La calima, un fenómeno meteorológico que trae consigo polvo en suspensión desde el continente africano, despertó preocupación en España en los últimos años, incluso entre los dueños de vehículos si se produce la llamada "lluvia de sangre".
Este fenómeno, además de empeorar la calidad del aire, puede generar problemas respiratorios, especialmente en grupos vulnerables. Cuando este polvo se mezcla con una masa de precipitaciones, surge lo que coloquialmente se conoce como "lluvia de sangre".
De acuerdo a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), se espera un tiempo anticiclónico estable en la mayor parte de dicho país europeo, con cielos nubosos o nubes altas para este fin de semana. Pero alertaron que la lluvia embarrada, producto de la mezcla de polvo y agua de lluvia, puede tener un impacto considerable en los propietarios de vehículos. La suciedad resultante puede adherirse a la carrocería, las ventanas y los faros del vehículo, lo que no solo afecta su aspecto visual sino que también puede causar daños si no se realiza una limpieza adecuada.
En este contexto, es fundamental llevar a cabo una limpieza exhaustiva del automóvil después de que ocurra este fenómeno. La acumulación de arena y polvo con el tiempo puede provocar corrosión y otros problemas en la superficie del vehículo.
La Aemet advirtió que incluso en zonas donde no se espera una intensa lluvia de sangre, las precipitaciones podrían contener residuos de polvo, lo que significa que los propietarios de vehículos deben estar preparados en todo momento.
Qué es la "lluvia de sangre"
Las lluvias de "sangre" básicamente son lluvias acompañadas de depósitos de barro. Este tipo de precipitaciones se producen normalmente por la fusión de una borrasca o área de bajas presiones con la calima, que son partículas de polvo o arena (entre otras) que se encuentran en suspensión.
En este caso, se combina en España una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) con arena procedente del Sahara. Las partículas de arena se agregan a las gotas de agua, lo cual les otorga un color rojizo. Además, cuando la lluvia se seca, puede quedar sobre las superficies una fina capa de arena que conserva el color.
"Básicamente, este curioso fenómeno se produce por la mezcla de la lluvia con polvo en suspensión. Cuando el agua y el polvo se mezclan dan lugar a barro, que, dependiendo del tono de la arena, puede ser de color rojizo", explicó la meteorólogo Mar Gómez.
Este polvo en suspensión suele proceder de grandes desiertos como el del Sahara, ubicado en el norte de África, en el que se levantan toneladas de arena que viajan a través de la atmósfera y llegan hasta diferentes zonas del planeta, según precisó la especialista.