Durante la tarde del jueves, el cielo de Santiago del Estero se volvió multicolor para sorpresa de muchos santiagueños. El color blanquecino de las nubes, que se produce por la luz blanca del sol que se difunde en ellas, dio paso a una particular gama de pasteles que llamaron la atención de quienes no tienen asimilados determinados fenómenos ópticos.
El color de las nubes, a través de los tiempos, sirvió a los pobladores de distintas zonas para interpretar fenómenos de la vida cotidiana. Por ejemplo, los esquimales, según la coloración de las nubes, pueden encontrar agua libre para navegar sus canoas mientras se deshiela el Ártico. Los navegantes polinesios en la antigüedad podían reconocer dónde había tierra firme gracias a la coloración del cielo.
Es común escuchar el pronóstico de que va a llover cuando las nubes toman un color gris más oscuro. Pero no es común ver nubes en tonalidades tan diferentes como las que se observaron en Santiago del Estero. El fenómeno ocurrido en la provincia argentina tiene una definición dentro de la ciencia y se lo conoce como "nubes iridiscentes".
¿Qué son las nubes iridiscentes?
Se trata de un fenómeno óptico meteorológico mediante el que se pueden ver colores similares a los que se pueden encontrar en manchas de nafta, alquitrán o aceite en superficies de agua. Son el resultado de la difracción de la luz solar a través de pequeñas gotas de agua o cristales de hielo que componen a las nubes, al desviar los rayos del sol de forma individual.
Para que se produzca este particular efecto óptico las nubes tienen que ser finas para que la mayoría de los rayos de luz incidan solo en una gota. Es por esto que la iridiscencia se puede observar en los bordes de las nubes o en nubes semitransparentes. No es un fenómeno meteorológico común de ver, por lo que los santiagueños pueden sentirse afortunados de haber podido presenciar esta particular, y hermosa, imagen.