Nahir Galarza, la joven que se hizo conocida en toda la Argentina por el asesinato de su novio Fernando Pastorizzo, sigue siendo un tema de interés y controversia. En 2018, con tan solo 19 años, Nahir fue condenada a cadena perpetua por el crimen que conmocionó a la ciudad de Gualeguaychú y al país entero. Su caso volvió a tomar relevancia en los últimos días, tras el estreno el 22 de mayo de la serie de Amazon Prime que narra su historia.
La condena y la vida en prisión
Tras ser declarada culpable del asesinato de Pastorizzo, ocurrido el 29 de diciembre de 2017, Nahir Galarza fue sentenciada a cadena perpetua, convirtiéndose en la mujer más joven en recibir esta condena en la historia del país. Actualmente se encuentra cumpliendo su pena en la Unidad Penal Número 6 de Paraná, una cárcel exclusiva para mujeres.
MÁS INFO
Durante su tiempo en prisión, Nahir intentó adaptarse a la vida carcelaria. Participó incluso en actividades educativas y laborales dentro de la institución, buscando mantenerse ocupada y aprovechar el tiempo para su formación personal. Según los informes internos, cursó estudios de Psicología y ha mostrado interés en mejorar su educación.
La repercusión mediática y su defensa
El caso de Nahir Galarza fue objeto de una enorme cobertura mediática, generando debates sobre la justicia, la violencia de género y la juventud. La defensa de Nahir buscó a través de varias ocasiones apelar la condena, tratando de presentar nuevos recursos legales. Sus abogados argumentaron que la joven actuó en defensa propia y criticaron duramente el tratamiento mediático del caso, que, según ellos, influyó en la percepción pública y judicial.
La familia y el apoyo externo
Los padres de Nahir manifestaron públicamente su apoyo incondicional a su hija, pretendiendo acompañar cada instancia judicial, luchando por revertir la sentencia. Además, Nahir recibe cartas y visitas de personas que creen en su inocencia o que, al menos, piensan que merece una segunda oportunidad.
Proyectos futuros y reflexiones
A pesar de la condena, la joven Galarza no dejó nunca de pensar en su futuro. Desde la cárcel expresó su deseo de continuar estudiando y, eventualmente, poder trabajar en algo relacionado con el ámbito de la psicología o del derecho. Su caso sigue siendo emblemático y continúa generando opiniones divididas en la sociedad argentina.
Indudablemente, su historia sigue siendo un reflejo de las complejidades del sistema judicial y las dinámicas sociales en torno a la violencia de género y la justicia en la Argentina.