“Ser flogger es como ser un rockstar”, señaló Coqi D’ursi, 30 años, mirada pícara y ojos que muestran emoción ante la evocación de sus años de popularidad en los medios, y el impacto que tuvieron en su vida la irrupción de Fotolog y los floggers como espacios de pertenencia para alcanzar el mote de influencer cuando el término recién empezaba a usarse en la cultura popular.
“Tendría que haber sido más vivo con algunas decisiones, se aprovecharon mucho de mí. Si hubiese tenido a mi lado algún adulto responsable, hoy por ahí tendría una casa. No hubo nada de eso pero me conformo con todo el amor que me dieron los fans”, remarcó en diálogo con El Destape, el joven que tuvo fama, cientos de seguidoras a sus pies, la posibilidad de viajar por el país y de estar en la televisión y hoy elige para su vida un camino alejado de lo mediático pero sin perder el contacto con el arte, disciplina que encara como florista, maquillador y pastelero.
- ¿Cómo llegás a Fotolog?
Fui adolescente en un momento donde recién aparecían páginas web como Fotologs de Terra, me acuerdo, MetroFLOG y MSN ya se usaban. Yo tengo una hermana más grande y otras amigas que estaban muy enganchadas y entré por ahí, terminó gustándome. Subía muchas fotos y tenía algunos seguidores, pero no dejaba de parecerme un experimento raro. De ahí a saltar a la popularidad la verdad es que no hubo una transición marcada: ya ahí era muy amigo de Cumbio (Agustina Vivero), su hermano trabajaba como productor de Policías en acción, donde estaban preparando un especial flogger porque estaba dándose un proceso de revolución entre los floggers tras la primera juntada en el Abasto, organizada por Agustina. El especial de televisión salió y les gustó mucho lo que hice, o como me desenvolví, porque después explotó todo.
- ¿A Cumbio la conociste en…?
Por amigos en común. En un cumpleaños que había festejado Agustina, fuimos con algunos floggers bastante populares y pegamos buena onda. Nos agrupaba un poco eso y el tema de la cantidad de seguidores que consumían nuestras publicaciones…yo llegué a tener 100 mil, que es un montón si pienso la edad que tenía.
- ¿Qué tipo de contenido subías a Fotolog?
Fotos de mi cara. Fotolog era, básicamente, Instagram. Uno subía fotos y la gente podía comentar, no había otra actividad. Podías subir cierta cantidad de fotos por día y había cierta cantidad de comentarios, creo que eran 200 a menos que fueras Gold. Al ser reconocido, la gente tenía que apurarse si quería comentarte la foto y entonces vos avisabas a qué hora ibas a publicar.
- ¿Qué te sedujo de los floggers para sentirte parte?
Siempre pienso y escucho las respuestas de otros floggers que sí tienen muy definido cómo se convirtieron en parte de esta tribu urbana. Yo no lo tengo muy en claro, pero sé que la pasé muy bien porque sino me hubiese ido y adoptado otra moda. En mi caso, más que el look característico del pelo largo -algo que siempre quise tener porque de chiquito me pelaban-, no tenía mucha esencia de flogger: no bailaba electrónica y tampoco salía tanto al Abasto. A mí me gustaba el pop y vestirme con ropa de mi hermana. Pero el estilo me terminó seduciendo, saber que te estás apropiando de una moda y que vos sos ella es genial. Del lado de mis padres tampoco hubo control ni condicionamiento alguno, siempre fui muy independiente en torno a mis elecciones.
- ¿Cómo estaba compuesta tu familia en ese momento?
Tengo una familia super disfuncional: padres separados y humildes, papá no existió en mi época de flogger y mamá hacía lo que podía. Además, tenía que ayudar con la crianza de mi hermana más chica. La mayor parte de las cosas en ese momento de adolescencia las hice solo y eso me convirtió en una persona muy tímida.
- ¿Ser un flogger reconocido destrabó parte de esa timidez?
Todo lo contrario. De hecho, nunca me gustó el hecho de sentir cierta presión, todo el tiempo, desde aquel entonces, cuando me seguían cientos de chicos y chicas. No sabía si algunas personas se acercaban a mí por confianza o por interés, eso es muy difícil de procesar para un adolescente. Hoy, la gente que me reconoce en la calle me pregunta si después del boom de los floggers seguí en el rumbo del arte o en la tele y la verdad es que mi camino fue totalmente diferente. Llegó un momento en el que no quise juntarme con tanta gente…ahí cerca nos peleamos con Agustina y me alejé de los grupos donde estaba, porque no podía tener una vida normal.
