El espacio exterior continúa entregando novedades sorprendentes en los últimos meses y ahora, según predice un mapa panorámico, todo indica que la Vía Láctea chocará con otra galaxia, la Gran Nube de Magallanes, dentro de aproximadamente 2 mil millones de años. Una estela de estrellas, agitada por una pequeña galaxia, protagonizaría esta colisión y hasta puede llegar a ofrecer nuevas pruebas sobre las teorías de la materia oscura.
El estudio que publicó la prestigiosa revista científica británica Nature este mismo miércoles ha empleado datos desde 2009 hasta 2018 de la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea (ESA). Y también del telescopio Neowise de la NASA, para trazar ese mapa de la región más externa de esta galaxia, que se conoce como "halo galáctico" y está escasamente poblado de estrellas.
Sin embargo, los expertos creen que puede contener una gran reserva de materia oscura, una sustancia aún desconocida que constituiría la mayor parte de la masa del Universo pero de la que, hasta ahora, solamente se han detectado sus efectos gravitacionales. La investigación que han dirigido algunos astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (Estados Unidos) revela que una pequeña galaxia llamada Gran Nube de Magallanes (GNM) "ha navegado a través del halo galáctico de la Vía Láctea como un barco a través del agua, creando una estela de estrellas detrás de ella".
Este resultado podría tratarse de una especie de andamiaje sobre el que se construyen las galaxias, de tal manera que sin ellas saldrían volando al girar. Ello hará que la órbita de la "galaxia enana" sea cada vez más pequeña hasta que finalmente choque con la Vía Láctea dentro de unos 2 mil millones de años.
Qué es la Vía Láctea
Se trata de una galaxia espiral barrada en la que se encuentra el sistema solar y, a su vez, la Tierra. Según las observaciones, posee 10¹² masas solares y su diámetro medio se estima en unos 200.000 años luz o 12.648 millones de unidades astronómicas.
Cuál es la función de la Vía Láctea
Ella gira, pero sus estrellas, planetas y demás componentes no lo hacen a la misma velocidad o en idéntica dirección porque depende de la distancia a la que se encuentren del centro: a mayor cercanía, más rápido ocurre. El Sol y otras estrellas aproximadas se mueven a cerca de 220 kilómetros por segundo.