A un año de la muerte de Gerardo Rozín, Carmela Bárbaro compartió las líneas de despedida que escribió el reconocido conductor rosarino cuando fue diagnosticado por un tumor cerebral maligno. El texto fue publicado en las redes sociales de la periodista, pero el hecho de hacer públicas estas palabras fue consensuado con Mariana Basualdo (última pareja de Rozín) y sus respectivos hijos, Elena y Pedro.
La repentina muerte de Gerardo Rozín sorprendió a muchísima gente, ya que era un personaje muy querido de la televisión. En el primer aniversario del triste hecho, los hijos del recordado periodista junto con sus respectivas madres (Carmela Bárbaro y Mariana Basualdo) compartieron las sentidas palabras que el rosarino escribió cuando fue diagnosticado, solo un año antes de su partida. "Todos los días pensamos en Gerardo: su ausencia ocupa mucho lugar pero también su recuerdo es una compañía verdadera", publicó Bárbaro en sus redes sociales, donde también agradeció el apoyo y cariño que reciben.
La carta completa de Gerardo Rozín
Paso a decir:
Paso a decir que me voy contento. Que tengo una hija de diez y un hijo de veinte, y me estoy por morir sabiendo que les dejo la seguridad de que fueron amados. Muy amados. Tienen valores para abrazar y para discutir, pero no arrancan sin ideas. Es un montón . Hemos sido gente de reir mucho, disfrutamos de la ironía y no del sarcasmo. Nos quedaron muchas gracias por hacer juntos, pero se sabe que estas despedidas dejan espacios vacíos.
Estoy sonriendo. Lloré siempre, pero frente a lo inevitable, lo que llegará en poco tiempo, no me siento con derecho a la queja.
No es que no reconozca mis defectos sino que errores comete todo el mundo y siento de estuve más en el equipo de los buenos que en el los otros. Tengo algunos orgullos: en la televisión comercial pude hacer ciclos vinculados a los derechos humanos sin que nadie me lo pidiera, buscando esos espacios en la nube del entretenimiento. Y creo que produje algunos momentos emocionantes y graciosos.
Amé de verdad a las parejas que tuve. Y tuve el don de hacer reír mucho a mis amigos. No soy creyente, no me llevo nada, pero les dejo las carcajadas que les arranqué. Soy una de las personas que más los ha hecho reir. Es otro de mis grandes orgullos.
Puedo agregar algunos chistes al respecto pero ciertamente no estoy de humor. Perderlas y perderlos me duele tanto como saben.
Si alguien me extraña en cualquier canción rosarina o uruguaya, en el saxo de Charles Lloyd , en Bowie o en la fe que canta Montaner me van a encontrar. Siempre.
Crecí en los ochenta y me siento obligado a expresar algunos principios una conducta muy en boga por aquellos años: soy judío, socialdemócrata y de central. Ah, en Qué bello es vivir siempre los estoy esperando para compartir una película juntos. Igual, si ven que no aparezco, arranquen a verla ustedes.
Poco para agregar, más por falta de tiempo que de ideas. Digamos que hemos compartido tres temporadas muy decentes y que soy feliz por irme sabiendo que las que producirán ustedes serán aún mejores.