- ¿Por qué te peleaste con Agustina “Cumbio”?
Ella tenía otra forma de vivir su momento, tenía más exposición y quería ser más protagonista. Lo que nos distanció fue su ego y que pensábamos diferente en las formas de tratarnos.
- ¿Limaron asperezas?
De grandes. Nos cruzamos una vez y nos saludamos, desde esa pelea nunca más volvimos a hablar. Yo la sigo en las redes, le comento todo y me pone muy feliz saber que le va bien, pero las amistades van y vienen en la vida. Quedan los recuerdos.
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- ¿Qué pasa por la cabeza de un adolescente que se hace adulto a temprana edad, en medio del coqueteo con la fama?
Tardé en ser consciente de ese salto repentino, vivía el día a día. Era chiquito pero estaba en pareja y mi vida era ir de los boliches a los tours por el país o a desfilar y hacer el programa de televisión Floggers TV y luego volver a la casa de mi novio, donde mirábamos películas y jugábamos videojuegos. Empecé a trabajar de forma profesional a los 14 años, antes de eso hacía changuitas: iba a la Iglesia y repartía los domingos el diario por el barrio, le cortaba el pasto y hacía arreglos en las casas de los vecinos para juntar unos pesos y ir al ciber a usar la compu. Es chistoso pensar que me hice famoso como influencer sin computadora propia.
- En el medio ibas a la escuela.
Sí, y ese fue un capítulo heavy porque me notaban lo amanerado y sensible, y por eso sufrí bullying y discriminación. Me crié entre mujeres y tomaba modismos de mamá para relacionarme con el resto de las personas. Recién a los 18 años me di cuenta de que era gay, antes tuve un novio, a los 14, pero me consideraba bisexual y aún vivía en mi cabeza la fantasía de tener una familia con hijos propios en algún momento. No quería asumir que no me interesaban las mujeres. Lo bueno es que nunca tuve que salir del closet ni con mi familia ni con nadie, porque era muy obvio que soy puto (risas). Luego, en los años de mayor exposición como flogger me fui de la escuela y luego la retomé.
- Hablemos de tu pelo.
Sí, no me crece más (risas). Me encantaría tenerlo largo de nuevo pero no es algo que estuviera sucediendo. No reniego de eso, pero me estoy quedando calvo, es la realidad. Lo bueno es que mientras tuve pelo lo disfruté mucho.
- ¿Qué imagen tenían los medios de la época de los floggers?
¡Nos demonizaban! Se decían muchas mentiras sobre la cultura flogger y nos trataban de jóvenes que no tenían idea de nada, que estaban al pedo, que se peleaban y no estudiaban. Peleas entre floggers y emos hubo poquísimas, fue más el caldo mediático que ciertos programas incentivaron. Me acuerdo de una entrevista que hice en el programa Floggers TV, cuando le pregunté a un señor en la calle ‘¿y usted qué piensa de los floggers?’ y me dijo en la cara que éramos una “manga de descerebrados”. Así pensaban.
De pronto todo ese tratamiento mediático asustaba a los padres y nosotros no éramos más que adolescentes tratando de generar espacios de pertenencia y amistad. Por eso me pone muy feliz cuando aún hoy me llegan comentarios de chicos que me seguían en esa época y te dicen cosas como ‘gracias a vos pude asumirme como gay’. Es un montón y ahí dimensionás la responsabilidad que tuviste en ese momento histórico y como pudiste cambiarle la vida a alguien para mejor, perteneciendo a una tribu urbana que hizo mucho por acoger a las personas diversas.
- ¿Cuál fue el punto más alto de tu paso por los medios?
Sin dudas haber podido co-conducir un par de emisiones de Los 10 más pedidos, de MTV. Era mi sueño desde chico cuando lo miraba por la tele. También el llamado que me hizo Susana (Giménez) y haber podido participar en El muro infernal, con Marley, fueron momentos muy divertidos.
- ¿Por qué te fuiste de la televisión?
Me alejé porque me sentí intimidado, crecí y no me hallaba con que todo el mundo me reconociera. Me daba vergüenza, no por lo que fui sino por lo que generaba cuando iba a un lugar, habiendo pasado mucho tiempo del boom flogger, y me pedían una foto. Ya era más cerradito, no me gusta llamar la atención.
- ¿Volverías a la televisión?
Podría ser. Habría que ver donde encajo. Si se da, me gustaría que fuera desde un lugar divertido, en una radio o en un podcast.