La luna es, probablemente, el satélite natural más placentero de apreciar, a 384,400 kilómetros de distancia. Hay días en los que parece más cerca y es más fácil observar y destacar sus detalles. Pero cuál es la razón por la que algunos días pareciera estar más alejada y otros días más cerca y más grande.
La explicación no es tan compleja como puede parecer. La luna orbita alrededor de nuestro planeta siguiendo una trayectoria en forma de elipse, por lo que cada noche está a una distancia diferente de la superficie terrestre. Los días en los que se acerca más, podemos apreciarla hasta un 13% más grande y un 30% más brillante.
Pero no son esos los momentos en los que la vemos más imponente. Y ahí esta la curiosidad: los científicos no tienen claro por qué se produce este fenómeno, que hasta tiene nombre propio, 'ilusión lunar", y suele darse cuando nuestro satélite está más cerca de la línea del horizonte.
La primera teoría
Dos son las teorías más aceptadas para explicarlo. La primera considera que se trata solo de una ilusión óptica, que tiene que ver con que nuestra mente ve los objetos en relación a lo que los rodea. Así, cuando la luna está en lo más alto del cielo parece más pequeña porque no tenemos con qué compararla. Sin embargo, cuando se acerca al horizonte parece más grande, porque la vemos en relación a las casas o los árboles y estos se quedan chicos a su lado.
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El problema es que el fenómeno de la luna gigante también lo aprecian los pilotos de avión, que cuando están en pleno vuelo no tienen con qué comparar la luna.
La otra explicación
Ahí entra la segunda teoría: esta se centra en el proceso mental por el que establecemos la distancia a la que se encuentra un objeto. En general, asumimos que vemos muy grande lo que está muy cerca.
Como percibimos el cielo como una bóveda, pensamos que lo que está arriba está más próximo que lo que se acerca al horizonte. Por eso, nuestro cerebro cree que cuando la luna está más alta es porque tiene su tamaño máximo. Cuando el satélite lunar se acerca al horizonte, nos parece sorprendentemente grande, como si nuestra mente no entendiera por qué no se la ve mucho más pequeña que en lo más alto del cielo.
Son solo teorías y los expertos siguen sin entender muy bien por qué se produce este fenómeno. Lo que sí han descubierto es una peculiar curiosidad: si hacemos la vertical cuando la luna parece enorme, se puede ver del mismo tamaño de siempre. Así que es solo cuestión de cambiar la perspectiva para ver la verdad.