tradicionales de todo el mundo, MacGowan empezó a vociferar baladas irlandesas sobre guitarras distorsionadas, montando una banda llamada Pogue Mahone -"bésame el culo" en gaélico-.
UN PAR DE OJOS MARRONES
La banda, que más tarde acortó su nombre a The Pogues, publicó su álbum de debut en 1984, llamando la atención de la prensa musical británica con sus irreverentes letras sobre borracheras y peleas con inmigrantes irlandeses sin dinero en las calles de Londres.
Pero fue "A pair of brown eyes" ("Un par de ojos marrones"), de su segundo álbum (1985) -"Rum Sodomy & the Lash", producido por Elvis Costello-, el que demostró el inmenso talento de MacGowan como compositor, una canción que allanó el camino para clásicos posteriores como "A rainy night in Soho" y "Summer in Siam".
Joe Strummer, de The Clash, que más tarde tocó con The Pogues y sustituyó brevemente a MacGowan como vocalista, describió al cantante en su momento como un visionario, un poeta y "uno de los mejores escritores del siglo".
La cima del éxito de la banda llegó en 1987 con "Fairytale of New York", que MacGowan cantó a dúo con Kirsty MacColl para crear un clásico navideño instantáneo, a pesar de una letra poco radiofónica en la que la pareja intercambia insultos.
Tras una serie de juergas alucinógenas, incluida una noche en Nueva Zelanda en la que se desnudó y se pintó de azul, The Pogues despidieron a MacGowan durante una gira por Japón en 1991.
Tras una década con una nueva banda, The Popes, MacGowan y The Pogues se reunieron y salieron de gira con regularidad hasta 2014.
En 2018, los cantantes Bono, Nick Cave y Sinead O'Connor, el bajista de Sex Pistols Glen Matlock y el actor Johnny Depp se unieron a MacGowan en el escenario en el refinado entorno del National Concert Hall de Dublín en un espectáculo para celebrar su 60 cumpleaños.
El presidente irlandés, Michael D. Higgins, inclinó la cabeza en señal de admiración hacia MacGowan, que se desplazaba en silla de ruedas, al entregarle el premio a toda una vida.
"Considero que Shane es sin duda el mejor letrista de nuestra generación", declaró Cave, amigo íntimo de MacGowan, a The Guardian poco después del concierto.
"Tiene un lenguaje muy natural, sin adornos y cristalino. Hay una compasión en sus palabras que es siempre tierna, a menudo brutal, y completamente suya", agregó.
(Reporte adicional de Padraic Halpin; editado en español por Tomás Cobos)