Testigo directo de la muerte de Walter Olmos confirmo lo que nunca se supo 20 años después: "El cargador"

El gerente del hotel en el que Walter Olmos murió rompió el silencio y contó detalles desconocidos sobre el hecho. 

24 de octubre, 2023 | 14.22

Walter Olmos fue un reconocido cantante de cuarteto que falleció el 8 de septiembre de 2002 tras un trágico accidente, cuando tenía apenas 20 años y estaba en el pico de su fama. Su muerte, que ocurrió en la habitación de un hotel en el que se estaba hospedando, impactó fuertemente en la industria musical y más de 20 años después es recordada y mantiene algunos misterios. Durante las últimas horas, un testigo confirmó una escalofriante versión que circuló sobre aquella noche, que marcó para siempre a sus fanáticos y a su círculo más íntimo. 

En la década del 2000, Olmos se ganó un enorme reconocimiento dentro del mundo del cuarteto e incluso se decía que era al sucesor de Rodrigo Bueno, quien había fallecido más de dos años antes. Una madrugada, ocurrió lo que nadie esperaba: el músico apareció muerto en su habitación, junto a un arma de fuego. Aunque las primeras versiones aseguraban que se había quitado la vida, más tarde se dijo que se había tratado de un accidente. Más de dos décadas después, un hombre que trabajaba como gerente del hotel contó con lujo de detalles cómo fue aquella noche, en diálogo con Anécdotas, el podcast de Nicolás de Tracy en el que diferentes personas envían sus historias anónimas, y dejó a todos sin palabras. 

El testimonio en primera persona sobre la muerte de Walter Olmos

"Corría el año 2002, yo tenía 26 años y trabajaba como gerente de un hotel en el barrio de San Cristóbal. Los fines de semana el hotel quedaba vacío ya que no es una zona turística ni comercial. Por ese motivo fue que se buscó alguna alternativa para que los fines de semana tengamos ocupación, y qué mejor que dar alojamientos a las bandas de cumbia que venían a tocar del interior del país a CABA y conurbano", comenzó leyendo el conductor del ciclo el texto enviado por el protagonista.

Luego, detalló que el hotel recibía a una gran cantidad de bandas conocidas, como Banda 21, La Barra Trinidad, Los Palmeras, Los Caligari, Miguel Conejito Alejandro, El Negro Videla y muchos otros más. "Era el primer fin de semana de septiembre del 2002, teníamos la reserva de 3 bandas, 70 u 80 personas alojadas con desayuno, almuerzo y cena. Aclaro que cada banda no son solo los músicos que ven en el escenario, sino que viajan los plomos, los choferes, los asistentes sonidistas, iluminadores y managers", explicó.

A las 23 horas, llegó Walter Olmos. "Lo saludo y le entregó las llaves de la habitación que tenemos reservada para él. Consultó el menú, terminó pidiendo una pizza. Cerca de las 23:30 el movimiento era mínimo, ya que habían cenado y la mayoría de los músicos se van a preparar para salir a las 0:00 a los shows, así que comienzo a ordenar todo para poder ir a casa a disfrutar de un asado", continuó.

Mientras estaba ordenando unos papeles en la recepción a punto de retirarse, ocurrió lo inesperado. "Fue ahí donde escucho cómo la conserje que estaba de turno comienza a gritar mi nombre, desesperada, una y otra vez, ya casi sin voz. Lo primero que se me viene a la mente es que aprovechando el movimiento que había, se metió un chorro y la tenían encañonada. Sin dudar, salir de la oficina hacia la recepción y la veo con los ojos desorbitados diciendo: '¡Se mató, se mató!'. Las caras de todos los que estaban era de asombro, estaban paralizados y mudos", siguió contando. 

Al entrar a la habitación de Walter, que estaba con la puerta entreabierta, se encontró con una escalofriante escena. "Abro y veo unos pies descalzos, cruzados, de alguien que estaba recostado en la cama de 2 plazas. Me decido ingresar y cuando veo la escena no lo podía creer, pensaba que era un sueño. Se me cruzaron diez mil cosas por la cabeza. Era Walter Olmos. Salí de la habitación y cerré la puerta con llave. Todos me preguntaban qué pasó, quién era... Nadie podía creerlo", recordó.

Acto seguido, llamó a la policía, mientras los músicos de las otras bandas "comenzaban a salir así como estaban, más de uno en calzoncillos o sin remera", para ver qué era lo que pasaba. "Estábamos todos en shock. Cuando llega la policía les explicó lo que pasó, proceden a chequear si seguía con vida mientras me preguntaban: '¿Es él?'. Confirman que falleció y automáticamente llaman por radio a dar aviso de la situación, por supuesto, informando de quién se trata", siguió.

Minutos después, llegó el personal de criminología, quien le pidió que lo acompañara a la habitación para realizar las pericias. "Me comentaron que es raro que alguien se mate con un calibre 22, ya que al apoyarlo en la cabeza no traspasa el hueso porque la bala no toma velocidad y siempre queda entre el cuero cabelludo y el hueso sin provocar la muerte. Todo esto mientras estábamos con el cadáver en la cama en una habitación de 3 por 3", enfatizó.

Al poco tiempo después, la noticia había llegado a los canales de noticias y miles de fanáticos se pegaron a la puerta del hotel, quienes no tardaron en armar un escándalo. "La calle del hotel estaba cortada por una multitud de gente afuera. Empezamos a pensar cómo retirar el cuerpo cuando llega la novia de Walter, una chica que no era muy querida por las fans y a quien automáticamente se encargaron de culparla de la muerte. En minutos, los fans querían ingresar a golpear a la novia", agregó.

La verdad sobre la muerte de Walter Olmos

Cuando sacaron al cuerpo de Olmos, "la gente se abalanzó hacia los vidrios, parecía que iba a qué iban a explotar y que se venía todo abajo", rememoró. Milagrosamente, los vidrios resistieron la presión de la gente. Entonces, llegaron los músicos de Walter, quienes contaron lo que había ocurrido en verdad. "Ahí nos comentaron lo que sucedió: en la habitación había nueve personas, Walter estaba jugando con la pistola a poner el cargador, cargar el arma, sacar el cargador, sacar la bala de la recámara y gatillar, pero en un momento, falló en uno de los pasos y la bala salió", reveló el testigo.

A la mañana siguiente, el hotel estalló de reservas por parte de periodistas y fotógrafos que querían alojarse para cubrir el tema. "Desde el interior le decíamos que estaba lleno, un fotógrafo de gente me pedía por favor y me ofrecía plata para poder fotografiar la puerta de la habitación, diciéndome que tenía chicos y perdí el trabajo si no conseguía la foto. Fue una locura a la cual no estábamos acostumbrados", cerró el hombre.