La Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la ONU, confirmó que se cerró el agujero en la capa de ozono que había sido detectado en el Ártico, hecho que no se registraba desde 2011
"Los niveles de reducción de ozono fueron peores que los detectados en 2011, pero ya se volvió a la normalidad, debido a factores meteorológicos, y el agujero se cerró", detalló en conferencia de prensa Clare Nullis, portavoz de la organización.
Sin embargo, Nullis descartó cualquier relación entre los cambios registrados y la reducción de emisiones contaminantes producto de la cuarentena que atraviesa gran parte de mundo para combatir el coronavirus. Según los expertos, la anomalía estuvo fue consecuencia del mantenimiento en al atmósfera de sustancias perjudiciales para la capa de ozono, al que se sumó un invierno particularmente frío en la estratósfera.
La capa de ozono estratosférica funciona como protección contra la radiación ultravioleta para la vida en la tierra. Su reducción es habitual durante la primavera austral antártica, pero no es tan común en el ártico. Las temperaturas mínimas en el Ártico suelen ser menores que en la Antártida. Sin embargo, la presencia de potentes vientos alrededor del polo norte provocaron que el aire frío quedara atrapado, en un fenómeno conocido como vórtice polar. La pérdida de este gas alcanzó el 30% en la vertical del Polo Norte, con temperaturas por debajo de -80 grados.
El agujero de la capa de ozono de la Antártida se ha intensificado en las últimas décadas como consecuencia de las emisiones industriales de gases que atacan el ozono de la misma. El protocolo de Montreal de 1989 prohibió estos compuesto y logró una importante disminución, aunque el fenómeno continúa provocándose.