Naciones Unidas empezará a restaurar el mes que viene un valle histórico en el territorio palestino de la Franja de Gaza, con la esperanza de transformarlo de vertedero y depósito de aguas residuales en una vibrante reserva natural, en un proyecto de 66 millones de dólares.
El valle de Gaza, que alberga una gran variedad de plantas y animales, es uno de los mayores humedales del territorio.
Se extiende a lo largo de 105 kilómetros desde el desierto israelí del Neguev hasta el sur de Hebrón, en la Cisjordania ocupada por Israel, y a lo largo de nueve kilómetros por la Franja de Gaza hasta el mar Mediterráneo.
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No obstante, en las últimas décadas, a pesar de que los palestinos proclamaron el valle como reserva natural en los años 90, se ha contaminado mucho. La basura que se acumula y el hedor de las aguas residuales que fluyen por él alejan a los residentes.
Para intentar salvarlo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elaboró un plan de 66 millones de dólares, aunque todavía no ha conseguido toda la financiación.
"Se trata de un proyecto completo para desarrollar este lugar y convertirlo de un vertedero insalubre de aguas residuales en un lugar que la gente de Gaza pueda visitar y en un sitio turístico", dijo Mohammed Abu Shaaban, coordinador del proyecto del PNUD.
El proyecto en dos fases tardará varios años en completarse, dijo Abu Shaaban. Los primeros fondos en llegar, 1,3 millones de dólares de Bélgica, se destinarán a la limpieza inicial, que se espera que dure unos cuatro meses.
"En marzo empezaremos a retirar los residuos sólidos, el hormigón y los escombros en el Wadi (valle), abriendo la ruta, haciendo la recuperación del suelo y plantando muchos árboles", dijo Abu Shaaban.
Desde hace unos meses, una nueva estación de tratamiento de agua en el centro de Gaza ha permitido que el agua tratada fluya hacia el valle, mejorando el hábitat de docenas de especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
A más largo plazo, la restauración también pretende beneficiar a la población de Gaza, con zonas para acampar, cafeterías y centros educativos y recreativos a lo largo de la ruta del valle.
(Editado en español por Ricardo Figueroa)