Una nueva teoría sobre el meteorito que extinguió a los dinosaurios puede cambiar la historia

Los nuevos cálculos de unos investigadores de la Universidad de Harvard sorprenden a la comunidad científica.

17 de febrero, 2021 | 12.53

El impacto del meteorito de Chicxulub fue, según los expertos, el impacto más grande que cambió la historia de la Tierra para siempre y provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años. La caída del astro hizo que el 75% de las especies vivientes desaparecieran de la faz del planeta. Pero lo conocido hasta ahora puede cambiar de acuerdo a una nueva teoría. 

Según la revista Nature, una nueva hipótesis de de la Universidad de Harvard arroja nuevas teorías sobre el evento que cambio la historia de la Tierra para siempre. Hasta hoy, los expertos coinciden en que el meteorito de Chicxulub provocó un impacto tan catastrófico en el planeta que terminó con la vida: en la actualidad se puede ver un cráter de 180 kilómetros de diámetro y 20 de profundidad. Después de simulaciones gravitacionales, una fracción significativa de un tipo de cometa, originado en la nube de Oort, se desvió de su ruta orbitacional debido al campo gravitacional de Júpiter. Y es cuando sucedió ese impacto tan decisivo en la historia de la Tierra.

La fuerza desvió el cometa hacia el Sol y lo rompió en miles de pedazos. Esos cometas denominan a esos fragmentos "rumiantes solares" que tardan hasta 200 años en orbitar al centro de nuestro sistema solar. 

Una nueva teoría sobre el meteorito que extinguió a los dinosaurios

"Lo importante no es tanto que se derritan, que afecta relativamente poco a la masa total, sino el hecho de que, al estar tan cerca del sol, la parte más próxima del cometa es sometida a una mayor fuerza de atracción gravitacional que la que está más alejada, lo que genera una fuerza de marea", detallan los expertos Avi Loeb y Amir Siraj.

Los cálculos de ambos científicos sugieren que la probabilidad de que cometas de periodo prolongado impacten en nuestro planeta es de "un factor de en torno a diez", al tiempo que indican que hasta el 20 % de éstos se convierten en "rumiantes solares, en línea con los estudios de otros astrónomos.

"Lo que exponemos es que, si rompes un objeto cuando está cerca del sol, esto puede dar lugar a una serie de eventos apropiados y también el tipo de impacto que acabó con los dinosaurios", subraya Loeb.

La evidencia encontrada en el cráter Chicxulub sugiere que la roca estaba compuesta de condrita carbonosa. La hipótesis de Siraj y Loeb también podría explicar esta composición inusual.

Una teoría popular sobre el origen de Chicxulub afirma que el impactador se originó en el cinturón principal, que es una población de asteroides entre la órbita de Júpiter y Marte. Sin embargo, las condritas carbonáceas son raras entre los asteroides del cinturón principal, pero posiblemente están muy extendidas entre los cometas de períodos prolongados, lo que proporciona un apoyo adicional a la hipótesis del impacto cometario.

Otros cráteres similares muestran la misma composición. Esto incluye un objeto que golpeó hace unos 2.000 millones de años y dejó el cráter Vredefort en Sudáfrica, que es el cráter confirmado más grande en la historia de la Tierra, y el impactador que dejó el cráter Zhamanshin en Kazajstán, que es el cráter confirmado más grande en el último millón de años. Los investigadores dicen que el momento de estos impactos respalda sus cálculos sobre la tasa esperada de cometas interrumpidos por las mareas del tamaño de Chicxulub.

Siraj y Loeb dijeron que su hipótesis puede probarse estudiando más a fondo estos cráteres, otros como ellos e incluso los de la superficie de la luna para determinar la composición de los impactadores. Las misiones espaciales de muestreo de cometas también pueden ayudar.

Además de la composición de los cometas, el nuevo Observatorio Vera Rubin en Chile puede observar la interrupción de las mareas de los cometas de largo período después de que entre en funcionamiento el próximo año.

“Deberíamos ver fragmentos más pequeños que llegan a la Tierra con mayor frecuencia desde la nube de Oort”, dijo Loeb. “Espero que podamos probar la teoría teniendo más datos sobre cometas de períodos prolongados, obtener mejores estadísticas y tal vez ver evidencia de algunos fragmentos”.

Loeb dijo que comprender esto no solo es crucial para resolver un misterio de la historia de la Tierra, sino que podría resultar fundamental si tal evento amenazara al planeta. “Debe haber sido una vista increíble, pero no queremos volver a ver eso”, dijo.