Esta semana, Fede Bal se ensañó con Boy Olmi con un inesperado "palo en la rueda" que dejó al querido actor, una vez más, en la cuerda floja. Utilizando su beneficio de medalla de plata, Bal perjudicó a Boy asignándole para que cocine una docena de empanadas litoraleñas. A pesar de la jugada sucia, el esposo de Carola Reyna no guardó rencores con el hijo de Carmen Barbieri aunque sí fue duro con las devoluciones del jurado. "Te miran con un rigor que no es justo, te pueden decir cosas que son hirientes, ofensivas o violentas", arremetió.
"Fede es inocente de toda culpa, él está jugando el juego y la propuesta del palito en la rueda es lo que trae el programa cuando le da esos privilegios o beneficios que te pone la medalla", arrancó Olmi, en diálogo con "Por si las moscas" (La Once Diez), contando su experiencia en el reality de gastronomía. Y agregó: "A mí no me gusta esa parte y me ha tocado tener que complicársela a alguien. Más que ganar o perder yo quiero generar un clima amigable y constructivo. Mi permanencia en este programa tiene que ver con el placer".
Sobre sus objetivos en "MasterChef Celebrity" aseguró: "A lo mejor viajé más, experimenté más por mi edad, comí en más lugares raros en el mundo... Pero no tengo la sensación de que pueda llegar a una final, tengo que estar en el programa mientras la pase bien, no con el objetivo de ganar, no me planteo llegar a costa de cualquier cosa. Yo siento que las diferencias entre nosotros nos dan ventajas y desventajas. Entre nosotros hay muchos que estudiaron y estudian cuando llegan a sus casas. Yo no lo hago, no tengo tiempo ni ganas. Voy con la impronta de lo que puedo y hasta donde llego. Mi calma es una herramienta para protegerme de las cosas que me incomodan".
El momento más álgido de la entrevista fue cuando se animó a revelar qué cosas no le gustan de la competencia y disparó con firmeza hacía el jurado: "Hay tres cosas que me generan tensión. Una la de ir al mercado tres minutos, que para mí en la vida real es algo disfrutable. El segundo tiene que ver con el tiempo de duración en la cocina porque tenés en reloj y además alguien que te apura. El tercer momento de tensión es el de someterte a un jurado que te mira con un rigor que no es justo, te pueden decir cosas que son hirientes, ofensivas o violentas".
"Ellos tienen mucho humor, son divertidos y tienen mucho conocimiento desde que lo dicen. El programa es amable, pero tiene un nivel de adrenalina muy fuerte y eso está logrado por las emociones que nos provocan. Todos tenemos que estar atentos como participantes y el público a que nadie tiene que tolerar algo violento porque no te salió bien algo con todas esas limitaciones", concluyó.