El doctor Rubén Mühlberger fue uno de los principales protagonistas de las noticias en Argentina. Es que, luego de asegurar que poseía el antiviral para combatir el coronavirus, el esteticista fue descubierto en varias maniobras polémicas que fueron siendo develadas poco a poco. Entre ellas, la mismísima Elisa Carrió fue víctima de un episodio revelado por Jorge Rial en Intrusos.
Paola Fuentes es otra de las denunciantes del caso que fue al ciclo de América a dar su testimonio. La mujer, que trabajó como empleada del cuestionado médico, asistió acompañada por el abogado Ignacio Trimarco ya que primero hizo una denuncia en la Justicia y el próximo martes declarará ante la fiscalía.
Según confirmó, Fuentes había ingresado a trabajar al lugar como empelada de limpieza y en pocos días pasó a ser su asistente en las operaciones, siendo "una especie de intrumentista" sin tener conocimientos de enfermería. "Yo preparaba a las pacientes antes de las intervenciones y después lavaba y planchaba las batas. Las liposucciones se hacían en un quirófano improvisado, sin ningún tipo de cuidado. Yo me ponía guantes para protegerme, de los comunes", contó.
"Cuando se ponían impacientes, el doctor me pedía que les diera un té. Sabía que tenía algo y después me enteré que era clonazepam . Yo era la encargada de hacer el té y también ponerle las gotitas, según me decía el doctor. Y también iba a la farmacia a comprar el clonazepam. No había anestesistas en la clínica: el tecito era la anestesia. Tampoco había equipo de resucitación", aseguró.
En la misma línea, también contó que estuvo presente en el procedimiento estético que se realizó Carrió, un lipoláser. "Venía con sus custodios de seguridad y también la hacían esperar. Taomó el té con clonazepam antes de la intervención, para que se durmiera. Nadie se quedaba para recuperase, sólo se les daba un té con azúcar y un platito de frutos secos. Hubo gente que supe que chocó después de irse, seguramente por el té", finalizó la mujer.