A 40 años del fallecimiento de Julio Cortázar, un 12 de febrero de 1984, Buenos Aires sigue resguardando los secretos y rincones que fueron parte de la vida y la inspiración del escritor. Para quienes aman su obra, recorrer estos sitios es una manera de conectar con su universo literario y personal.
Desde su última residencia porteña hasta los bares que frecuentaba, cada lugar nos cuenta una historia diferente sobre Cortázar y su vínculo con la ciudad y en este artículo te presentamos cinco lugares icónicos de la ciudad porteña que recuerdan el indeleble paso del escritor por nuestro país.
Los 5 lugares de Buenos Aires que recuerdan a Cortázar
La casa de Cortazar en Buenos Aires
La casa donde Julio Cortázar vivió hasta 1937 se encuentra en el barrio de Agronomía, un espacio alejado del bullicio del centro de Buenos Aires. Este lugar, marcado por una tranquilidad que parece no haber cambiado desde la época del escritor, fue su última residencia en la ciudad. Una placa en la fachada del edificio anuncia que allí vivió el creador de los Cronopios y las Famas, y otro letrero menciona su restauración como patrimonio histórico en 2012. La zona, con su ambiente tranquilo y sus calles adornadas con vitraux, inspiró a Cortázar en varios de sus cuentos, incluido el famoso "Casa Tomada".
Los bares de Jazz
El amor de Julio Cortázar por el jazz lo llevó a frecuentar bares donde este género musical era el protagonista. A pesar de reconocerse a sí mismo como un músico frustrado, su pasión por la trompeta y el jazz lo unió a figuras como Jorge López Ruiz. Juntos compartieron ensayos y largas charlas en cafés de Buenos Aires en la avenida Corrientes. Hoy estos lugares siguen siendo puntos de encuentro para los amantes del jazz y de la obra de Cortázar, ofreciendo espectáculos que homenajean su legado y su amor por la música.
La galería Güemes
En el corazón del centro porteño, la Galería Güemes o "Pasaje Güemes" es un edificio art nouveau que capturó el corazón de Cortázar. Este lugar, que une las calles Florida y San Martín, fue protagonista de uno de sus cuentos, "El otro cielo". Cortázar solía recorrer esta galería, fascinado por su arquitectura y su capacidad para conectar dos mundos: el Buenos Aires de 1945 y el París de fines del siglo XX. La galería se convierte en un espacio donde ficción y realidad se entrelazan, demostrando el profundo amor del escritor por su ciudad.
El Luna Park
El Luna Park, emblemático estadio de Buenos Aires, es otro de los lugares significativos para los fans de Cortázar. Conocido por sus peleas de boxeo, este sitio fue frecuentado por el escritor, quien desde su infancia mostró una gran pasión por este deporte. Sus visitas al Luna Park y su admiración por los boxeadores se reflejan en sus obras, donde el boxeo ocupa un lugar especial. Hoy, el estadio sigue siendo un icono de la ciudad, aunque las peleas de box hayan dado paso a conciertos y eventos culturales.
La Escuela que lo vio crecer
El colegio Mariano Acosta fue donde Julio Cortázar pasó su adolescencia y recibió su formación inicial. Con un promedio siempre destacado, este lugar no solo fue un espacio de aprendizaje académico para el escritor, sino también un sitio donde comenzó a forjar su camino literario. La importancia de esta institución en la vida de Cortázar se refleja en su obra y en su desarrollo personal y profesional.